EL PAíS › EL PRESIDENTE NEGO QUE EL RESPALDO DADO AL
SANTACRUCEÑO CONDICIONARA AL FLAMANTE GOBIERNO

“Sepan que Kirchner no está embarazado de Duhalde”

El primer mandatario aclaró que “las cuentas ya están saldadas” con su sucesor, a quien calificó afectuosamente de “rebelde de sana rebeldía”. Le puso “10 puntos” el gabinete que vendrá y admitió que los indultos decretados anoche son un aporte al futuro gobierno. Al regreso de sus vacaciones, trabajaría para volver al Senado.

Por Diego Schurman y Nora Veiras

–¿Ya vació los cajones?
Eduardo Duhalde ofrece una mueca de previsión. Se desplaza hacia el extremo de su escritorio sin levantarse de su silla a rueditas. Y hace la demostración práctica.
–Ya ven, es lo único que queda –dice, sacando del cajón un paquete de caramelos que ofrece dadivoso.
Hace calor en la Casa Rosada. El Presidente transpira y se ocupa personalmente de abrir la ventana. “Al fin una bocanada de aire fresco”, dice y nadie sabe si habla del clima o recuerda la frase que utilizó en la campaña para describir a Néstor Kirchner. De todos modos, para el santacruceño acaba de acuñar otra. “Es un rebelde, de sana rebeldía, y eso me gusta”, dice entusiasmado a Página/12.
–¿Le gusta tanto como el gabinete que anunció?
–Me parece un gabinete de buena gente, destacadísimo. Lo calificaría como muy bien, felicitado, 10. Tengo las mejores opiniones de Filmus, un hombre con experiencia. Bielsa también. Mi esposa me dijo que Alicia Kirchner trabaja muy bien. Beliz es un amigo de toda la vida, un hombre de principios que va a una función delicada... Pampuro (se ríe), qué les puedo decir de Pampuro. Es un hombre de buen trato con todo el mundo, de concordia, de confianza mía... y de Kirchner también, ¿eh?
–¿Cree que habrá “continuidad” en las políticas al haber en el flamante gabinete cuatro ministros suyos?
–Habrá una continuidad respecto de que habrá una nueva mirada sobre la economía, que deja atrás un liberalismo autóctono, mediocre, rapiñero. Ahora hay que crear condiciones para crear riquezas y distribuirlas bien. Y evitar que se vaya para afuera en forma exagerada, me refiero a la transferencia del circuito financiero... a eso me refiero.
–¿No habrá también continuidad en otros aspectos de la gestión?
–Siendo un gobierno del mismo signo, Néstor mantuvo, en mi criterio con buen tino, a funcionarios míos que actuaron muy pero muy bien, como Aníbal Fernández, Lavagna y Ginés, el más destacado ministro de Salud de la última década.
–Suena a autoelogio.
–No sé si es un reconocimiento a mi gestión o la de ellos (sonríe).
–¿Cómo define a Kirchner?
–Kirchner es un rebelde, de sana rebeldía dentro del justicialismo. Y que, a pesar de tener una provincia muy pequeña, opuso una tenaz resistencia a una etapa muy mala para la Argentina, y pelea por un justicialismo distinto. La mayoría de nuestra historia es de encuentros, no de desencuentros. Fue el único gobernador que me apoyó en el ‘99 en mi carrera presidencial. Le ofrecí ser jefe de Gabinete cuando asumí, pero él no estaba para nada de acuerdo en que no se llamara a elecciones... yo con él tengo más recuerdos gratos que ingratos.
–Hubo una foto que se sacó la máxima dirigencia del PJ en solidaridad con Menem cuando estaba preso, y en la que ustedes decidieron no estar.
–Sí. Fueron actitudes firmes, que no tienen todos los dirigentes. Mi historia por suerte también ha caído en una sana rebeldía.
–Hubo críticas por su incursión en la campaña tras la primera vuelta. ¿No debió haberse mantenido al margen?
