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La defensa de Scilingo no logró que sus camaradas lo defiendan

El represor Jorge “El Tigre” Acosta, mandamás de los Grupos de Tareas de la ESMA, y los oficiales Carlos Daviou y Jorge González se negaron a declarar como testigos de la defensa de Scilingo.

Silencio. Un gran silencio fue lo único que se pudo escuchar en la audiencia que inauguró la ronda de testigos propuestos por la defensa del represor Adolfo Scilingo en el juicio que enfrenta en España. Ninguno de los militares que fueron citados ayer –todos ellos imputados en la causa– aceptó declarar. Los oficiales Carlos Daviou y Jorge Raúl González, el ex jefe de inteligencia de la ESMA, Jorge “El Tigre” Acosta, y su abogado Gonzalo Torres Tolosa se excusaron ante la Audiencia de Madrid y no atestiguaron. En un escenario poco alentador para el marino, hoy se prevé que el resto de los testigos citados mantengan la misma postura.
“¿Está dispuesto a declarar por la defensa de Adolfo Scilingo?”, preguntó el juez. “Obviamente que no”, fue la escueta respuesta que balbuceó el capitán de fragata Jorge “Tigre” Acosta. Minutos después, escondido dentro de un impecable traje gris y un bronceado poco acorde con su condición de detenido, el ex jefe de tareas del más emblemático centro de concentración durante la dictadura se retiró de la sala.
La secuencia se fue repitiendo a medida que los militares se iban presentando en el subsuelo de Comodoro Py. Ante la frustrada iniciativa, la Audiencia de Madrid tuvo que limitarse a leer el cuestionario que la defensa había preparado y que dejó entrever la intención de repetir la estrategia que orientó el testimonio de Scilingo el mes pasado, cuando después de improvisar contradictorios argumentos para negar su participación en los vuelos de la muerte buscó ampararse en la Obediencia Debida. El trámite duró media hora. El magistrado español mostró bastante desconcierto –a pesar de que allegados a la causa admitieron que la abstención era previsible– y con una mueca dio por terminada la audiencia.
Al igual que cuando la Escuela de Guerra Naval lo rechazó por haber compartido con los directores su pesadilla en la ESMA, al igual que cuando mandó las cartas jamás respondidas al dictador Jorge Rafael Videla para contar su participación en los vuelos de la muerte, al igual que cuando le escribió en 1991 al entonces jefe del Estado Mayor de la Armada, Jorge Ferrer, para solicitar la publicación de las listas con los nombres de los desaparecidos y tampoco recibió respuesta, Scilingo, una vez más, se quedó solo. Hasta el momento la defensa no pudo concretar ninguno de los testimonios que tenía previstos para desvincularlo de los cargos que enfrenta en la península.
Hoy tendrá una nueva oportunidad con la presentación del resto de los testigos, entre quienes se encuentran el capitán de corbeta Jorge Perrén, que habría presentado también un escrito para no declarar, y el almirante Jorge Ferrer, quien –explicó el abogado de la Acusación Popular Carlos Slepoy– al no estar procesado tendría obligación de atestiguar. Para la próxima semana se prevé comenzar con la presentación de pruebas. La intención de los abogados querellantes es garantizar las condiciones para que el tribunal español pueda dictar sentencia antes del 15 de abril y garantizar que Scilingo no quede en libertad.

Informe: Carolina Keve.

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Con un tostado envidiable, más aún para un represor preso, el “Tigre” Acosta se negó a hablar.
 
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