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Néstor Kirchner prefirió enfrentar a sus adversarios dentro del justicialismo refiriéndose a “las secuelas” que dejaron sus propias gestiones de gobierno. “Los sinvergüenzas que vaciaron el país”, dijo el Presidente en un acto en la Casa Rosada para identificar a Carlos Menem y a Adolfo Rodríguez Saá, que se unieron en el reclamo de renovar la cúpula partidaria y criticar duramente al gobierno nacional. “Tenemos que venir a remediar el endeudamiento que generaron otros y el default que hizo otro y ahora están juntos”, volvió a embestir Kirchner contra los ex presidentes, a quienes también calificó como “los exégetas del ajuste”.
El Presidente no precisó salir de la Casa de Gobierno para hacer anuncios institucionales y cruzar duramente a sus adversarios en la interna del PJ. Primero, en el Salón Sur, su auditorio estuvo compuesto por vecinos de La Matanza y directivos de cooperativas de trabajo que se encargarán de mejorar, con subsidios estatales, unas 1000 viviendas en los humildes barrios de Las Antenas y Villa Palito. Allí disparó contra Menem y Rodríguez Saá: “Están juntos uno de los que nos endeudó, y no vamos a nombrar, y aquel que declaró el default; ambos ahora levantan las políticas de la década del ’90 y esto es la hipocresía que vive la sociedad”, dijo Kirchner.
“Me causa estupor cuando escucho a algunos personajes que fueron caras concretas de la venta de la Argentina en la década anterior diciendo que falta presencia del Estado”, insistió el Presidente en su referencia a Menem y Rodríguez Saá, para luego instar a los presentes a “tener buena memoria” para “no tropezar dos veces con la misma piedra”. Enseguida, Kirchner hizo otra referencia a la situación legal de los ex presidentes justicialistas por sus hechos de gobierno: “La Justicia debe proceder con absoluta rapidez y saber qué es lo que sucede y quiénes son los responsables de esos hechos”.
El acto estuvo cargado también de simbolismos dirigidos al ámbito de las disputas en el PJ. Kirchner estuvo acompañado, como ayer lo adelantó Página/12, por el gobernador bonaerense Felipe Solá y el intendente del distrito más poblado de la provincia, Alberto Balestrini. Ambos, ferozmente enfrentados con Eduardo Duhalde (ver aparte).
En la Casa de Gobierno interpretaron que los duros términos del Presidente hacia Menem y Rodríguez Saá son por los inconvenientes que la reciente alianza entre ambos intenta provocar dentro de los bloques justicialistas en las dos cámaras del Parlamento. La semana próxima, los senadores Eduardo Menem y los puntanos Liliana Negre de Alonso y Raúl Ernesto Ochoa conformarán su propio espacio dentro de la cámara, distanciándose del bloque oficialista, para quien la pequeña escisión no representa un cisma para la bancada que cuenta con 38 senadores. La decisión de los senadores imitará lo que ya hicieron los diputados menemistas Alejandra Oviedo y Adrián Menem, que dejaron el bloque del PJ para formar el propio y sumarse al que encabeza el propio Adolfo Rodríguez Saá.
Por la tarde Kirchner volvió a utilizar la tribuna del Salón Blanco de la Casa de Gobierno para golpear al dúo que también le reclama la “normalización” de la conducción partidaria, porque la consideran acéfala y a través de la cual quieren torcer el apoyo que el PJ brinda al Presidente. Esta vez frente a los jubilados docentes –que volverán a gozar de la ley que establece una asignación del 82 por ciento móvil sobre los salarios de quienes están en actividad– Kirchner se refirió a Menem y Rodríguez Saá como “los exégetas del ajuste”.
“Los mismos personajes que remataron la Argentina, muchos de ellos dicen que el Estado no está, es casi grotesco”, describió el Presidente ante los docentes, para luego advertir que “están agazapados” e instó a su auditorio a “no tenerles miedo”.
Esta no es la primera vez que Kirchner sale a enfrentar al tándem que no sólo aprovecha cada acontecimiento público para criticarlo sino que también comenzó a realizar actos de campaña en varios lugares del país azuzando fantasmas ideológicos y reclamando la “normalización partidaria”. El escenario fue la Casa Rosada, para contraponerlo y diferenciarlo de su propia gestión. Ese es el fuerte del Presidente frente a sus adversarios.