EL PAíS › SUBASTAN CARTAS ESCRITAS POR EL GENERAL ENTRE 1955 Y 1966

La herencia inédita de Perón

El remate incluye documentos, ropa y pertenencias de Evita. La correspondencia de Perón desde el exilio revela su relación con distintos factores de poder y, entre otras cosas, que dependía de que le giraran 1500 dólares cada tres meses para pagar sus gastos.

Al entrar en la pequeña oficina del empresario Mario Rotundo en el centro porteño, lo primero que llama la atención es la cantidad de objetos apiñados en los estantes y paredes: todos relacionados con la figura de Juan Domingo Perón. “Tenemos dedicatorias de discos, de libros, regalos que le hicieron personalidades de todo el mundo, hasta elementos que pertenecieron a Juana Sosa, su mamá”, se enorgullece Rotundo mientras prende el primer cigarrillo de la tarde. El único elemento de la sala relacionado con el siglo XXI es el monitor LCD, que mira cada tanto para chequear el inventario: lo demás es una versión en miniatura de un museo peronista.

Esta es la sede porteña de la Fundación por la Paz y la Amistad de los Pueblos (Funpaz), que Rotundo preside. Fundada en 1986, la organización remata todo tipo de objetos históricos que pertenecieron al líder o, de alguna manera, se relacionan con él. “Esta última tanda de subastas tiene de todo –agrega el subastador–. Ropa, documentos inéditos, correspondencia desde Puerta de Hierro, elementos de Evita que se fueron recuperando...” No obstante, las estrellas excluyentes del remate que comenzó en marzo son una serie de cartas inéditas escritas por Perón en su exilio en Panamá, República Dominicana, Venezuela, Paraguay y España, fechadas entre 1955 y 1966. “Toda esta correspondencia permite ver su relación con los distintos factores de poder desde la clandestinidad, así como el agradecimiento a los amigos que lo ayudaron.” El aspecto más novedoso de los documentos, afirma Rotundo, es la manera en la que muestran la precariedad económica del líder en los años que siguieron a su derrocamiento. “El General dependía de que le giraran 1500 dólares cada tres meses para pagar los gastos. Es algo inédito –agrega Rotundo y enciende otro cigarrillo–. Un tipo que se va después de gobernar diez años y que no se lleva un mango. Así vive el exilio, al menos hasta que llega a España.”

Roberto Velázquez, vicepresidente de la fundación y ex combatiente de Malvinas, precisa: “Leí todas esas cartas. Ahí también queda evidenciada la traición de varios sindicalistas y compañeros, incluso entre ellos menciona a don Antonio (Cafiero)”. Velázquez detalla cómo “Perón le apunta a la gente que se desvió, ya sea por cobrar dinero de donde no le correspondía o por tráfico de influencias. Mucha gente que le falsificó la firma”.

Rotundo conoció a Perón con tan sólo veinte años, en 1970. Estaba de viaje por Europa y, según relata, al llegar a Madrid la dueña de una hostería –“una asturiana simpatiquísima”– le sugirió enfáticamente que fuera a Puerta de Hierro a visitar al ex presidente. Cuando Rotundo lo vio, Perón estaba “con el caniche al lado y con la gorra puesta” y le propuso asistir a un almuerzo con otros jóvenes argentinos. “Después vino una muy linda historia que se fue dando, una relación de amistad pero sin especulación mutua.”

La propiedad de los bienes subastados generó polémica. La versión que da Rotundo es que Isabel Perón le donó a Funpaz “todos los bienes inmuebles que conforman el patrimonio familiar” de su difunto esposo, tal como consta en un acta que firmó junto a la viuda en 1990. Tiempo después, Isabel se arrepintió e intentó desheredarlo. No tuvo éxito. Hasta la Casa Rosada tuvo que “devolver” objetos a la fundación. Rotundo también los puso a la venta.

La mayor subasta de objetos peronistas la organizó en Roma junto a Christie’s, en 2004. En aquella ocasión, el empresario colombiano Francisco de Narváez y el español Antonio Mata se hicieron con las principales piezas: la biblioteca personal de Perón, el célebre uniforme azul con botones dorados y el sudario que cubrió el cuerpo embalsamado de Evita. Se recaudaron más de 300 mil euros, dinero que –asegura Rotundo– fue a parar a obras de bien público, incluyendo aportes a escuelas rurales, comedores infantiles y la Fundación Favaloro.

Como empresario surgido del turismo y la construcción, Rotundo dice que creó Funpaz para dejarle su fortuna a una entidad y no a algunos familiares que “al último pobre lo vieron en una película en blanco y negro”, ironizó. La organización cuenta con nueve empleados permanentes, más 35 colaboradores y voluntarios.

Las cartas inéditas que se pusieron a la venta en peronyevasoli darios.org.ar constan de 110 folios y se pueden comprar por el módico precio de 1.950.000 pesos. Rotundo no descarta que el diputado de Unión-PRO también se quede con ellas.

Informe: Federico Poore.

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“Se fue después de gobernar diez años y no se llevó un mango”, dice Rotundo, presidente de Funpaz.
Imagen: Pablo Piovano
 
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