EL PAíS › NO PREOCUPA QUE PASE LOS TRES PESOS, SINO QUE SUBA Y BAJE

Plan K para evitar el dólar serrucho

El equipo económico ya planea cómo dar batalla en el frente cambiario, de donde pueden venir embates. Las armas incluyen un combinado de restricciones e impuestos a los capitales golondrinas, plazos fijos largos
y un Central
más militante.

 Por Claudio Scaletta

El equipo económico que acompañará a Néstor Kirchner se prepara para resistir el embate de “los mercados”. Saben que uno de los instrumentos de presión del poder económico puede ser la desestabilización del mercado financiero y evalúan medidas para controlar los movimientos especulativos. En la mira están los capitales golondrina que aumentaron su entrada al país en los últimos meses. La pelea es consistente con mantener un dólar alto, por encima de los 3,10 pesos, uno de los objetivos centrales del programa económico del nuevo gobierno.
En el entorno de Kirchner son optimistas. Creen que antes de fin de año la economía podría crecer a tasas de entre el 5 y el 6 por ciento. La clave residirá en mantener un dólar alto, garantía principal para la continuidad del proceso de sustitución de importaciones y mayores exportaciones que comenzó a consolidarse en el último trimestre.
Sin embargo, los objetivos de crecimiento podrían frustrarse si el nuevo gobierno no consigue mantener a raya las presiones desestabilizadoras que surjan desde los mercados financieros. Una presión coordinada que se hizo palpable el jueves y viernes pasados, cuando muchos operadores y bancos de primera línea saltaron de bonos a dólares y, sin que la demanda sea lo suficientemente significativa, las casas de cambio y el Banco Central ajustaron rápidamente sus cotizaciones cerca del 7 por ciento, dejando en claro lo que puede la coordinación del “mercado”. Pero los temores no residen solo en la actitud que asuman los capitales locales, sino especialmente, en las “volatilidades” provocadas por el ingreso de capitales especulativos de corto plazo. El movimiento de estos capitales golondrina puede tener un efecto desastroso, tanto cuando entran como cuando salen, sobre las variables macroeconómicas básicas: el tipo de cambio y las tasas de interés.
Hasta ahora, las políticas de flexibilización del mercado cambiario impulsadas por el Banco Central han provocado un efecto contrario al buscado, por eso, en el equipo de Roberto Lavagna consideran medidas para limitar la libre movilidad de los capitales especulativos. En la memoria del equipo económico está presente lo sucedido en el último trimestre, cuando ingentes masas de capital de corto plazo entraron al país para aprovechar la coyuntura electoral. En un escenario mundial recesivo, con tasas mínimas en los países centrales, las diferencias que pueden obtenerse en los mercados emergentes son considerables. En el mes de abril, en Argentina se consiguieron rentabilidades 40 veces superiores a las de Estados Unidos.
En este contexto, tanto para evitar la volatilidad del tipo de cambio como para mantener a la vez un dólar alto, Roberto Lavagna considera 4 medidas de corto plazo:
- Mix de prohibición de salida más impuestos. La aplicación de plazos mínimos de salida puede ser el principal instrumento para controlar el libre movimiento de los fondos especulativos. En principio, dicho mínimo de permanencia en el país sería de 180 días. Superado este plazo, la prohibición de abandonar la plaza local sería complementada con una imposición decreciente. Esto es, se cobraría una tasa sobre los capitales que salen después del plazo dado, la que disminuiría cuanto más tiempo permanezcan en el país. Esta medida parece marchar a contrapelo de la liberalización generalizada ensayada en los últimos meses por el presidente del BCRA, Alfonso Prat Gay, la que redundó en millonarias ganancias para los capitales especulativos, aunque en Economía consideran que “la ortodoxia de Prat Gay es circunstancial”.
- Plazos fijos más largos. Como los procesos de control de capitales actúan como “desincentivos” pero no limitan el flujo –pues siempre existirán vías de salida “alternativas”, aunque a un mayor costo, comobien lo demostró la reciente experiencia local de control de capitales– es necesario recurrir a medidas de control sobre las operaciones concretas que realizan dichos capitales. La alternativa considerada por el equipo de Lavagna para reducir la volatilidad es eliminar los depósitos a plazo fijo de menos de 60 días. Una posibilidad menos radical podría ser disponer mayores encajes cuando existan depósitos de plazos más cortos. De esa manera se perseguiría evitar que los especuladores arbitren constantemente entre dólar y tasas para aprovechar la fluctuación de las cotizaciones.
- Inducir la baja de tasas. Esta medida se complementa con la anterior y se haría efectiva a través de los montos pagados por las Lebacs. Las Letras del Banco Central fueron utilizadas como alternativa del dólar cuando la divisa se escapaba imperturbable hacia las 4 pesos por unidad. Por entonces, las tasas ofrecidas por la Autoridad Monetaria llegaron a un sideral 130 por ciento anual. Hoy ese valor se sitúa en torno al 20 por ciento. Cabe destacar que se trata de la primera vez en la historia en que la preocupación de un nuevo gobierno frente a la presión del poder financiero consiste en evitar la baja del dólar y no su disparada. Por eso, si el capital especulativo no está conforme con la menor tasa que pagará el Central, tendrá la alternativa de ir al dólar, aumentando de esa manera su cotización, lo que, en última instancia, resultará consistente con los intereses de Economía.
- Intervención activa del Banco Central para controlar el dólar. Si todos los mecanismos anteriores no resultan y el dólar sigue cayendo el Banco Central comprará divisas con emisión. En este punto podría preocupar, por ejemplo, el proceso inverso, una corrida contra el dólar frente a un cambio de expectativas. Pero en ese caso, los hombres de Lavagna destacan que la expansión monetaria habrá tenido como contrapartida el incremento de reservas y el Central contará con las divisas necesarias para afrontar la corrida.
Por último, logrados estos objetivos de corto plazo, en el equipo de Lavagna consideran que la demanda de dólares también está garantizada para el mediano plazo. Sus fuentes serán 3:
- Las deudas del sector privado con el exterior.
- La mayor demanda por importaciones inherente al esperado crecimiento de la economía, proceso ya iniciado desde principios de año.
- Los pagos externos del Estado Nacional. En Economía esperan que este punto sea el menos significativo merced a un acuerdo favorable con el Fondo Monetario Internacional y a la refinanciación de la deuda con acreedores privados. Sin duda, una visión optimista.

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Las pizarras fueron la escena táctica donde el establishment envió su mensaje el viernes.
No hubo tantas operaciones, pero el dólar subió siete por ciento por el pase de las tasas.
 
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