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Los plazos de la causa por la clausura de la muestra de León Ferrari se aceleraron ayer. La jueza Elena Liberatori recibió la apelación del gobierno de la ciudad y en horas dio respuesta aceptando el reclamo, por lo que el expediente le llegará a la Cámara en los próximos días. El tribunal tiene ahora un máximo de 15 días para expedirse, por lo que podría haber resolución en la primera quincena de enero –aunque existen cámaras que, utilizando algún vericueto judicial, esquivan los plazos y demoran los fallos–. La apelación se resume en un párrafo transcripto de la Corte Europea de Derechos Humanos: “La libertad de expresión no es válida sólo para las ideas que son favorablemente recibidas como inofensivas o indiferentes sino también para aquellas que chocan, inquietan u ofenden al Estado o a una fracción cualquiera de la población. Tales son las demandas del pluralismo y la tolerancia sin las cuales no existe sociedad democrática”.
Uno de los mayores conflictos que plantea la resolución de clausura es que, siendo provisoria, por los tiempos procesales se convierte en una clausura casi definitiva por cuanto el expediente amenaza con no tener resolución hasta febrero, fecha en que está previsto el final de la muestra. Ayer, la magistrada admitió, a pedido de la procuradora general de la ciudad, Alejandra Tadei, que se aceleren al máximo los tiempos. Por ello, en horas aceptó la apelación, aunque en lugar de permitir que la muestra se abra mientras dure la controversia judicial, resolvió lo contrario: que la exposición siga cerrada. Liberatori libró oficio a la agrupación católica que pidió la clausura, Cristo Sacerdote, y le dio 24 horas para contestar sobre la apelación y luego trasladará todo a la Cámara. El expediente llegaría al tribunal de apelaciones el lunes.
Los puntos clave de la apelación de la ciudad son los siguientes:
u La jueza sostiene que la muestra viola la intimidad de los ciudadanos porque ofende sentimientos religiosos.
La procuradora Tadei contesta que cuando el Código Civil habla de intimidad se refiere a que “nadie puede inmiscuirse en la vida privada de una persona ni violar áreas de su actividad no destinadas a ser difundidas sin su consentimiento. El caso típico es publicar una foto o correspondencia que perturban la intimidad personal”. Esto no tiene nada que ver con concurrir a una exposición de arte, realizada en local cerrado y dando aviso acerca de la existencia de imágenes que pueden herir la sensibilidad.
u La jueza acoge el argumento de Cristo Sacerdote de que la muestra objetada se expone en dependencias oficiales.
Contesta la ciudad que la Constitución porteña garantiza la igualdad ante la ley. “El señor Ferrari y cualquier persona tienen derecho a ser diferentes y a pensar de manera diferente, aun respecto de presuntas mayorías. El artículo 32 de la Constitución de la ciudad prohíbe toda censura. Con esa base se está olvidando que el deber del gobierno de la ciudad consiste en vehiculizar toda expresión cultural, sin por ello comprometerse con su mensaje.” Tadei señala que cerrar la exposición es ejercer la censura de Estado. Y transcribe el siguiente párrafo: “En regímenes de facto se cambiaron las letras a los tangos porque consideraban irreverente el lunfardo, en épocas de Onganía se prohibió la ópera Bomarzo y el Instituto Di Tella, mientras se cercenaban películas de Bergman, Antonioni y Pasolini. Durante la dictadura militar se quemaron los textos de Marx con los de Luis Gusmán y tratados de matemática moderna porque la teoría de los conjuntos era considerada diabólica”.
u La jueza cita a organizaciones del Diálogo Argentino que en un comunicado manifiestan que se hiere la sensibilidad religiosa.
La ciudad responde que ese mismo texto no pide la clausura de la muestra y numerosas organizaciones del Diálogo han hecho saber que se oponen al cierre de la muestra. Entre ellas Abuelas de Plaza de Mayo, la CTA, Apyme y la comunidad Bet-El y la Asociación Cristiana de Jóvenes. Tadei cita cantidad de organizaciones, junto con artistas e intelectuales y 2500 ciudadanos que han hecho llegar su repudio a la clausura.
Por último la ciudad alerta que el fallo de la jueza Liberatori puede ser una violación por parte del Estado a los tratados internacionales que garantizan la libertad de expresión. En el escrito hay una larga cita del Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel: “No estoy de acuerdo con la censura artística, aunque no nos guste. No estoy de acuerdo con agravios a la fe de todos los credos. Pero no es Ferrari quien ha ofendido al Dios de la Vida. El escándalo que hacen para censurar la exposición, no ha hecho otra cosa que avivar el fuego de las conciencias”.