EL PAíS › JUAN PABLO LOHLé, EMBAJADOR ARGENTINO EN BRASIL, ANTE LA VISITA DE LA PRESIDENTA DILMA ROUSSEFF

“Será una etapa de continuidad y cambio”

Mañana llega a Buenos Aires la sucesora de Lula da Silva en su primer viaje al exterior. La institucionalización del Mercosur y el afianzamiento de la relación bilateral forman parte de la agenda, que se renovará con temas de derechos humanos.

 Por Darío Pignotti

Desde Brasilia

El embajador argentino en Brasilia, Juan Pablo Lohlé, alterna bocados de mango con respuestas, generalmente extensas, sobre cuánto hay de “continuidad y cambio” en las relaciones bilaterales a partir de la llegada de Dilma Rousseff a la presidencia. Habitualmente, los diplomáticos se comunican a través de silencios y gestos, y los de Lohlé en el desayuno de trabajo con Página/12 dejan ver que el Palacio del Planalto y la Casa Rosada están “afinados” en vísperas del encuentro que la semana próxima animarán las presidentas Cristina Fernández y Rousseff, quien escogió Buenos Aires como primer destino internacional. Es posible que en la agenda haya temas obvios, como Mercosur, ríspidos como el déficit comercial argentino, y las relaciones de ambos con Irán, y otro casi inédito, derechos humanos, asunto sensible a la presidenta brasileña, que combatió y fue prisionera de la dictadura. Claro que puede haber sorpresas en la diplomacia de tacos altos y boquitas pintadas que estrenarán Cristina y Dilma.

–¿Cuál será la marca de la relación de las primeras presidentas electas de Argentina y Brasil?

–Hay un cambio de matriz, hay un hecho concreto nuevo que es que hay dos mujeres en las presidencias de Argentina y Brasil, dos mujeres de caracteres fuertes. Esto nos está diciendo que se inicia un período nuevo, pero de todos modos considero que será una etapa en que se le dará continuidad a todo lo que se ha avanzado en estos años. Hay continuidad en la visión de América del Sur.

–¿Ninguna divergencia?

–Los que trabajamos en política internacional actuamos para incrementar las convergencias.

–A pesar del trabajo diplomático estos años no faltaron cimbronazos, a veces promovidos por la industria paulista.

–Eso siempre puede ocurrir, también pasó en la época de los presidentes Perón y Getúlio Vargas. Ellos tenían una relación muy buena, pero había intereses contra la integración, siempre los hubo.

–¿Derechos humanos es el dato nuevo de la agenda bilateral?

–Por eso hablamos de continuidad y cambio. La coincidencia en la visión sobre derechos humanos podría ser un punto de cambio. Es obvio que Argentina tiene un liderazgo en este tema, pero eso se debe también a que Brasil y Argentina tienen historias diferentes.

–¿Es posible que Dilma sea invitada a visitar la ESMA?

–No tengo la agenda conmigo, pero es posible, porque la ESMA es un organismo del Estado y la agenda se programa según requerimientos recíprocos. Eso está en marcha.

–Aquí, en la embajada argentina en Brasilia, al parecer hubo agregados militares que colaboraron con el Plan Cóndor. ¿Hay perspectivas de que finalmente se investigue a fondo la coordinación represiva?

–No tengo mayor información al respecto, pero supongo que la Secretaría de Derechos Humanos, que está a cargo del doctor Eduardo Duhalde, debe tener muchos más elementos sobre este tema, y si los hay puede ser un tema de conversación.

–La familia del ex presidente Joao Goulart dice que su muerte, en Argentina, en 1976, fue resultado de una conspiración del Cóndor.

–Es un tema que he visto en la prensa brasileña. Algunos periodistas me han preguntado, pero nunca vi una investigación específica. Si la familia Goulart hace una denuncia ante nuestra Secretaría de Derechos Humanos, ellos la van a recibir... estamos hablando de un ex presidente brasileño.

–Marco Aurelio García, asesor internacional de Dilma, asegura que llegó la hora de institucionalizar el Mercosur. ¿Es sólo discurso o hay voluntad política?

–Es probable que nos esté llegando el momento de una mayor institucionalización, como dice Marco Aurelio. Creo que les conviene a los dos países institucionalizar el Mercosur. Y ocurre algo curioso: en el mundo hay una mirada global que ve al Mercosur más institucionalizado de lo que en realidad somos. Creo que es algo conveniente para los cuatro países y eventualmente cinco, con la incorporación de Venezuela.

