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Kirchner imagina que recibir a Maradona no será mal visto

La reunión se hará al mediodía en la Rosada. Maradona quiere internarse en una clínica en Suiza, pero la Justicia no le permite viajar. “¿Por qué no lo va a ayudar?”, dicen en Gobierno.

 Por Fernando Cibeira

Un dato que anoche se mantenía en reserva era que el encuentro se hará al mediodía en la Casa Rosada. En su despacho, entonces, el presidente Néstor Kirchner recibirá a Diego Maradona, para que el Diez le cuente sus desventuras judiciales que le impiden salir del país para continuar su tratamiento contra la adicción a las drogas en Suiza. Un funcionario cercano al Presidente justificaba la reunión que –puede suponerse– levantará polvareda. “Lo que pensó Kirchner es que si no lo recibía también lo criticarían. Maradona es una de las personas más queridas por la gente y está en dificultades, ¿por qué no lo va a ayudar?”, sostenía. Uno de los gestores de la movida, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, lo explicaba así: “Maradona es alguien que ha tenido con la Argentina una actitud lo suficientemente importante como para que el Presidente lo reciba y lo escuche”. Con todo, y eso era motivo de preocupación, aclaraba que Kirchner no iba a interceder en la situación judicial de Maradona.
El origen de la reunión fue el deseo del Diez de poner a Kirchner en conocimiento de sus problemas judiciales. Maradona quiere irse de la clínica de Ituzaingó y seguir su tratamiento en Cuba –su deseo– o en Suiza –la preferencia de su médico, Alfredo Cahe–. Pero, por un recurso presentado por su familia, existe la posibilidad que el juzgado de familia número 2 de Morón lo declare parcialmente incapaz y le coloque un curador. “No soy ni un loco ni un tarado, estoy bien y en condiciones de viajar”, es, según contó Cahe, lo que Maradona le quiere explicar a Kirchner.
El contacto llegó a través de Diego González, el secretario privado de Aníbal Fernández, quien también tiene a Cahe como médico personal. González llevó esta semana a Cahe al despacho de Aníbal Fernández y a partir de ahí se armó, con bastante rapidez, el encuentro. Curiosamente, fue Diego González también quien llevó a la Casa Rosada al animador bailantero Tota Santillán, luego de unas declaraciones del jefe de Gabinete, Alberto Fernández, sobre la cumbia villera.
Al mismo tiempo, el vocero presidencial, Miguel Núñez, habló también con Claudia Villafañe, la esposa de Maradona, para ponerla al tanto de la organización de la reunión. Núñez armó una relación con Claudia durante la internación de Maradona en la Clínica Suizo Argentina, cuando fue a interiorizarse por la salud del astro y llevar los saludos de Kirchner.
Al parecer, Maradona tenía muchas expectativas puestas en que el encuentro con el Presidente le resuelva su situación personal. Ayer, el director de la clínica Alabardía, del cantón suizo de Ticino, Michele Matia, reveló que “las tratativas con Maradona y su médico están concluidas y una decisión definitiva es inminente”. Matia contó que uno de los especialistas de la clínica ubicada a orillas del lago Maggiore se encuentra desde hace algunos días en la Argentina para cerrar las negociaciones, dado que considerar un orgullo que el astro se interne allí. La clínica Alabardía tiene fama mundial en el tratamiento de desintoxicación y rehabilitación de adictos.
En el Gobierno evaluaban que la reunión podía costarle algún enojo al Presidente. “Seguramente en la radio alguien se escandalizará porque recibe a Maradona y dejó esperando a Carly Fiorina”, se adelantaba un vocero. Fiorina, presidenta de Hewlett Packard y la mujer más influyente de los Estados Unidos según la revista Forbes, se fue enojada de la Casa Rosada, después de esperar que Kirchner la recibiera durante 45 minutos.
Pero el análisis que hacían cerca del Presidente era que un costo parecido –o mayor– hubiera sido dejar a Maradona gritando en la soledad de la clínica, sin atender sus ruegos. Al fin y al cabo, se trata del mayor ídolo deportivo de la Argentina: la procesión que acompañó sus días de internación en la Suizo fue una muestra del sentimiento que su figura aún provoca. Lo que se cambió de la idea inicial fue que el Presidente se trasladara hacia la clínica. Hoy al mediodía será Maradona quien se traslade en ambulancia al edificio adonde llevó la copa del mundo en 1986.

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Maradona pidió el encuentro con Kirchner para mostrarle que “no soy ni un loco ni un tarado”.
 
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