EL PAíS › EL PRESIDENTE PROHIBIO EL USO DEL EJERCITO PARA CENAS SECRETAS

Kirchner quiere saber el menú

Las revelaciones de Página/12 sobre la cena clandestina en el regimiento Patricios derivaron en una citación especial del Presidente a Pampuro y Bendini y la orden de informar de cualquier comida en instalaciones militares. Kirchner respaldó así otra vez a Bendini. Pampuro, además, minimizó el encuentro de los operadores de inteligencia.

 Por Martín Granovsky

El presidente Néstor Kirchner prohibió anoche al jefe del Ejército, Roberto Bendini, toda reunión clandestina en instalaciones de la fuerza. Página/12 pudo establecer que el ministro de Defensa, José Pampuro, dijo que Bendini conocía de antemano la cena en Patricios y no le informó nada. Si esto es cierto, no es equivocado interpretar que el Presidente resolvió mantener a Bendini contra la opinión implícita del ministro, que por otra parte en ningún momento sugirió su relevo.
Kirchner actuó personalmente por segunda vez en el tema. La primera fue el mismo jueves, cuando tal como informó el domingo en exclusiva Página/12 ordenó por sorpresa a Pampuro que fuera a Patricios a ver quién estaba cenando allí. La segunda fue, justamente, la de ayer, cuando convocó a Pampuro y a Bendini y prohibió el uso de quinchos del Estado para cualquier reunión secreta de procesados por la Justicia, empresarios del sector financiero y operadores en actividad y en retiro.
El Presidente pareció tomarse el tema más en serio que por lo menos uno de sus ministros.
Pampuro minimizó la cena.
Dijo textualmente al periodista Charly Fernández por radio: “El Presidente me preguntó si yo estaba en conocimiento de una cena que se estaba desarrollando en el Regimiento de Patricios. yo le dije que no, porque a mí en ese momento no me habían informado de esa cena. Le pedí al general (Mario) Chretien, que es subjefe del Ejército, que me acompañara. Llegué a las 10 o 10 y media de la noche. Ingresé y me encontré con mucha gente conocida y compartí allí un tiempo con ellos. El argumento que se me dio a mí era la celebración del 25 de mayo. No vi en esto ningún elemento extraño, pero evidentemente esto ha generado suspicacias”.
El domingo Página/12 publicó que Enrique Nosiglia, uno de los presentes, le dijo a Pampuro a su llegada: “Mirá que no estamos conspirando”. “Lo que me decís me garantiza que sí”, replicó Pampuro. Ayer el ministro dijo a Néstor Ibarra que “en términos políticos, él y yo entendemos las preguntas y las respuestas rápidamente”.
El segundo ministro que habló fue el de Interior, Aníbal Fernández. “Yo conocía la existencia de esa cena”, dijo en diálogo con Alfredo Leuco. “El Gobierno tiene que estar siempre atento, y de hecho lo está, y tener también la responsabilidad de saber exactamente cuáles son las acciones, y eventualmente si se está incumpliendo el marco de la ley en el cual se está actuando, además de saber actuar oportunamente como para que estas cosas no se den por sentadas o aceptadas mansamente”.
Según Fernández, “el Estado tiene la obligación de saber qué es lo que está sucediendo y cómo acciona en el caso de que se pongan en riesgo las instituciones del país”.
Este diario informó ayer que el general retirado Daniel Reimundes fue el articulador de la cena, en ayuda del también general retirado Ernesto Bossi, que la convocó con la excusa de que es presidente de la Sociedad Militar Seguros de Vida.
El general fue secretario general del Ejército con Ricardo Brinzoni y antes agregado militar en Washington, donde se jactaba de contar con buena llegada a áreas sensibles del gobierno norteamericano. Ese rasgo lo coloca en parentesco con Jorge “El Fino” Palacios, el comisario mayor que el Presidente Néstor Kirchner pasó a retiro porque se había convertido en un lobbista pese a haber aparecido en conversaciones telefónicas con un reducidor de autos y un comisario retirado que fue miembro de una patota policial en tiempos de la dictadura. Reimundes fue retirado junto con Brinzoni.
