EL PAíS

Solá no quiere tanto pero tampoco irse sin nada

 Por Martín Piqué

“Yo sé que eso no se puede.” El gobernador bonaerense Felipe Solá reconoció anoche que el aumento de ocho puntos de coparticipación para la provincia de Buenos Aires no puede ser afrontado por la Nación. Pero también insistió con su rechazo al proyecto de ley que impulsa el Gobierno para repartir la recaudación a las provincias. “Es un proyecto por diez años que consolida y empeora la situación de Buenos Aires: nos lleva del 22 y medio al 21 por ciento. No puedo aceptarlo porque yo defiendo a 15 millones de habitantes”, aseguró. Esas declaraciones fueron una respuesta a lo que había dicho el Presidente en una entrevista grabada. Aunque el gobernador dejó abierto un espacio para un acuerdo: “Quiero un ámbito de discusión política”, subrayó tras criticar a “los Fernández”, por el jefe de Gabinete y el ministro del Interior.
Por el lado de Solá, las declaraciones no variaron mucho de lo que venía diciendo hasta ahora. La única diferencia –sustancial– fue que Kirchner había hablado del tema en una entrevista del programa A Dos Voces (ver página 3). Por eso, todo el mundo esperaba la respuesta de Solá y de Eduardo Duhalde, a quienes el Presidente había criticado en su aparición televisiva. Los cuestionamientos habían sido más duros para el ex presidente, de viaje por Canadá. Al final, sólo habló el gobernador, quien defendió su reclamo de mayor coparticipación y aclaró que no exige el 8 por ciento que Buenos Aires perdió en los ’80. “Con el aumento de la recaudación se podría lograr un acuerdo”, planteó.
En su discurso por TV, Solá mostró de nuevo cuál es su objetivo en esta pelea. Quiere evitar que se sancione el proyecto de coparticipación que impulsa la Nación: según los cálculos bonaerenses, esa iniciativa fijará por diez años un reparto de impuestos que achicará aún más el porcentaje de Buenos Aires. “No podemos aceptar eso, comprometemos nuestro futuro político y el de toda la dirigencia bonaerense”, aseguraban en La Plata. Aunque no lo digan públicamente, en la provincia creen que el objetivo del Ejecutivo no es invertir menos en Buenos Aires, sino que las obras públicas y los fondos salgan de la Casa Rosada y no de la gobernación. De esa forma se asegurarían el control político.
En La Plata no quieren aceptar eso, pero saben que existen antecedentes que complican aún más la situación: un ejemplo es el Fondo de Reparación Histórica del Conurbano, famoso en las gobernaciones de Duhalde. Y el panorama se vuelve más complejo por la cada vez más tensa relación que existe entre el Presidente y su antecesor. Una muestra de esa contienda se produjo cuando los diputados del PJ –con el PJ bonaerense como actor principal– no lograron aprobar la misión de las Fuerzas Armadas a Haití (ver más información en la página 13). Poco después del fracaso de la sesión, Kirchner grabó su intervención ante las cámaras. Para el entorno de Solá, estos episodios demuestran que la virulencia de Kirchner responde más bien a su esfuerzo por disciplinar a los duhaldistas que a “la pelea por plata”.
En la provincia conocen intimidades de esa pelea. Ayer, por ejemplo, un ministro bonaerense comentaba que el último sábado, Kirchner llamó por teléfono al titular de la Cámara baja, Eduardo Camaño, para avisarle que iba a armar su propia estructura política en la provincia. Según el ministro de Solá, Kirchner le sugirió que al frente de esa estructura estaría su esposa, la senadora Cristina Fernández. Cerca del gobernador usaban ese dato para explicar parte de las declaraciones de Kirchner.

Acuerdo se busca

A las seis de la tarde, mientras Solá volvía de Mar del Plata en el avión de la provincia, Kirchner grababa la entrevista. El gobernador se enteró más tarde de su contenido. El Presidente había vuelto a criticarlo por sus reclamos de mayor coparticipación. Sin embargo, en La Plata preferían poner el acento en otra tramo de las declaraciones: “Si viene Solá lo recibo”, dijo Kirchner ante las cámaras. Esa frase dio algo de entusiasmo a los colaboradores del bonaerense: “Quiere separar a Solá de Duhalde y a nosotros nos abre una puerta”, analizaban en la sede porteña del Banco Provincia.
El módico optimismo del entorno del gobernador se reflejaba en el pronóstico de uno de sus ministros: “Felipe se va a reunir con Kirchner antes del fin de semana”, confió ayer a Página/12. Según esa visión, el conflicto se destrabará antes del viernes porque la provincia está dispuesta a conceder algunos puntos del reclamo original. “Nosotros aceptaríamos un cronograma progresivo que vaya recuperando con los años los puntos que la provincia perdió”, reconoció el ministro.
El propio Solá comenzó el ablande con un llamado discreto a la Casa Rosada. La comunicación telefónica fue confirmada a Página/12 por un colaborador cercano del gobernador. Más tarde fue confirmada por Solá. “Yo siempre he buscado hablar con el Presidente. Llamé varias veces y pedí un ámbito político para negociar”, se quejó. Al mismo tiempo, sus allegados contaban que el gobernador no había hablado directamente con Kirchner sino con sus portavoces de costumbre. “Queremos una instancia de negociación. Pero nosotros no podemos firmar una ley que rija los ingresos de la provincia por diez años y que no sólo no los aumenta sino que los hace decrecer”, explicaban cerca del mandatario bonaerense.

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