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¿Alianza de clases a la cacerola?

Los vecinos de la clase media porteña recibieron con los brazos abiertos a los desocupados de la provincia. Hace unos meses, hubiera sido imposible. ¿Es un cambio de época? ¿Ha nacido una alianza entre clases? ¿Puede existir, a futuro, una política común entre clase media en descenso y desocupados? Horacio González, Artemio López, Fortunato Mallimaci y Rosendo Fraga analizan el nuevo escenario.

Horacio González
sociólogo:

“El destino de la Argentina deberá tener el sello promisorio de una nueva mancomunión social que está apenas insinuada y cuyas dificultades están a la vista. En primer lugar veo una dificultad autobiográfica: el padecimiento de sectores enredados en la expropiación financiera no es el mismo que los que perdieron sus medios básicos de subsistencia. En segundo lugar, una dificultad vinculada a la memoria colectiva: la autoconciencia del ahorrista o del comerciante empobrecido es de desconexión con las mediaciones políticas, mientras que los sectores castigados por la quiebra del mundo laboral se expresan con energía sistemática pero preservan un lenguaje de reivindicación específica frente al Estado. En tercer lugar, una dificultad simbólica: los utensilios y estilos que componen los iconos de cada movimiento (cacerola: la urgencia; piquete: la sorpresa) son heterogéneos. Hacer política hoy en la Argentina es imaginar cómo se resuelven esas dificultades. Es necesario lo que Platón llamaba un ‘tejer maravilloso’ para que todas estas diferencias se enhebren en una nueva vivacidad del pueblo argentino.”
Fortunato Mallimaci
sociólogo
“El desafío de poder englobar la protesta de quienes piden políticas sociales y planes de empleo con quienes piden el reintegro de sus ahorros es valioso. Pero la realidad nos está mostrando que estamos lejos. Hace falta mucha más movilización, más marchas y, sobre todo, crear confiabilidad entre sectores que hasta hace días estaban enfrentados. La experiencia más grande en ese sentido fue el Frente Nacional contra la Pobreza (Frenapo). Se necesita tiempo, pero el tiempo no corre igual para ambos sectores, el tiempo de la clase media es el de aquí, ahora, poseer, consumir, y el de los sectores más postergados es más de largo plazo. Ojalá las cacerolas, los bombos, las manos y los pies se unifiquen para pedir que no haya familias que pasen hambre en Argentina, pero eso implica construir otro sistema social. Hay un intento de quienes más se movilizan en las asambleas de sumar, pero también se escuchan voces disonantes que no quieren juntarse con los desocupados o trabajadores por miedos históricos. Si bien se ha quebrado la hegemonía neoliberal, no ha nacido otra de solidaridad. Eso es algo que falta construir.”
Artemio López
sociólogo. Consultora equis
“Desde mediados de la década del setenta todos los sectores sociales han hecho una transferencia de ingresos hacia la cúpula de la pirámide social. Es decir, que desde el punto de vista del proceso económico, la alianza entre los sectores medio bajo y bajo –los piqueteros– y el sector medio pleno es válida. Los dos son víctimas en la misma magnitud. Pero para lograr la unidad de acción hay que resolver cuestiones de trayectorias culturales y políticas que podrían distanciarlos, esto es, la tendencia a una politización de forma más tradicional de parte del movimiento piqueteros y el rechazo, a veces abusivo, a toda forma de política de parte de los caceroleros. Si bien la alianza puede ser coyuntural, los dos sectores que convergen tienen un destino común a mediano y largo plazo. Más allá del corralito, hay un proceso generalizado de empobrecimiento y pérdida de empleo de los sectores medios –seis de cada diez pobres provienen de la clase media– que no va a ser resuelto a corto plazo.”
Rosendo Fraga
director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría
“La inédita crisis política, económica y social que hoy vive la Argentina ha generado una coalición social que nunca antes se había dado en el país. Es así como sectores populares y marginados, hoy representados por los piqueteros, convergen con los caceroleros, que son la expresión de laclase media e incluso la media alta. El polémico corralito ha sido el detonante de esta coalición social inédita, que pone en jaque a la clase política tradicional ya que ninguna fuerza tradicional puede representar la complejidad del fenómeno. El tiempo dirá si se trata de un fenómeno circunstancial o de un cambio estructural, pero sin lugar a dudas es un síntoma de la gravedad de la crisis argentina que no ha dejado sector por afectar. También es una señal de que el país puede estar en puertas de un reagrupamiento político de fondo, como los que tuvieron lugar en 1880, 1616 y 1946, cuando llegaron al poder Roca, Yrigoyen y Perón, dando origen a los tres movimientos políticos más relevantes de la historia argentina.”

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