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Como La Meca o Jerusalén, la Casa de Santa Cruz en el microcentro porteño se convirtió desde hace unos días en lugar de peregrinaje obligado, en este caso pagano. Dirigentes políticos de diferentes procedencias llegan hasta allí para manifestarle a Néstor Kirchner su apoyo para el ballo- ttage del 18 de mayo en el que, según marcan todas las encuestas, se impondrá con comodidad. Gobernadores, intendentes peronistas, radicales, de partidos pequeños, todos se pelean por encontrarle a Kirchner alguna nueva virtud que a otros les pasó desapercibida. Mientras, en el comando del santacruceño piensan en cómo hacer que la semana que viene pase lo más rápido posible y adelantan un cierre de campaña en el estilo “presidencial” que le imprimieron a los movimientos de Kirchner: una jornada junto a sus equipos técnicos en el Hotel Panamericano, sin bombo ni trompeta, pero con propuesta de trabajo.
La escena puede presentarse como la contracara de lo que sucede en el reducto menemista ubicado en el Hotel Presidente, donde los pases de facturas están a la orden del día. En la Casa de Santa Cruz muchos recién le conocen la cara al candidato, ahora que faltan diez días para la elección definitiva. Ayer, Kirchner recibió el apoyo de intendentes radicales, dirigentes peronistas y vecinalistas de Córdoba que en el primera vuelta apoyaron a Ricardo López Murphy y a Adolfo Rodríguez Saá, respectivamente. Córdoba fue justamente una de las provincias en la que peor le fue a Kirchner en la primera vuelta y uno de los objetivos que se propuso revertir de cara al ballottage.
No fueron los únicos que pegaron el salto. El gobernador de Corrientes, el radical Ricardo Colombi, anunció que la UCR correntina decidió en un plenario apoyar a Kirchner. “Se debaten dos modelos de país, lo cual afectará decididamente nuestra provincia”, explicó Colombi. El gobernador de San Juan, el bloquista Waldino Acosta, adelantó su apoyo y su creencia de que su partido seguirá su mismo camino.
El dirigente justicialista porteño, Juan Carlos Dante Gullo, sostuvo que apoyar a Kirchner “es apostar al futuro”. Dante Gullo fue hasta poco antes de las elecciones adherente del ARI, pero luego se distanció por diferencias con Elisa Carrió. También el Partido Demócrata Cristiano, a través de un comunicado, fundamentó su apoyo en que el gobernador de Santa Cruz “dispone del perfil necesario e idóneo para convocar a un gran acuerdo nacional”.
Y no sólo a Kirchner le pasa de encontrarse amigos por todas partes. Su compañero de fórmula, Daniel Scioli, se reunió ayer con una delegación de dirigentes puntanos encabezados por el diputado Oraldo Britos, quienes en la primera ronda jugaron para Rodríguez Saá. El Adolfo mantiene la prescindencia respecto al ballottage, pero cada día se suma algún dirigente que se va de su partido para sumarse al armado del santacruceño.
Mientras llueven las adhesiones, en el comando de campaña imaginan cómo ponerle el moño al camino de Kirchner hasta las elecciones. En principio, evitarán las tradiciones. No habrá actos masivos y hasta hablan de no realizar publicidad televisiva. “La situación del país es crítica y la gente no ve bien que se gasten fortunas”, explicaba uno de los jefes de la campaña. Para el cierre, imaginaron una jornada de discusión de programas. A algunos podrá parecerles un poco frío para un candidato peronista, pero justamente la idea es cautivar a los independientes. Allí convocarán a los equipos técnicos que armaron el plan de gobierno para un día de trabajo en el Panamericano que terminará con un mensaje de Kirchner.