EL PAíS › FUERTE ATAQUE DEL CANCILLER CUBANO AL PRESIDENTE DUHALDE POR EL VOTO EN LA ONU

“Está atrapado en su propio corralito”

A días, solamente, de que la Comisión de Derechos Humanos de la ONU trate la situación en Cuba, el canciller de Fidel Castro dijo que Uruguay, Costa Rica y la Argentina son “serviles” y “genuflexos”. Duhalde repetirá el voto de condena de los últimos años, pero es improbable que patrocine la resolución en nombre de los Estados Unidos. Los cubanos, por cualquier cosa, parecen curarse en salud.

 Por Martín Granovsky

Cuba, que consideraba “lamebotas” a Fernando de la Rúa, acusó ayer al Presidente Eduardo Duhalde de figurar entre los “serviles” y “genuflexos” de América latina, junto con los presidentes de Costa Rica y Uruguay. Los insultos de parte del canciller Felipe Pérez Roque se produjeron por la decisión argentina de repetir el voto que condena la situación de las libertades individuales en Cuba dentro de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Los dichos de Pérez Roque no fueron casuales ni arrancados de asalto por movileros en La Habana sino expresados en medio de una conferencia de prensa en la Cancillería cubana. Se trató, pues, de una decisión fría y además de los adjetivos abarcó estos puntos:
u “El presidente Duhalde ha dicho que su gobierno volverá a votar contra Cuba, diga lo que diga la resolución,presente quien la presente”.
u “Debo decir con claridad que me da pena por su pueblo y creemos que no tiene otra opción que profundizar sus relaciones carnales con Estados Unidos”.
u “No reconocemos autoridad moral al presidente Duhalde para ocuparse de la situación de los derechos humanos en Cuba”.
u “Estados Unidos humilla y presiona a la Argentina negándole el apoyo financiero para salir de la grave situación que allí se creó por la imposición dogmática del modelo neoliberal a instancias de Estados Unidos y el FMI”.
u “Duhalde está atrapado en su propio ‘corralito,’ y no el bancario, sino en el de la independencia nacional y el decoro”.
La Cancillería se había pronunciado a favor de un voto de condena por boca de Carlos Ruckauf y de su vicecanciller económico, Martín Redrado, que con vocabulario de guerra fría pidió “la sanción a la única dictadura que hoy queda en América Latina” y dijo que la Argentina se comprometió con Washington a “trabajar para que el pueblo cubano sea libre”.
Ayer hubo silencio diplomático. La explicación oficial fue que el ministro Ruckauf estaba muy conmovido por el asesinato de su jefe de custodios, Adrián Faldutto. Pero el secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, que también dijo haber sido muy amigo del comisario muerto, afirmó anoche a Página/12 que las declaraciones de Pérez Roque “son las de alguien que espera otro tipo de actitud y se enoja cuando una decisión no coincide con la que busca”. Y explicó que Duhalde mantendrá el voto de los últimos años, “que no es contra Cuba pero sí por la preservación de los derechos humanos”. Esa es la decisión a la que aludía su respuesta. Si hoy Duhalde y Ruckauf mantienen el tono de Fernández, querrá decir que no quieren escalar un conflicto con Cuba hacia niveles más altos de enfrentamiento. Si lo suben, significará que eligieron un frente que se les presenta muy complicado en el plano interno.
Hace 20 días los senadores votaron un proyecto del peronista Eduardo Menem que pedía al Ejecutivo abstenerse “de apoyar cualquier decisión condenatoria a la República de Cuba en la 58 Comisión de Derechos Humanos de la ONU, hasta tanto no se levanten los embargos, bloqueos y sanciones económicas aplicadas al país”. El voto recogió, entre otros, el endoso de Raúl Alfonsín, Vilma Ibarra, Jorge Busti y Antonio Cafiero.
La Cámara de Diputados estuvo a punto de tratar el tema, que hubiera terminado en una segura condena, pero el último jueves terminó sin incluir la cuestión cubana en el temario. Allí, es sintomática la posición abstencionista de José María Díaz Bancalari que se da aparte. Es vicepresidente del bloque y un duhaldista convencido. Si él no está dispuesto a secundar a Duhalde es que Duhalde no tiene plafond político para un voto de condena a Cuba.
La duda es, todavía, si la Argentina, además de votar contra La Habana, será uno de los impulsores de la resolución de condena. Un funcionario del Gobierno reveló que Ruckauf y el embajador en Estados Unidos, DiegoGuelar, son partidarios de esa posición, pero que el resto del Gobierno no la comparte. La impresión en medios oficiales y entre diplomáticos latinoamericanos es que Duhalde no ordenará patrocinar el proyecto de resolución.
El año pasado, ese papel quedó a cargo de la República Checa, convertida en un alfil del Departamento de Estado. Cuba perdió la votación solo por dos votos, 22 a 20 sobre 53. El resto se abstuvo, incluyendo a México, Brasil, Perú, Ecuador y Colombia.
Este año los checos anunciaron que no quieren el rol protagónico, y Washington busca por eso un patrocinante que le evite el incómodo juego de presentar descarnadamente el proyecto de condena. Las primeras versiones indicaban que sería Perú, pero ayer esa posibilidad quedó muy en duda luego de que el gobierno de Alejandro Toledo desmintiera haber elaborado un documento que se le atribuyó. “Sabemos que Perú se ha quejado por ello al Departamento de Estado”, dijo Pérez Roque.
La desesperación norteamericana por encontrar un patrocinante podría explicar la virulencia de la declaración del canciller cubano, que también negó derecho moral al presidente uruguayo Jorge Batlle, “porque allí los torturadores andan por la calle”, y al costarricense Miguel Angel Rodríguez “ya que lo único que le falta es pedir la anexión de Costa Rica a Estados Unidos”.
La lógica cubana podría consistir en pegar antes, y fuerte, sobre países que ya decidieron el voto en contra, como Uruguay, la Argentina y Costa Rica, para aumentar las resistencias internas y evitar que se transformen en patrocinantes.
En este sentido, Uruguay parece haber sido un blanco aún más claro que la Argentina, porque el canciller Didier Operti había reconocido ante el Senado que “hay algunos países latinoamericanos que están intercambiando consultas a efectos de ver si es posible elaborar un documento común”. Para Operti, “la idea no es penalizar a Cuba, no es convertirnos en juez de esta situación, sino ver si le podemos proveer a la comunidad internacional de un instrumento que permita que Cuba informe sobre los pasos que viene dando”.
En todo caso, si hay alguna idea nueva dando vueltas conviene recordar que la tradición de la diplomacia cubana es rechazar cualquier inspección que venga precedida de una condena.
Si no hay ningún cambio y el escenario es el mismo de los años anteriores, de los países latinoamericanos que integran la Comisión de Derechos Humanos, es probable que voten por la abstención Brasil, Ecuador y México, que Venezuela lo haga a favor de Cuba y que voten en contra la Argentina, Uruguay, Costa Rica y Guatemala. Quedan por ver Perú, que en el 2001 se abstuvo, y Chile, que en el 2000 votó contra Cuba, en el 2001 no formó parte de la Comisión y este año podría abstenerse.

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Castro y su canciller Pérez Roque. Un revival del “lamebotas” dedicado a De la Rúa.
 
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