En rigor Reimundes recibió a cada uno de los invitados y compartió con ellos el primer tramo, porque después se fue. Eso puede explicar que Pampuro no lo haya visto al llegar. Lo que es difícil de explicar es por qué Reimundes dejó a tiempo el lugar que lo tenía como principal animador. Si el Ejército quisiera investigar a fondo, una pista está en declaraciones de uno de los participantes, Vicente Massot, director del diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca y especialista en justificar la tortura o explicar la masacre del gobierno militar como un simple problema de ejercicio del poder. Massot dijo a Hugo Grimaldi, de Radio el Mundo, que “a la entrada del regimiento había una lista para ver quién entraba y quién no, por una razón de seguridad”. El teniente coronel Marturet, jefe de Patricios, podría verificar su existencia y en ese caso reclamarla a la guardia del jueves último.
Bendini tomó ayer una decisión. Citará a Bossi para que brinde explicaciones. Bossi fue secretario general del Ejército y un propulsor permanente de la conversión de las Fuerzas Armadas en policía interna, y luego encargado de la Central Nacional de Inteligencia en tiempos de Fernando de la Rúa. Llegó allí impulsado por su mentor político Enrique “Coti” Nosiglia, que primero sugirió como jefe de la SIDE a Fernando de Santibañes y luego siguió controlando el área a través de Carlos Becerra. Quien finja sorpresa por la presencia de Nosiglia en la cena del último jueves debería tomar en cuenta esos datos públicos, que se suman a otros aportados ya por este diario: además de Bossi y Reimundes, el otro gran gestor de contactos entre operadores de inteligencia es Raúl García, ex periodista, hombre de confianza del falangista Massot y ex jefe de gabinete de José Jaunarena cuando éste fue ministro de Defensa de Eduardo Duhalde.
Militares retirados que pidieron reserva de su identidad expresaron ayer a Página/12 su irritación por el uso de la Caja Militar de Seguros de Vida como fachada de una cena.
“La Caja es una mutual, y gracias a ella muchos de nosotros pudimos comprarnos la primera casa o el primer auto”, dijo uno de ellos. “Si Bossi usó el nombre de la Caja para organizar una reunión, tendrá que explicarnos su criterio de selección de los comensales.”
Estos fueron algunos de los participantes:
- Rubén Visuara, coronel retirado, fue miembro de la banda de Aníbal Gordon cuando a comienzos de la dictadura el servicio de inteligencia del Ejército operaba el campo de concentración conocido como Automotores Orletti.
- Juan Ferreira Pinho, viceministro de Defensa con Antonio Erman González, uno de los principales imputados por la causa del contrabando de armas.
- Jorge Perrén, miembro de los grupos de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada.
- Carlos Cortelezzi, marino retirado, que hasta hace muy poco fue asesor del secretario de Seguridad, Norberto Quantín.
- Francisco Serrat, brigadier retirado, de relación estrecha con el ex gobernador bonaerense y actual diputado Carlos Ruckauf.
- Norberto Varela, ex jefe del grupo de inteligencia ilegal de De la Rúa en la ciudad de Buenos Aires.
- Emilio Nazar, ex jefe de paracaidistas.
- Gustavo Breide Obeid, seineldinista del Partido Popular de la Reconstrucción.
- Jorge Domínguez, ex ministro de Defensa de Carlos Menem.
- Alberto Crinigan, oficial de inteligencia.
- Jorge Brito, banquero, a quien ayer en medios financieros se atribuía irritación por haber quedado en medio de la mezcla de operadores.
- Eduardo Di Cola, diputado nacional por el justicialismo cordobés, actual administrador del Correo.
- Luis Villar, brigadier mayor retirado, fundador del partido Nueva Opción Republicana.
- Miguel Angel Troitiño, almirante retirado, también del NOR, que en el 2000 dijo a Página/12 que no negaba “que pueda haber habido casos particulares de gente que se apropió de bebés, porque habíaenfrentamientos y por ahí a los muertos nadie los reclamaba y por ahí nadie venia a reclamar los bebés”. Troitiño admitió que “tal vez alguien se quedó con uno, pero no hubo un plan sistemático”.
Los organizadores tuvieron el buen tino de invitar a Enrique Lusso, del Instituto de Ayuda Financiera para el Pago de Retiros y Pensiones Militares, una entidad autárquica que depende del Estado nacional.

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