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El FMI “corre el arco” y en la Rosada escupen bilis

El Gobierno salió ayer a replicar al portavoz del Fondo, Thomas Dawson. Empezó Reutemann y lo siguieron el jefe de Gabinete Atanasof y el ministro del Interior, Matzkin. El único diplomático fue su par Roberto Lavagna.

“Tenemos la sensación de que nos van corriendo la raya. Llegamos a la raya y la corren otro poco.” Carlos Reutemann fue el único que ilustró con una figura deportiva la constante postergación de un acuerdo con el Fondo Monetario. Pero esa sensación no se apoderó sólo del gobernador de Santa Fe sino de todo el gobierno nacional, que ayer no pudo ocultar su enojo con los constantes reparos del organismo internacional.
El disparador de la bronca fueron las tempranas declaraciones del portavoz del FMI, Thomas Dawson. “Es importante, sea cual sea el acuerdo que se alcance, que se aplique”, señaló el norteamericano. La traducción no fue complicada: los 12 puntos comprometidos en un pacto con la mayoría de los gobernadores, en línea con las exigencias del organismo internacional, por ahora es sólo un papel con buenas intenciones.
Por si quedaban dudas, Dawson recordó que ya en abril los gobernadores habían suscripto un compromiso escrito que nunca se cumplió y que preveía ajustes provinciales. “Eso –dijo el burócrata– hace la situación, desde luego, más compleja.”
El “bendito” acuerdo que se iba a alcanzar en junio, después en julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre, y ahora quién sabe cuándo, ya no parece ser ni siquiera la zanahoria que mueve al Gobierno hacia una meta segura. En alguno de esos meses, Eduardo Duhalde también ilustró su bronca con una figura deportiva. “Cada vez que estamos por hacer un gol nos mueven el arco”, dijo.
El Presidente ayer directamente no habló. Pero dejó que varios de sus ministros expresaran su bronca. El más subido de tono fue Jorge Matzkin.
“Hay momentos en que actitudes de algunos funcionarios del FMI nos llenan de hartazgo, hasta a los más pacientes”, dijo el ¿paciente? ministro del Interior.
Pero no se quedó ahí. “Hasta la imaginación se les debe estar acabando a estos señores”, ironizó Matzkin, sobre los interminables diez meses de negociaciones que se mantienen con el FMI.
Algo similar expresó Alfredo Atanasof. “Esperamos que no se encuentren más excusas” para un entendimiento con el FMI y destacó que ahora “Argentina está preparada para un acuerdo serio y razonable”, dijo el verborrágico jefe de Gabinete.
Nadie llegó, sin embargo, a aquel exabrupto del Presidente, dirigido al secretario del Tesoro norteamericano, Paul’O Neill, cuando tiempo atrás derramó la indiscutible frase de salón “no hay pistola (sic) que le venga bien”.
El toque diplomático, en todo caso, fue potestad de Roberto Lavagna. Si bien el ministro de Economía no dudó ayer en señalar que el rol de los organismos multilaterales tiende a profundizar en vez de solucionar la crisis del país, paso seguido aseguró que el respaldo político de los gobernadores es “una condición necesaria” aunque “no suficiente” para poder avanzar en el diálogo.
En la prudencia también incidió un dato no menor: hace apenas unos días el Ejecutivo decidió incumplir un pago millonario al Banco Mundial (sólo abonó los intereses del mismo), lo que le impide recibir más préstamos y coloca al país al borde del cese de pagos con los organismos multilaterales de crédito.

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Duhalde ya se había quejado amargamente por las dilaciones.
 
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