EL PAíS › KIRCHNER RESPONDIO A DUHALDE
AUMENTANDO EL NIVEL DE LA CONFRONTACION

“Acá no hace falta que pontifique nadie”

Tras dos jornadas en que recibió a casi todos los gobernadores, el Presidente volvió a cruzar a Solá, de quien dijo que debía serenarse, y criticó públicamente a Duhalde, al preguntarse quién era el ex mandatario para decir quién tiene la verdad. El gobernador bonaerense ayer trató de despegarse de la pelea Kirchner-Duhalde y, en tono enérgico, fue conciliador.

 Por Diego Schurman

Como en los matrimonios en crisis, la pareja puede ocultar el problema por un tiempo, en un intento de preservación. Pero cuando sale a superficie suele hacerlo con una fuerza inusitada. La manera en que Néstor Kirchner salió a cruzar ayer a Eduardo Duhalde parece marcar ese momento de inflexión en la alianza política que ambos establecieron, dejándola al borde de la ruptura. ¿Qué le dijo el actual al ex presidente? Lo acusó ni más ni menos que de empantanar la gobernabilidad, planteando una extorsión. “¿Quién es Duhalde para decir quién tiene la verdad?”, castigó.
El eje de la discusión es la plata y el poder que se disputan la provincia de Buenos Aires y la Nación, con el marco que ofrece la discusión de una nueva ley de coparticipación federal.
Hasta ahora, Kirchner nunca se había referido a su socio en términos conflictivos. A lo sumo se animaba a marcar una línea divisoria entre el duhaldismo y Duhalde, obviamente para pegarles a los primeros y preservar al ex mandatario.
El fuerte reclamo de Felipe Solá por obtener del Gobierno más dinero para las arcas provinciales y el respaldo explícito que Duhalde le prodigó al gobernador ayudaron a que la crisis saliera a superficie como nunca antes.
“Está en el campo de tratar de evitarnos la plena gobernabilidad, trabajaremos con la sociedad, con la gente, y con toda la provincia de Buenos Aires para evitar esta situación”, alertó Kirchner sobre la jugada de Duhalde, aunque hasta ese momento sin nombrarlo. De Solá dijo: “Tiene que serenarse”.
Fue recién después, al hablar de la postura del ex mandatario a favor de aumentar en ocho puntos los fondos coparticipables bonaerenses, cuando Kirchner se salió de la vaina y lo mencionó con todas las letras. “Estamos agradecidos del apoyo de Duhalde (en la campaña presidencial), pero no significa que aceptemos cualquier cosa”, atacó en el programa A dos voces, que se emite por el canal de cable TN. “Somos leales con la sociedad y la gente, no aceptamos ese espacio para pagar esas facturas”, remató.
El ex mandatario había dicho que el reclamo de los bonaerenses era “justo”. Y que resultaba necesario un encuentro entre Solá y Kirchner para ponerse de acuerdo. Al Presidente no le gustó nada esa intervención. “Acá no hace falta que pontifique nadie”, lo chicaneó.
Las duras críticas buscaron aislar a los bonaerenses. La estrategia se completó con la ronda de diálogo que Kirchner mantuvo con más de una docena de gobernadores, a quienes encuadró dentro de su prédica de llegar a un acuerdo consensuado.
Entre llamados y recibimientos personales, en los últimos dos días Kirchner tomó contacto con José Manuel de la Sota (Córdoba), Aníbal Ibarra (Capital), Jorge Obeid (Santa Fe); Mario Das Neves (Chubut), Eduardo Fellner (Jujuy), Carlos Verna (La Pampa), Carlos Rovira (Misiones), Julio Cobos (Mendoza), Alberto Rodríguez Saá (San Luis), Miguel Saíz (Río Negro), Jorge Colazo (Tierra del Fuego), Sergio Acevedo (Santa Cruz), Angel Maza (La Rioja) y José Alperovich (Tucumán).
Con matices, cada uno de ellos repudió la posibilidad de una salida “individual” a la hora de negociar el reparto de los fondos coparticipables, en clara alusión a Solá. Kirchner fue más frontal, y no tuvo pruritos a la hora de atacar al gobernador díscolo.
“Me dicen que Felipe dijo que ‘si no me sacan la ley de coparticipación, no saco la ley de responsabilidad fiscal’. Esos aprietes y extorsiones tienen que terminarse. Espero que no sea cierto porque, si no, estaríamos repitiendo viejas tradiciones políticas que están fuera de tiempo y lugar.” Por las dudas, el Presidente dejó claro que si la supuesta amenaza se concretara, él no tendría problema en enfrentarla “con la sociedad”.
En rigor, Kirchner no discute la “legitimidad” del reclamo. Pero sí la manera “demagógica” y el tono con que se planteó. Lejos de amilanarse, Solá insistió anoche mismo en la necesidad de incrementar los ingresos dela provincia. Aunque bajó sus pretensiones. Y se mostró dispuesto a cerrar trato con bastante menos que los 2 mil millones de pesos que representan los ocho puntos de coparticipación en disputa (ver página 4).
El gobernador mantuvo un tono enérgico en sus dichos, aunque dio claras muestras de conciliación con la administración kirchnerista. En cambio, muchos intendentes duhaldistas se mostraron dispuestos a pintarse la cara. Claro, todavía no habían logrado comunicarse con su jefe, que desde Canadá ordenó abortar cualquier intento de sublevación.
“Duhalde nunca fue partidario del show off. No va a salir a pelear por los medios. Eso es una práctica que si bien Kirchner le endilgó a Solá, él mismo adoptó ayer al salir a contestarle por televisión”, dijo uno de los estrategas del ex mandatario.
Se trata, al fin, de una verdad a medias. Fue Duhalde quien apareció en varias radios para respaldar públicamente a Solá y elevar la temperatura del enfrentamiento.
En este pase de facturas, los duhaldistas también se quejaron de las acusaciones de Kirchner sobre Solá. El Presidente había dicho que el gobernador era un demagogo cuando defendía su postura para no “traicionar a los 15 millones de bonaerenses”. Los hombres del ex presidente aseguran que el demagogo es Kirchner cuando dice que siempre tuvo las puertas abiertas para atender al gobernador, ya que hace tiempo que se busca esa reunión y ni siquiera devuelve los llamados.
El trasfondo de la pelea, de plata y poder, es el control del territorio bonaerense. El aparato duhaldista no quiere ceder ni un ápice ante el kirchnerismo, que cada tanto amenaza colarse y armar su propia estructura en la provincia. En este punto, y sólo en este punto, Kirchner evitó una declaración de guerra. Cuando le preguntaron si su mujer, la senadora Cristina Kirchner, podría presentarse el próximo año a competir electoralmente en la patria duhaldista, repitió como una letanía: “no estamos pensando en eso, no estamos pensando en eso”.

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Kirchner recibió a Obeid, Verna, Fellner, Acevedo, Das Neves, Saíz, Colazo y a Rodríguez Saá.
 
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