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Con Duhalde armonía y tensión, y con los transversales seducción

El kirchnerismo quiere asegurarse el control del Congreso desde el 10 de diciembre. Su política es fortalecer la alianza con el duhaldismo y a la vez disputar poder con escaños propios.

 Por Felipe Yapur

El 10 de diciembre se cumplen 20 años de la asunción de Raúl Alfonsín y comenzaría el mandato formal de Néstor Kirchner, pero sobre todo llegarán al Congreso los nuevos diputados y senadores. Tomará cuerpo, entonces, el reagrupamiento que se está produciendo de manera soterrada. En la Cámara baja, duhaldistas por un lado y kirchneristas por el otro trabajan a destajo. Los bonaerenses corren con cierta ventaja. Son 38 diputados sin contar los denominados “satélites”. Los que responden al Presidente no se amilanan y juran que cuentan con una treintena. La esperanza y la preocupación están en los “transversales”, que todavía no descendieron al recinto.
El presidente de la Cámara de Diputados, el duhaldista Eduardo Camaño, realizó una serie de reuniones secretas con los nuevos diputados, tanto del PJ como transversales. Sabe que mientras la convivencia entre Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner continúe no habrá muchos problemas en la bancada oficialista. Si la estrella del patagónico sigue alta, las expresiones opositoras internas –menemismo y el adolfismo– no serán inconvenientes. Pero Camaño quiere prevenirse.
“El gobierno de Kirchner es mi gobierno”, dice Duhalde según Camaño, quien a su vez suele agregar: “Nosotros no avanzaremos sobre ellos y ellos tampoco lo harán sobre nosotros”. “Ellos” son los kir-chneristas hasta hoy representados por el minoritario Grupo Talcahuano. Camaño, en conjunto con el jefe de bloque, el duhalde-kirchnerista o viceversa José María Díaz Bancalari, incorporó a miembros de este grupo en la mesa de conducción de la bancada. El santafesino Julio Gutiérrez es ya vicepresidente primero y la santacruceña Mónica Kuney vocal. Pero el Talcahuano quiere más.
La semana pasada, casi treinta legisladores que responden al Presidente –muchos recién llegarán al recinto en diciembre– se reunieron en la Casa de Gobierno. “Son del palo. Están con nosotros, ya le fueron a presentar las credenciales a Camaño y a pelear espacios en el bloque”, dice a Página/12 el operador kirchnerista que se recuesta sobre su silla del despacho que tiene en el primer piso de la Rosada, cerca del Presidente. El hombre, oriundo de la Patagonia, enciende un cigarrillo y agrega: “Seremos más, y si no nos descuidamos llegamos a cuarenta”. En la Corriente Federal hay legisladores de todas las provincias menos de Buenos Aires. Con ellos el kirchnerismo sueña con equilibrar a los duhaldistas y a los representantes de José Manuel de la Sota y Carlos Reutemann que, según indicó el operador patagónico, “no molestarán, porque entienden desde donde sopla el viento”.
“¿Y los transversales?”, preguntó este diario. “Están con nosotros”, respondió el operador y se llamó a silencio.
Los transversales
Este sector –heterogéneo por definición– representa una preocupación para el duhaldismo y una esperanza para el kirchnerismo. Los bonaerenses consideran que puedan ser el respaldo que necesite el gobierno si es que la relación entre Kirchner y Duhalde se llegar a enfriar. De todas formas los ven como “oportunistas” que están ahora que todo está bien. “Me gustaría saber cómo votarán el día que lleguen leyes antipáticas. Ese día estará el peronismo solito apoyando al Presidente”, suelen repetir los duhaldistas de paladar negro.
“Me gustaría saber cómo ellos van a votar leyes que beneficien al pueblo”, reflexionó irónico ante este diario Miguel Bonasso. El diputado electo por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) es la cabeza visible de uno de los grupos de diputados transversales donde confluyen Alicia Castro (Frente para el Cambio), Mario Cafiero (ex ARI), Francisco “Barba” Gutiérrez (Polo Social), Lucrecia Monteagudo (Partido Intransigente), José Roselli (ex Autodeterminación y Libertad) y Juliana Marino (PJ). Si bien por el momento cada uno mantendrá su independencia, esto es tantos monobloques como legisladores hay, la unidad se concretará en la acción. Para Bonasso no hay dudas: su participación en el Congreso será de un fuerte apoyo a la gestión de Kirchner mas no un respaldo al PJ. “Vamos a apoyar la gestión. Las críticas las realizaremos desde adentro. Por ahora trabajaremos en temas en que encontremos coincidencias y ahí nos podrán ver junto a los Talcahuano”, aventuró.
Los otros transversales que asoman son los que está aglutinando la senadora Vilma Ibarra. Fuera de su cámara natural, la legisladora mantuvo reuniones con lo que queda del Frepaso (Nilda Garré) más algunos del Frente Grande que se entusiasman con el oficialismo como María América González y Margarita Jarque, quienes abandonarían el interbloque ARI. “Seremos unos diez”, repiten en las cercanías de la senadora. Y agregan: “Somos los verdaderos transversales”.
Ambos grupos suelen nombrar como futuro integrante al diputado electo por Fuerza Porteña, Claudio Lozano. Consultado por este diario, el economista del CTA respondió primero con una sonrisa irónica para luego decir que sólo hubo conversaciones y nada más. Prefirió hacer varias advertencias: “Lo que está en juego no es la relación con el Presidente, y tampoco las coincidencias parlamentarias, sino cuál es la política y la estrategia que necesita el país para salir de la crisis. Entonces, no habrá consolidación democrática si no hay una estrategia económica que luche contra la desocupación y modifique la relación con el capital concentrado y el FMI. Por ahora Kirchner no da señales al respecto”, aseguró. Así, es poco probable que Lozano aparezca –al menos por ahora– entre las huestes del kirchnerismo no justicialista.

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Ricardo Falú del Grupo Talcahuano (kirchneristas dentro del PJ) y los duhaldistas Eduardo Camaño y José María Díaz Bancalari.
 
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