EL PAíS › LAS IMPUGNACIONES A LA CANDIDATA A LA CORTE SUPREMA

La hora señalada para Argibay

 Por Eduardo Tagliaferro

Como suele ocurrir en los últimos tiempos, este miércoles será un día de mucho debate en el Senado. A la mañana comenzará la audiencia pública en la que se analizarán las impugnaciones y respaldos cosechados por la candidatura de Carmen Argibay como jueza de la Corte Suprema. La existencia de cincuenta y cinco preguntas llevaba a algunos legisladores a especular con que la audiencia se extendería por unas tres horas. Al final de la audiencia y a primera hora de la tarde está llamada la sesión ordinaria del cuerpo en la que se pondrá a consideración el pliego de Carlos Bettini como embajador de la Argentina en España y de Héctor Timerman como cónsul en Nueva York. Aunque el PJ tiene los números suficientes para aprobar los pliegos sin mayores sobresaltos, en el oficialismo esperan que en el recinto tendrán que sobrellevar algunos duros cuestionamientos.
Luego de que admitiera su condición de atea, Argibay tuvo una catarata de impugnaciones promovidas por entidades vinculadas a la Iglesia Católica. Así fue que en el primer momento del procedimiento, se registraron unos 6976 cuestionamientos en el Ministerio de Justicia. Todos ellos eran de idéntica factura. Algo similar ocurrió en el Senado en el que las notas de los particulares sumaron unas 2500. Como siempre todas con el mismo formato. Las críticas de organizaciones no gubernamentales llegaron a 29. Los respaldos sumaron 19. Entre ellos los del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, del CELS y de Madres de Plaza de Mayo y Abuelas de Plaza de Mayo.
“Creo que decir de frente lo que uno es o piensa revela honestidad, que es el primer paso para la ecuanimidad. Mis creencias, o su falta, no deben interferir en las decisiones judiciales que tome”, dijo Argibay en una de sus apariciones públicas luego de que su admisión de atea generara una oleada de críticas eclesiásticas.
Argibay respondió a todas las impugnaciones en una carilla oficio. Allí sintetizó los cuestionamientos recibidos en cuatro puntos. La propia candidata los reseñó así: “1) mi situación impositiva, 2) que figuraría en una lista de personas desaparecidas, 3) mi declaración de ser atea 4) mi opinión personal sobre el aborto”.
Sobre el primer punto dijo que “es verdad que no estoy inscripta en la AFIP, porque mi patrimonio nunca superó el mínimo no imponible”. Sobre el segundo punto respondió: “No me consta que figure en la lista de desaparecidos de la Conadep” y “ninguna persona de mi familia cobró por mi ‘desaparición’. En 1994 personalmente me indemnizaron por el tiempo de detención sufrido (sin proceso)”. Sobre su estado religioso dijo: “La fe se tiene o no se tiene. Yo no la tengo, pero respeto a todos los creyentes. El adjetivo militante fue una ironía, en el momento, y sólo en ese sentido lo reconozco”. Sobre el aborto dijo: “He jurado respetar y hacer respetar la Constitución”. También guardó un último párrafo para quienes le cuestionaron coincidencia ideológica con el presidente Néstor Kirchner. “Sólo estuve con el doctor Kirchner por espacio de pocos minutos, en la audiencia en la que me ofreció este cargo. No lo conocía con anterioridad y no lo he vuelto a ver”, respondió la candidata a convertirse en la segunda mujer en el máximo tribunal en democracia.

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