EL PAíS › DUHALDE TOREA A MENEM Y PRONOSTICA QUE IGUAL PERDERA

“Por knock out o por abandono”

El Presidente no quiere que Menem renuncie al ballottage y deje a Kirchner sin la victoria aplastante que vaticinan las encuestas. Por eso comenzó a provocarlo, alentado por los sondeos y por el alineamiento de los peronismos provinciales con el santacruceño. Menem, en cambio, no consigue apoyos nuevos.

 Por Martín Granovsky

Si no hay nada mejor que una buena bronca para evitar la depresión, Carlos Menem resolvió compensar su creciente soledad política aprovechando un ataque de Eduardo Duhalde. El Presidente dijo que Menem iba a perder, “por knock out o por abandono”. El ex recordó que en 1988 Antonio Cafiero declaró que le ganaría la candidatura a la presidencia “de taquito” y terminó perdiendo la interna peronista.
En realidad, la metáfora boxística de Duhalde fue una respuesta a la idea de menemistas y adolfistas de que Menem podría llegar a no presentarse al ballottage del 18 de mayo para quitarle legitimidad a Néstor Kirchner. Si Menem abandona antes de tiempo, Kirchner quedaría consagrado con el 22 por ciento de los votos de la primera vuelta. En ese caso, Menem podría sentarse a esperar que las asperezas del gobierno ayuden a olvidar su fuga.
Según la ley, sin embargo, debe haber una renuncia formal a la candidatura, y esa renuncia debe ser compartida por el segundo, en este caso Juan Carlos Romero.
En charla con Víctor Hugo Morales, Duhalde también dijo sobre Menem: “Está muy relacionada su vida con el poder, así que si ve que no lo puede alcanzar es muy factible que tome una decisión así”. La pregunta apuntaba al “acto de cobardía” que sería renunciar al ballottage.
Duhalde conoce bien a Menem. En estos casos sabe que tiene que torearlo para conseguir que no se baje. Ayer dijo que una huida de Menem perjudicaría al sistema democrático, y señaló “algo increíble” como que “quien llega primero denuncia fraude, pero porque en un programa de televisión la persona que está presuntamente adulterando un documento de identidad era de su fuerza política”. Página/12 publicó ayer que el filmado por el programa “Kaos en la ciudad” es el puntero menemista Manuel “Cacho” Pereyra.
Anteayer Menem dejó correr las versiones de abandono desde la mañana hasta casi la medianoche, cuando ordenó difundir el comunicado que decía “Minga” y acusaba a quienes hablaban de renuncia de “borrachos”. Ayer, en su círculo solo Luis Patti seguía recomendando en público que Menem denunciara fraude y escapara. El resto decidió insistir en la pelea:
- El propio Menem dijo que ganaría y criticó a Duhalde por lo definió como una ruptura de la abstinencia electoral.
- Jorge Castro, a quien Menem quiere de canciller, dijo que “se pueden dar vuelta los resultados”.
- Francisco de Narváez, ministeriable social, dijo que el rumor es “un truco de campaña”.
- Romero dijo que “en el voto racional somos ganadores”. Lo contrario al voto racional sería, según el candidato a vice, “la antinomia”. “Aquí no se trata de menemismo o antimenemismo”, dijo Menem. “Los argentinos estamos cansados de este tema: federales o unitarios, conservadores o radicales, militaristas o antimilitarista....Y ahora se nos planeta esta especie de antinomia creada por quienes tienen la responsabilidad de gobernar Argentina”. En su despliegue, atribuyó a la senadora Cristina Fernández de Kirchner la idea de que “el proyecto de su marido es terminar con la revolución inconclusa que se cortó el 24 de marzo del ‘76”. “Esa revolución inconclusa yo la viví totalmente: me llevó a la cárcel, fue la revolución de los montoneros”, dijo Menem, cuando en verdad Cristina Kirchner había declarado a este diario que quería cerrar un ciclo económico que había empezado en 1976.
En los casos de Castro, De Narváez y Romero se trata del círculo más íntimo y personal de Menem y es lógico que en medio de la campaña deban convencerse para convencer. Pero ya no se observa tanta fe religiosa, por ejemplo, en un político como el gobernador riojano Angel Maza. Maza aceptó que el ballottage será “duro”, casi una herejía para el tono exitista de los últimos tiempos y, aunque fuese para criticarlo, admitió que Kirchnerpodría ser el próximo presidente. Lo hizo al advertir que si gana “en dos años nos estaremos lamentando otra vez como pasó con la Alianza”.
En La Rioja, con casi 200 mil electores, Menem obtuvo el 81,27 por ciento.
El principal síntoma de descomposición es la crítica de Luis Patti a los menemistas más viejos, que se detalla aparte, y sobre todo su sugerencia de denunciar fraude y fugar.
Patti es el principal candidato de Menem a gobernar Buenos Aires. Sus declaraciones suponen que no quiere quedar atado a una derrota aplastante en el ballottage. En primera vuelta, el menemismo ya perdió la provincia a manos de Kirchner por 25 por ciento contra el 20. Una diferencia de 358.261 votos, cifra que por sí misma representa casi dos La Rioja.
Si el ex subcomisario que jamás critica la tortura se mueve así, es porque ve negro su futuro. Otra buena noticia para Felipe Solá, candidato del peronismo a las elecciones de septiembre, más aún cuando Aldo Rico no hizo ganar a su candidato Adolfo Rodríguez Saá ni en el distrito de San Miguel.
Una frase se puso de moda estos días: “Los votos son de la gente”. La dicen los candidatos para pronosticar su victoria y separar a los votantes de los dirigentes políticos y los aparatos partidarios o estatales. Pero en la primera vuelta los dirigentes, los aparatos y los gobiernos de provincia pusieron presencia, propaganda, prestigio local o beneficios tomados del asistencialismo, según los casos. A Menem le fue bien en Córdoba y en Entre Ríos porque José Manuel de la Sota y Jorge Busti dijeron en público que serían prescindentes pero alentaron o no impidieron que su tercera o cuarta línea hicieran campaña por el ex presidente. Si ahora nada menos que Maza y Patti dudan, no se ve por qué dirigentes del peso de la Sota y Busti atarían su futuro a quien las encuestas dan como el gran derrotado del 18 de mayo.
Lo mismo ocurre en el Gran Buenos Aires. Salvo en Esteban Echeverría, Menem no contó con grandes aparatos. Y los adolfistas de la primera vuelta se están pasando al kirchnerismo en la segunda. Es el caso de los intendentes de Campana, Jorge Varela; Suipacha, Juan Delfino; Marcos Paz, Enrique Salzmann; y Merlo, Raúl Othacehé.
Hasta Jorge Matzkin, ministro del Interior, hasta ahora a dos aguas entre Duhalde y Menem, dijo que las presuntas denuncias de fraude buscan “embarrar la cancha”.

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