–Lo tenía que hacer. Yo sabía que Menem no se iba a presentar en la segunda vuelta. Y le aconsejé al mismo Néstor que hiciera declaraciones para ir preparando a la gente porque sino el otro iba a irse dando un portazo denunciando cosas que no existieron. Y yo hablé porque quería que quede claro que Menem a-ban-do-na-ba porque no podía ganar. Si le quiso hacer daño, no lo logró porque la sociedad estaba preparada.
–Hay quien dice que, respondiendo al establishment, se bajó para debilitar a Kirchner
–Puede ser, puede ser. Pero no hace daño el que quiere sino el que puede. Y Menem ya no puede hacer daño porque no tiene credibilidad.
–¿Aunque diga, como dijo, “que Kirchner se quede con el 22 por ciento yo me quedo con el pueblo”?
–(Se ríe con ganas.) Dijo cada cosa. ¿Menem no fue el que un día antes dijo que el que se bajaba era un cobarde? ¿No dijo que iba a arrasar? ¿No es el mismo Menem que un día antes, delante de gente muy humilde, dijo que no los iba a defraudar? Por favor. Además, todos sabían que Kirchner iba a ser el presidente con el 70 por ciento de los votos.
–¿El tironeo no puede trasladarse ahora al Congreso?
–Yo mismo tengo peleas históricas con el menemismo y sin embargo no me hicieron una oposición salvaje en el Congreso. Eso es una característica del PJ: el que gana gobierna y el que pierde acompaña. Hay un espíritu de cuerpo, aunque siempre puede haber tres, cuatro u ocho recalcitrante.
–¿Menem se suicidó políticamente?
–Ya pasó su momento y no se dio cuenta. Ahora espero que se dé cuenta, que sea generoso al menos una vez en la vida.
–¿Y usted qué cree, que se reconocerá muerto políticamente o que seguirá peleando?
–No me gusta la palabra muerto. El va a seguir. Una de sus últimas palabras fue que la razón de su vida es el poder.
–¿Hubo llamados del menemismo pidiendo inmunidad judicial?
–Sí. Yo conversé eso con Kirchner. Y es posible que haya sucedido en segundas líneas. Pero como las respuestas ya eran obvias, ni siquiera llegaron a Néstor o a mí. (Se ríe con ganas.) ¡¡¡¿Qué podía garantizarle Néstor a Menem?!!! Es no conocer a Kirchner. Si alguien lo intentó es una ingenuidad. Ni Néstor ni nosotros estamos en el juego del toma y daca.
–¿Nadie lo llamó a usted?
–Yo me estoy yendo, qué puedo prometer (sonríe).
–¿Qué le pareció el discurso de Kirchner?
–Fue un reflejo de lo que dijo en la campaña. Lula hizo lo mismo.
–Hubo duras críticas, como las de Claudio Escribano en La Nación.
–Son estilos. Y yo no voy a analizar estilos. A mi esposa le gusta más el estilo de Kirchner que el mío.
–¿Qué le dijo Chiche?
–(Se ríe.) Lo estábamos viendo y... (duda en detallar y, finalmente, no lo hace)... bueno a Chiche le gusta esa forma frontal de presentar la realidad de Kirchner. Le atrae.
–Insisto, ¿qué piensa de la reacción que generó el discurso, tanto en Escribano como en Mirtha Legrand, que habló de la “vuelta del zurdaje”?
–(Se ríe sin parar.) Sin comentarios, sin comentarios.
–Kirchner dijo que Grondona lo quiso extorsionar...
–No quiero opinar. Sí digo que no me extraña que La Nación en general se incline por López Murphy. Sería raro que fuera Página/12 el que se inclinara por Murphy (se ríe). Todos sabemos que hay ciertos medios que van a determinado público. Es todo un negocio.
–¿Quién va a ser la oposición de Kirchner?
–Va estar fragmentada... Carrió, López Murphy. El que tiene más posibilidad es el radicalismo porque tiene mayor cantidad de legisladores. Rozas es un hombre muy fuerte. Menem no iba a poder ser nunca oposición, ya es una cuestión de edad, en al cual es muy difícil remontar el tema.
–¿Y a Rodríguez Saá cómo lo ve?
