EL PAíS

De venganzas, continuidades y elecciones en el interior del país

La interminable serie de elecciones de este año reveló hábitos y aparatos del Interior que no suelen ser tan visibles. De Barrionuevo y sus patotas a las revanchas de Entre Ríos, un anecdotario del año que vivimos votando.

 Por Felipe Yapur

El intrincado cronograma electoral que incluyó elecciones presidenciales, a gobernadores y legisladores nacionales y provinciales comenzó en marzo con las frustradas elecciones en Catamarca. Muchos se postularon como representantes de la necesaria renovación que exigía el país tras el desastre de Fernando de la Rúa. Un discurso que se profundizó con la llegada de Néstor Kirchner al gobierno. Sin embargo, poco y nada cambió en las provincias cuando los electores depositaron en los puestos de conducción a los conocidos de siempre. De esos comicios quedaron algunas anécdotas que dan cuenta de que por ahora el cambio tan mentado es apenas superficial.
u Catamarca, fuego y urnas. Primer domingo de marzo. Era el debut de las elecciones. Luis Barrionuevo no logró que la Justicia lo habilitara a participar de los comicios por el PJ. Entonces, se organizó la suspensión violenta del acto electoral. El día previo a los comicios, mientras un estrecho colaborador del sindicalista trasladaba a un grupo de periodistas a un encuentro con Barrionuevo, recibió un llamado en su celular. “No te preocupes –gritó por el aparato como si estuviera solo–. Nada va a pasar. Decile a los changos que no vota nadie. Si es necesario rompen o queman las urnas. ¿Me entendiste? Na-die-vo-ta.” El barrionuevista paladar negro sonrió para luego decir: “(Oscar) Castillo entenderá con quién está jugando. Catamarca es de Luis o de nadie”.
u La Tendencia en Misiones. Al final de cada acto de campaña, Carlos Rovira –el reelecto gobernador kirchnerista– se despedía con el guevarista “hasta la victoria, siempre”. Lo hacía, según confesó, porque la lucha contra el menemista Ramón Puerta era una verdadera revolución en paz y, además, porque el Che había sido engendrado en Misiones. Esto despertó la duda: “En los setenta, ¿participó de la Tendencia?”, preguntó este diario en referencia a la izquierda peronista. Rovira bajó la mirada, mordisqueó un chipá, y dijo: “Sí, de chico tenía la tendencia. Es que para ir a la escuela secundaria debía pasar por la facultad y nos daban panfletos que nos marcaban la tendencia”.
u Huevos y votos. El día de los comicios de Misiones, Rovira fue atacado a huevazos mientras hablaba con los periodistas luego de votar. Enterado de ello, Ramón Puerta dijo sonriente que el único candidato que podía caminar por las calles tranquilo era él. El lunes 29 de septiembre, el menemista convocó a la prensa para reconocer la derrota. Luego recibió a los periodistas de medios nacionales en su despacho de presidente del PJ local. “Yo les cebo mate y ustedes preguntan”, dijo servicial. Respondió con amabilidad pero sin desprenderse del mate. “Usted puede caminar sin que lo molesten, pero los votos que necesitaba para ganarle a Rovira no aparecieron”, le señaló Página/12. “Esteee... je, je... Sí, no me votaron. Bueno, disculpen, los tengo que dejar”, dijo de repente. “¿Y el mate?”, insistió este diario. “Está feo, che”, respondió indicando con un ademán la salida, prometiendo volver a conversar pero esta vez en su despacho de senador nacional.
u Ramón y Luis, una historia de desamor. El asado en la casa que alquilaba Barrionuevo en la zona oeste de la capital catamarqueña había concluido. Afuera, en las escuelas, se votaba por segunda vez para gobernador. Su hermana Liliana lo había reemplazado en la fórmula y por las encuestas a boca de urna que recibía, el triunfo se convertía en quimera. Antes de retirarse, un periodista quiso saber cuál era el rol en la campaña del candidato a senador Ramón Saadi. “Dormir. Del resto, de todo, me encargo yo”, respondió y lanzó una carcajada. Sin más, ordenó a su chofer que lleve a los periodistas hasta el centro de la ciudad. En una esquina, un auto se colocó al lado de la 4x4 que trasladaba a la prensa. “Son las cuatro de la tarde y los fiscales de Ramón se fueron de las mesas. Nos están traicionando”, le gritó la conductora al chofer de Barrionuevo, quien se encogió de hombros y dijo: “Ya lo sabe Luis, ya se lo dijeron, pero está como dormido”. El jueves pasado, Saadi juró como senador nacional, reemplazando a Barrionuevo. Negocio redondo.
u La traición en Tucumán. Sábado 25 de octubre. Hace calor, faltan menos de 24 horas para las elecciones de legisladores nacionales. El todavía gobernador Julio Miranda aspira a convertirse en senador escapando de los rostros de los niños muertos por desnutrición que todavía lo persiguen y dejando tras de sí un tendal de dirigentes del PJ sin conchabo que le juraban venganza. En la mesa del bar, uno de los principales operadores del mandatario seca el sudor de su amplia frente y sonríe ante la pregunta de Página/12: “¿Cortarle boleta a Julio? Nooo, eso nunca y te lo aseguro, porque el que controla eso soy yo. Y si no, ¿quién creés que organizó el corte de boletas que ordenó Julio para que Olijela (Rivas) perdiera en el ‘95 con el viejo (Antonio) Bussi?”, se jactó. El domingo amaneció nublado, húmedo, caluroso. Desde temprano Miranda notó que la afluencia de votantes era menor que la esperada. Temió por su suerte. Una hora después del fin de los comicios alguien le sopló al oído: “En Leales (un bastión peronista del Este tucumano) le piden el documento a la gente. Al que votó le dan un bolsón, pero al que no lo hizo le dan dos. Te cagaron, Julio. El Ruso (José Alperovich) te traicionó”. Miranda se supo solo frente a la peor derrota de la historia del PJ tucumano. Ahora, desde el Senado, medita su revancha.
u El Dani de Entre Ríos. Santa Elena es un pequeño municipio ubicado a 100 kilómetros de Paraná, la capital entrerriana. De allí surgió Daniel Rossi. En 1970 tenía 19 años y “el Dani” sobresalía por ser el único capaz de correr descalzo una picada contra un auto y ganarle. Una velocidad que supo utilizar luego en la política, pero sobre todo en los negocios. En 1987 se convirtió en el vicegobernador de Jorge Busti. De su paso por esa gestión le quedó una causa por enriquecimiento ilícito. Es que su ex esposa le descubrió cuentas bancarias en el Uruguay por donde pasaron 48 millones de dólares. Los detalles fueron publicados en el semanario local Análisis, del periodista Daniel Enz. Esta ofensa nunca fue olvidada por el bustista Rossi. El martes pasado, y tras ser elegido intendente de Santa Elena, movilizó a unas 300 personas frente a los tribunales para exigir que “cese la persecución” contra su persona. Luego se trasladó hasta la esquina de la revista de Enz. Nada pasó porque la Policía local desvió la manifestación. Recién después Busti reaccionó. “Rossi debe aceptar la decisión de la Justicia”, dijo.

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