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Para que figure en el Guinness, Carlos Menem reconoció que está perdiendo

El ex presidente dijo que Kirchner le está llevando “diez o doce puntos”. Es la primera vez que Menem abandona su triunfalismo y asume la posibilidad de ser derrotado en la segunda vuelta.

Los tiempos cambian. Ya no dice primera y adentro. Ni tampoco que ganará por diez puntos, como toreó antes del escrutinio. Más aún, ni siquiera asegura que vencerá por demolición, como lo hizo apenas veinticuatro horas antes en un acto en Quilmes. Por primera vez, y habrá que ver si no es un rapto de sinceridad para ir amigándose con el revés, dijo que las encuestas le están dando “un poco por debajo, entre un 10 y un 12 por ciento” de su competidor Néstor Kirchner.
Menem le quitó brillo a su exitismo durante una conferencia de prensa realizada en el Hotel Hermitage de Mar del Plata, donde mantuvo una charla con alrededor de mil fiscales de su agrupación pertenecientes a la Quinta Sección Electoral de la provincia de Buenos Aires.
“Las encuestas nos están dando un poco por debajo, entre un 10 o un 12 por ciento, pero estamos pensando en remontarlo en los últimos días. No son las encuestas que se están leyendo en los diarios”, respondió el riojano cuando se le consultó sobre cómo venía en los sondeos de opinión.
Más allá de las precisiones, es un reconocimiento que hasta ahora no se animaba a dar. Anteanoche, en un acto en Quilmes, se regodeó con una encuesta realizada en la provincia de Córdoba donde –según dijo a su audiencia– se imponía por 75 contra 25 sobre Kirchner.
Probablemente buscaba algún tipo de impacto sabiendo de la inclinación del gobernador cordobés José Manuel de la Sota, quien ayer se pronunció por primera vez a favor de Kirchner. De todos modos, será un golpe difícil de amortiguar para el menemismo ya que los representantes de los tres distritos más poblados del país ya anunciaron que jugarán en su contra. Además de De la Sota, también blanquearon su respaldo a Kirchner el bonaerense Felipe Solá y el porteño Aníbal Ibarra.
Tras la primera vuelta, Menem debió admitir “errores de cálculo” y evitó trasladar las responsabilidades a sus asesores. Sin embargo, puertas adentro hubo pase de facturas, sobre todo por la ventaja de cinco puntos que Kirchner le sacó de ventaja en la provincia de Buenos Aires. No por nada el menemismo les dio entidad a las denuncias que posteriormente se conocieron por DNI truchos.
Es más, el propio Menem afirmó el jueves que el Gobierno “compró votos” y por lo tanto llamó a los fiscales a controlar los comicios “con toda la fuerza, con sangre, con su alma y su corazón”.
El ex presidente no profundizó su denuncia. Pero ayer volvió a hablar, a través de su jefe de equipos técnicos, Francisco De Narváez, del manejo “clientelístico” de los planes Jefas y Jefes de Hogar. “Aquí hay una manipulación política. No hace falta que desde Alemania nos vengan a decir que los planes sociales se están usando políticamente”, señaló el flamante integrante de los ministeriables menemistas.
El tema de una eventual derrota conmueve al ex presidente, sobre todo por aquel caballito de batalla que utilizó a lo largo de la campaña sobre su condición de invencible. Tanto, que algunos integrantes de su entorno especularon sobre la conveniencia de dar un paso al costado para evitar perder esa condición.
Sin embargo, el propio Menem salió a negar esa posibilidad y aseguró que dará batalla hasta el final y que, en caso de ser derrotado, probará suerte nuevamente en el 2007.

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“Primera y adentro, como en la zamba”, se ufanaba Menem antes del 27 de abril. Habrá segunda.
Las encuestas dicen que perderá por 20 o 30 puntos. El ya reconoce que hay una diferencia, aunque la atenúa.
 
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