EL PAíS › AXEL KICILLOF Y ADRIAN PAENZA DESBORDARON LA FERIA DEL LIBRO

“Vamos a volver mucho mejores”

La presentación del libro de entrevistas al ex ministro, Diálogos sin corbata, convocó a más de mil personas. El matemático lo propuso como candidato a presidente, el diputado prefirió reivindicar la militancia como la llave del FpV.

 Por María Daniela Yaccar

Fue tal la convocatoria para la charla de Axel Kicillof y Adrián Paenza en la Feria del Libro, que los organizadores no tuvieron más opción que trasladarla de una sala con capacidad para 200 personas a una en la que cabían 1000. Cuando tomaron la determinación, en medio de las quejas y la decepción de los asistentes que pensaban que iban a quedar afuera, fueron aplaudidos. “¿En qué cabeza cabe que iban a venir 200 personas?”, se preguntaba una joven. “Esto es una catarsis. Venimos a sentirnos acompañados”, se expresaba una señora ante quienes hacía instantes eran absolutos desconocidos. Primero, en la sala Borges, fueron habilitadas 500 butacas. Luego, hubo que habilitar 500 más. Cuando corrieron los paneles negros que dividían el espacio en dos, un aplauso evidenció regocijo.

Sobresalía la cantidad de adolescentes en grupo. Las chicas de uniforme estaban ansiosas por ver al ex ministro: “Yo me voy a desmayar”, advertía una a sus amigas. El matemático y el diputado presentaron el libro Diálogos sin corbata. Para pensar la economía, la política (y algunas cosas más) en el siglo XXI.

El acto fue bastante accidentado, no sólo por el asunto del público, sino también porque Kicillof llegó tarde, por haber quedado “atascado en el tráfico”, según informó Paenza ya en el escenario. Aunque el público le pidió que improvisara, el científico se definió como un mero “telonero” y prefirió esperar. Entre el movimiento de la gente de una sala a la otra, que estaban muy distantes entre sí, y la demora del diputado, la charla comenzó 50 minutos más tarde de lo previsto.

Lo cierto es que el libro –de Siglo XXI y presentado en dos ocasiones con anterioridad– quedó en segundo plano. El acto fue pura mística kirchnerista, la de los dedos en V, los “vamos a volver” y hasta un atrevido “se siente, se siente, Axel presidente”. Fue Paenza quien sorprendió con la propuesta: “El kirchnerismo, la sociedad argentina, necesitan empezar a consensuar un proyecto, para que Axel sea el nuevo presidente, dentro de cuatro años menos 143 días”. Kicillof, que tomaba mate, no dijo ni sí ni no. A la sala llegaban voces desde el exterior: afuera también había gente cantando.

El discurso del ex ministro fue, ante todo, una reivindicación de la militancia: “Es nuestra llave, nuestra clave, nuestra capacidad, nuestro poder”, definió. “Tenemos una gran ventaja. Después de doce años, de tres períodos de un gobierno popular y de la campaña que hicieron, con persecución judicial y mediática, ganaron por un mísero punto. He sido militante toda la vida, en diferentes lugares. Esa palabra que recibe tantas atribuciones negativas, como algo vergonzoso, malo y negativo, siempre la hemos reivindicado. Es un término que hay que ampliar. Militar no es llenar la fichita de un partido, no es exclusivamente ir a la unidad básica o al comité. Hay miles de formas”, definió, dirigiéndose a los “autoconvocados”, los “empoderados”.

Y graficó: “Muchos habitantes del país se volcaron a participar en la campaña como podían. Fue un fenómeno masivo. Creo que fue la clave de que casi ganáramos la elección. Son nuevas formas de militancia que empezamos a encontrar”.

Claudio Martínez, creador del programa televisivo Economía sin corbata –en el que está inspirado el libro– bromeó con la posibilidad de que Kicillof utilice en el futuro cadenas nacionales. Se sabe: sus discursos no se caracterizan por breves. “Hay que seguir trabajando en la cuestión discursiva. No la pegamos en todo en la comunicación. Tenemos que comunicar mucho mejor”, admitió el diputado. Y reivindicó, también, el concepto de “comunicación popular”. “En esta etapa estamos encontrando la clave. Nunca tenemos que abandonar el boca en boca, el timbrado, el bar, el club de barrio, Resistiendo con Aguante, las formas de autorganización”, instó.

Aunque el discurso tuvo más que ver con la construcción que con la destrucción de un proyecto al que calificó como “liberal”, las críticas al macrismo y a los medios de comunicación no faltaron. El diputado dijo que las políticas del nuevo gobierno son “una pala mecánica para hundir los ingresos de los argentinos”. “Trataron de convertir el triunfo de Macri, por un puntito, raspando, en una especie de pasaporte para todos los abusos. Hemos encontrado un gobierno que no ha demostrado el más mínimo respeto por la República ni por la democracia”, sentenció.

El puntapié inicial de la charla había sido una pregunta de Martínez: ¿qué haría el kirchnerismo si se cumple la consigna de que va a volver? “Es inexorable que esto triunfe. Los movimientos populares podrán tener descansos, volteretas y traiciones, pero lo que está atrás es algo que no muere, que no cambia. La voluntad de nuestro pueblo”, respondió Kicillof. Al despedirse retomó esta idea, elevando la voz: “Vamos a volver mejores, no nos van a vender más espejitos de colores porque los resultados están a la vista”.

Inspirado en el programa televisivo Economía sin corbata, el libro presentado el jueves recupera algunas entrevistas del ciclo y revela el pensamiento del ex ministro a partir de diferentes variables del tablero económico. Participaron de las entrevistas Pablo Camaití, Alejandro Dolina, Víctor Hugo Morales, Joaquín Morales Solá, José Natanson, Adrián Paenza, Emir Sader, Horacio Verbitsky y Marcelo Zlotogwiazda.

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“Trataron de convertir el triunfo de Macri, raspando, en un pasaporte para todos los abusos”, dijo Kicillof.
Imagen: Sandra Cartasso
 
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