–Es un gran gobernador. Cuando vino acá se dio cuenta de que la situación no era como él quería. No podía mantener la convertibilidad porque era un hecho que se había derrumbado el modelo económico. El hablaba de una nueva moneda que sonaba bien. Es un hombre carismático. Yme da la impresión de que cuando vio la realidad no la toleró. Lo superó la situación. Y ahora no lo ve en el PJ sino en su propio movimiento, proyectando la buena imagen que tiene en San Luis, que ha progresado muchísimo en los últimos 15 años.
–¿Con el resultado electoral se cierra la interna justicialista?
–Por supuesto. Es el tiempo de los nuevos dirigentes.
–Usted dice que se va. Menem se fue. ¿Quién falta irse?
–Cafiero ya se fue, Juárez en Santiago del Estero también. Ahora es tiempo de nuevas caras, como Reutemann, De la Sota, Solá, el salteño Romero, Fellner en Jujuy.
–¿Teme que Kirchner se desembarace del duhaldismo?
–¿Cómo? Si Kirchner no está embarazado de Duhalde (se ríe) ni del duhaldismo. Les informo por si no sabían. Simplemente conoció gente que no conocía. Un día me preguntó: “¿Esa gente que trabaja tan bien –en alusión a Quindimil, Curto y otros– qué interés tienen en el Estado?”. Nadie le pidió nada a Kirchner. Yo no le voy a pedir nada a Kirchner.
–El peronismo bonaerense mostró reticencias al principio. Después lo respaldó y fue decisivo en su triunfo. ¿Realmente cree que no habrá demandas?
–Kirchner puede pensar que tiene compromiso con los bonaerenses. Lo que yo digo es que nosotros no lo hicimos por Kirchner. La provincia reacciona por la provincia misma, que no le causaba ninguna gracia que ganara Menem. La verdad es que fue un apoyo decidido pero también en defensa propia. Kirchner no nos debe nada. A nosotros nos viene muy bien que no haya ganado Menem ni Rodríguez Saá. Con Kirchner ya están las cuentas saldadas.
–¿Cree que se tiene que renovar la Corte Suprema?
–Me parece que tendría que renovarse en forma natural, es decir por renuncias o el Congreso actuando.
–¿No se quedó con las ganas de ser el presidente pero con la fuerza de los votos..?
–(Interrumpe.) Noooooo. Además tenía una imposibilidad absoluta.
–¿Cuál?
–Mi palabra. Yo admito que un presidente prometa hacer un puente y después no pueda. Pero mi palabra sólo depende mí. Mi tiempo era el ‘95, no el ‘99. Ya le dije, nada ejecutivo: ni presidente ni gobernador. Por ahí el Senado sí, más adelante.
–¿Qué presidentes estarán en la asunción de Kirchner?
–Fidel no viene. Chávez sí. Fox no sabe si tiene autorización para salir. Y después... todos los presidentes sudamericanos. Lula, Lagos...
–¿A dónde se va después del 25?
–A Brasil. Tengo pasajes en el avión de Lula. Voy solo con mi mujer, con quien decidiremos solos el itinerario...
–... solos con el teléfono rojo.
–Noooooooooo. Solos de toda soledad. Sin amigos, ni secretarios, ni custodia ni teléfonos.
–Se van de luna de miel.
–Sí, me voy a una larga luna de miel, de 20 días o un mes. Ya terminé, me voy. Ahora viene Kirchner, que va a tener mucha fuerza y un estilo fuerte.
–¿Con perfil peronista?
–Que Kirchner es peronista no hay ninguna duda. Lo que pasa es que estamos acostumbrados a un peronismo que la mayoría de los peronistas no queremos. Yo tengo una fe enorme en que le va a ir bien, que estamos frente a una oportunidad y no la va a desperdiciar. Espero que le vaya bien a Kirchner y yo voy a ayudar en lo que pueda.
Ayer mismo empezó. Afuera lo esperaban los ministros de Justicia y Defensa, Juan José Alvarez y Horacio Jaunarena, para firmar el indulto a Enrique Gorriarán Merlo y Mohamed Seineldín.

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Eduardo Duhalde no pudo ocultar su satisfacción por el triunfo de Néstor Kirchner.
 
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