Y esto supone la necesidad de que los países cedan soberanía para un proyecto mayor. Pero eso requiere de modificaciones constitucionales de cada uno de los países, porque tiene que quedar establecido que las leyes internas no pueden ser superiores a la ley comunitaria. Yo no sé si los congresos de los países miembros están dispuestos a eso. Argentina sí, ya lo ha hecho. En Europa hubo un proceso largo hasta que se instaló la supranacionalidad. Había países que no querían respetar las decisiones del Tribunal de Luxemburgo.

–Si hubiera organismos supranacionales en el Mercosur, ¿el conflicto de las pasteras se habría tramitado allí?

–Claro, podría haberlo resuelto un órgano jurisdiccional del Mercosur.

–¿Qué representa la designación del diplomático brasileño Samuel Pinheiro Guimaraes como Alta Autoridad del Mercosur?

–Samuel (Pinheiro Guimaraes) estuvo desde los inicios de los acuerdos bilaterales Argentina-Brasil desde la época de Alfonsín, años ’80. Es una gran posibilidad tenerlo como alto representante del Mercosur, es auspicioso porque es una de las pocas personas que transitaron todas las épocas del Mercosur.

–¿La etapa neoliberal del Mercosur está completamente muerta?

–Decir que está muerta es como decir que las ideologías están muertas, no se puede decir eso. Nunca las tendencias y las ideologías están totalmente enterradas, resurgen de diversas formas.

–En mayo de 2010, cuando Lula viajó a Teherán, Argentina hizo saber discretamente sus reservas. Dilma mostró alguna distancia del gobierno de Mahmud Ahmadinejad. ¿Eso es bienvenido?

–La relación de Argentina con Irán es compleja y difícil. Tiene un antecedente grave que es el atentado a la AMIA y eventualmente el de la Embajada de Israel. Nosotros creemos que Brasil tiene su relación con Irán, la cual respetamos, pero también hacemos notar que nuestra relación con Irán aún tiene muertos y causas que no han sido esclarecidas. No es un punto de conflicto con Brasil, pero es una diferencia importante.

–¿Las señales de Dilma pueden atenuar esa discrepancia?

–No lo sé... todo se puede replantear, todo se puede conversar...

–¿Cristina y Dilma iniciarán una etapa de relaciones más amigables con Washington?

–Nosotros formamos parte de un hemisferio, cuando menos conflictos haya en el hemisferio será mejor para todas las partes.

–¿Ya es pasado la confrontación de la Cumbre de las Américas de Mar del Plata, cuando Brasil y Argentina enterraron el ALCA?

–Eso ya pasó hace mucho tiempo y pareciera que ya está superado. Ese cuadro no necesariamente va a repetirse, además hay gobiernos diferentes en los tres países.

–¿Habrá inversiones argentinas en los megacampos petroleros brasileños?

–Brasil va a tener una demanda enorme debido a su desarrollo del área de hidrocarburos y Argentina, como socio, está viendo de qué manera puede participar en eso, porque Argentina tiene empresas interesadas, por ejemplo del sector petroquímico que es muy desarrollado. También podemos participar en la construcción de navíos. Este sí que es un tema que puede estar en la mesa de negociaciones.

–El desempeño de Petrobras en Argentina ha motivado algunas quejas. ¿Serán transmitidas a la delegación brasileña?

–Eso tiene que ver con los intereses comerciales, que siempre son intereses. Cuando hay intereses hay controversias, y a veces hay controversias, pero Petrobras sigue trabajando en Argentina.

–¿Como se revertirán los 4000 millones de dólares de déficit comercial con Brasil?

–Es cierto, tenemos que equilibrar la balanza, tenemos que incrementar las ventas en Brasil. Tenemos que consolidar algunas acciones, como explorar nuevos mercados, sobre todo el mercado del nordeste brasileño.

–¿Como hicieron las cadenas de casas de artículos del hogar mexicanos, que se radicaron en el nordeste apuntando a la nueva clase media brasileña?

–Sí, en el nordeste hay 20 millones de consumidores. Estamos hablando con la Secretaría de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería para abrir un centro de promoción en el nordeste. Tenemos que incrementar nuestra presencia en esa región, eso nos daría un porcentaje importante de ventas, lo cual requiere una definición política, trabajo y gestión.

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“Creo que les conviene a los dos países institucionalizar el Mercosur”, destacó Juan Pablo Lohlé.
Imagen: AFP
 
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