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El FG prepara el divorcio y la separación de bienes

Dos facciones se disputan lo que queda de la fuerza que creó Chacho. Una cercana al Gobierno; otra al ARI. En marzo una de ellas se quedará con el partido. La incógnita: qué hará Ibarra.

 Por José Natanson

El Frente Grande, hoy en estado cataléptico, dejará de existir a partir del mes que viene. En el congreso del 23 de marzo, el sector que lideran Darío Alessandro, Rodolfo Rodil y Juan Pablo Cafiero intentará forzar una definición política de apoyo al Gobierno. Será rechazada por el grupo que ha formado un interbloque con el ARI de Elisa Carrió, que contará seguramente con el apoyo de Aníbal Ibarra. Se medirán las fuerzas de cada tendencia y la que gane asumirá el control del partido. Resultado: un final bastante triste para una fuerza que fue potente y prometedora, que se propuso como alternativa a los dos partidos tradicionales y que hoy no es ni la sombra de lo que fue.
Líneas
- La primera –denominada FG oficial– está compuesta por ocho diputados capitaneados por Alessandro, entre los que se encuentran algunos bastante conocidos como Rodil y Nilda Garré. A ellos se suman Juan Pablo Cafiero y Alberto Flamarique, cuya mujer, Cristina Zuccardi, integra la bancada.
Su posición es clara: mantuvieron la Alianza hasta el final, votaron junto al radicalismo en las dos asambleas legislativas y decidieron apoyar el acuerdo con el PJ que ubicó a Duhalde en la Presidencia. Acompañaron las iniciativas parlamentarias de la nueva gestión e incluso decidieron sumarse: Cafiero aceptó integrar el Gobierno a pesar de que le ofrecieron un cargo de segunda línea y sin funciones específicas.
En cuanto a la relación con Carlos “Chacho” Alvarez, ex jefe del partido, la mayoría prácticamente no se habla, a pesar de que tres de ellos –Flamarique, Rodil, Alessandro– fueron sus operadores privilegiados hasta no hace tanto tiempo (un dato curioso y que revela tanto el camino que eligieron los diputados como el estilo de conducción y el rumbo del ex vicepresidente).
- El segundo núcleo se terminó de definir hace dos semanas, cuando siete diputados liderados por José Vitar y Carlos Raimundi que ya habían roto con el bloque inauguraron un interbloque con el ARI de Elisa Carrió. Se abstuvieron en las asambleas, reclamaron elecciones y rechazaron las iniciativas oficiales. Los rebeldes entre quienes también revistan Irma Parentella y María América González han virado a la oposición más clara al acuerdo Duhalde-UCR. Aspiran a recuperar al Frepaso como opción frente a los partidos tradicionales. Son los más cercanos a Chacho, con quien se reunieron antes de decidir su sociedad con la legisladora chaqueña.
- La tercera posición (en realidad una no-posición) es la de Ibarra. Al principio parecía que respaldaba a Duhalde (incluso fue uno de los primeros en visitarlo), pero luego se fue alejando, y hasta el momento viene eludiendo una respuesta.
Futuro
Aunque la convivencia entre los dos bandos es civilizada, el grupo capitaneado por Alessandro cree que ha llegado el momento de forzar una definición. “En un partido grande, como el PJ, pueden convivir varias posiciones. Pero nosotros somos tres gatos locos y encima no tenemos un rumbo claro. Así no puede seguir”, justificaba uno de ellos. “Nuestra intención no es pelear por el sello del partido sino darle un corte a una situación absurda”, agregaba.
La idea es aprovechar el congreso del 23 de marzo para que el FG adopte una posición política más nítida. Allí, el grupo de Alessandro, Rodil y Cafiero intentará aprobar un documento que expresa el apoyo al Gobierno con el argumento de que la otra alternativa es la dolarización. Será rechazado por la corriente pro ARI, y seguramente habrá una votación, en la que cada bando medirá sus fuerzas.
Todo indica que el FG oficial cuenta con mayoría: Alessandro controla un sector de la Capital; Rodil y Juampi son fuertes en la provincia. Tienensocios importantes, como Julio Arriaga en Río Negro y algunos aliados de peso en el interior, claves para conseguir la mayoría de los congresales. Y está Flamarique, que controla los representantes de Catamarca, San Juan y Mendoza y que sumaría sus fuerzas a este sector.
La otra corriente, a pesar de su cercanía a Chacho, tiene menos peso dentro de la estructura partidaria (la Casa del Frente, por ejemplo, quedó bajo la órbita del otro grupo). “Es lógico que ellos manejen el aparato. En realidad, se trata de definir si nos quedamos atados a los viejos partidos o si tratamos de construir una opción distinta”, definía ayer un diputado del interbloque.
La gran incógnita es la posición de Ibarra, que además de ser la máxima figura del partido controla un sector de la estructura porteña y arrastra a otros dirigentes, como los bonaerenses Alejandro Mosquera y Oscar Laborde.
Su camino es más bien sinuoso: fue electo presidente del FG con el apoyo del sector de Alessandro y frente al rechazo del grupo de Vitar, que lo acusó de pactar también con Flamarique. Acercó, además, su apoyo inicial a Duhalde. Sin embargo, de a poco fue virando: ahora coquetea con Vitar, al que ofreció reconocer como la bancada oficial del Frente. En un reportaje con Página/12, su hermana, la senadora Vilma Ibarra, anunció su apoyó al interbloque que lidera Carrió. “Al final, Aníbal se va a ir con ellos: cree que ése es su espacio natural”, reconocen en el otro bando. “Ya está decidido a jugar con nosotros, aunque no le guste nada quedar cerca de Chacho”, explican.
En cualquier caso, el final es inevitable. Todos los dirigentes consultados por este diario, de una vereda y de la otra, coincidieron en que no queda otro camino. “Como mucho, trataremos de evitar las escenas y los gritos, buscar un final digno y de mutuo consentimiento, pero el divorcio ya está firmado”, definía uno de ellos.

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