EL PAíS › UN BALANCE POSITIVO PUERTAS ADENTRO DE LA ROSADA

“No hay críticas medulares”

En el Gobierno celebraron lo que consideraron una benéfica jornada al constatar la ausencia de cuestionamientos de fondo al discurso presidencial. Señal para avanzar con sus políticas.

 Por Diego Schurman

Sin estridencias, el Gobierno celebró puertas adentro la “ausencia de críticas medulares” al discurso de Néstor Kirchner. Puede parecer un tema menor, pero resulta funcional a la estrategia oficial de fortalecer su pulseada con el Fondo Monetario Internacional, sobre todo en momentos en que se espera una escalada de presiones internacionales para mejorar la oferta en el pago de la deuda privada.
“No nos pudieron pegar por temas importantes. Eso en política lleva un mensaje implícito: seguir con la misma política. Y eso es lo que vamos a hacer”, señaló a Página/12 uno de los ministros con acceso directo al despacho presidencial.
¿A qué se debió la falta de duros cuestionamientos? Probablemente a la previsibilidad del discurso. Kirchner no ofreció nada distinto a lo que suele escucharse en su retahíla de actos por el interior, a no ser el aditivo de datos que le proveyeron sus ministros. Si entonces nadie lo contradijo, ¿por qué alguien lo haría ahora?
Subyace también una hipótesis sobre la “oportunidad”. Con el alto índice de popularidad de Kirchner, y con un año huérfano de elecciones, son pocos los que realmente buscan cruzarlo. Hasta Mauricio Macri calla. Y cuando habla se anima a regalar tímidamente alguna palabra elogiosa para el Gobierno. Dicho de otro modo: si uno de los principales referentes de la derecha no choca con la política oficial, ¿qué queda para el resto?
La reciente media sanción de la reforma laboral confirma la aprehensión que existe a la hora de los cuestionamientos. La ley ni por asomo responde a las apetencias de los empresarios. Pero éstos le confirmaron al ministro de Trabajo, Carlos Tomada, que no estaban en condiciones objetivas de plantear demasiadas quejas.
–¿Cuánto influye la imagen de Kirchner en esa decisión? –le preguntó este diario
–El 100 por ciento –respondió.
Esta evidente falta de oposición facilitó en las últimas horas las espasmódicas apariciones públicas de Elisa Carrió, hoy por hoy convertida en la principal voz disidente, pese a que hombres y mujeres de su riñón integran el staff de la Casa Rosada.
“Las críticas que recibió Kirchner por su discurso fueron sobre temas puntuales pero no globales. Y provinieron, en especial, del ARI, de Eduardo Macaluse. Pero no escuchamos cuestionamientos al cambio de modelo que encarnamos”, dijo a Página/12 una de las personas, con banca en el Congreso, que más conoce al Presidente.
El Gobierno lo presenta de esta manera: no hay grieta alguna que desmorone la “causa nacional”, aquella por la cual se intenta privilegiar la deuda interna por sobre la externa. Tan seguro se siente el kirchnerismo de haber logrado una jornada redonda, amén de algunos blancos que devolvió la Plaza Congreso, que inmediatamente después de la apertura de sesiones ordinarias salió a subir la apuesta.
Pero no lo hizo a través de los ministros Aníbal y Alberto Fernández, sus habituales voceros. El rol lo asumió el vicepresidente Daniel Scioli, el hombre al que tiempo atrás el propio Kirchner desconfiaba por su “solidaridad” con el establishment. “Se viene con todo la agenda para superar el default social, prioridad del Presidente y del Gobierno. Creo que lo social marcará la agenda de los próximos años porque la política y la economía se reordenaron en esa dirección”, señaló a este diario.
No es un dato menor: la idea de cohesión parece ser hoy una necesidad extrema del Presidente en la resistencia a las presiones internacionales que generó la quita unilateral del 75 por ciento al pago de la deuda. En ese sentido, el mensaje pulido por su mujer, la senadora Cristina Fernández, prescindió de las menciones a Eva y Perón.
A pesar de ser la referencia habitual de cualquier peronista que se precie, los Kirchner no quieren que la impronta partidaria termines esgando los apoyos. Insisten en que la “causa nacional” debe ser “contenedora”, y por eso –internas peronistas aparte– la convocatoria a una plaza únicamente con banderas argentinas.
“Estamos tranquilos, afianzamos nuestra política y no cosechamos prácticamente ninguna resistencia interna a nuestra pelea con el Fondo. Es un buen comienzo de año”, se ufanan.

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Néstor Kirchner y su mujer, Cristina Fernández, a las puertas del Congreso antes del discurso.
 
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