EL PAíS › DICTAMEN DEL INADI CONTRA EL OBISPO BASEOTTO

Otra mancha en la historia negra del vicario castrense

En una homilía del año pasado, el obispo que ahora quiere tirar al mar al ministro de Salud cargó contra los musulmanes. Fue denunciado en el Inadi. Su titular concluyó que el obispo es “discriminador” y que sus dichos coinciden con “el núcleo ideológico de la última dictadura”. El caso es el nuevo exponente de su conducta: Baseotto acumula acusaciones de antisemitismo, vinculaciones con represores y justificaciones de los “excesos” de la dictadura. Aquí, Página/12 revela su historia.

 Por Mariana Carbajal

El Instituto Nacional contra la Discriminación y la Xenofobia (Inadi) está a punto de firmar un durísimo dictamen contra el obispo castrense, monseñor Antonio Baseotto, según adelantó ayer a Página/12 el titular del organismo, Enrique Oteiza. Lo acusará de violar la Ley Andiscriminatoria, la Constitución Nacional y hasta la Declaración Universal de los Derechos del Hombre en la homilía que dio en la misa de cierre de la última peregrinación del personal militar a la Basílica de Luján. En ese sermón, el prelado desplegó un discurso “integrista” y disparó contra la inmigración musulmana a Europa, a la que responsabilizó de producir “un tembladeral” y llevar al Viejo Continente a “una agonía inexorable”. Tras estudiar el caso, Oteiza fue concluyente: “Ese texto es la fundamentación doctrinaria del autoritarismo, su núcleo ideológico coincide de manera plena con la orientación que guió a la última dictadura militar”. Denuncias de antisemitismo en su juventud, estrechos vínculos con el juarismo, relaciones con el ex represor Antonio Musa Azar, justificaciones de los “excesos” de la represión ilegal y un sinnúmero de expresiones polémicas conforman la historia negra de la máxima autoridad de la Iglesia Católica para asistir espiritualmente a las Fuerzas Armadas.
La denuncia ante el Inadi fue presentada por uno de los vicepresidentes de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), Miguel Monserrat, por la homilía que Baseotto pronunció el 7 de octubre último durante la misa que coronó la peregrinación de militares a Luján. Según crónicas periodísticas, lo escucharon en la Basílica el ministro de Defensa y los jefes de las Fuerzas Armadas. En un pasaje del sermón, centrado en el auxilio que puede encontrar la política en la religión, Baseotto sentenció: “La exigencia de identidad brota de la situación histórica por la que pasa nuestra patria en un mundo globalizado y confuso. Y brota de nuestra fe. En una Europa desdibujada en su identidad, que ha renunciado a sus raíces cristianas, el fenómeno musulmán produce un tembladeral y la lleva a una agonía inexorable, a un colapso como pueblo. Es hora de escarmentar en cabeza ajena y apostar por ser nosotros mismos. El coqueteo con una izquierda sin sustento ni prestigio después del Muro de Berlín y del desguace de la URSS, las ambigüedades mezcladas de complejo de inferioridad de un pluralismo anónimo e indefinido, el propiciar un diálogo que concluye inexorablemente en renuncias claudicantes ...”.
En su presentación, el directivo de la APDH hizo hincapié en las dos frases resaltadas. “Además de la flagrante discriminación hacia la fe religiosa del Islam –señaló Monserrat en la denuncia–, estas declaraciones tienen una clara connotación amenazante y macartista, con la indisimulada y peligrosa intención de condenar el pluralismo y el diálogo, que son valores y herramientas insustituibles de la convivencia democrática del pueblo argentino.”
El fragmento fue analizado en el Inadi. Como es trámite habitual, el organismo convocó al denunciado para que hiciera su descargo. “En general, en situaciones similares, los denunciados suelen decir que sus declaraciones fueron sacadas de contexto o no fueron reproducidas con fidelidad. Pero monseñor Baseotto en ningún momento se desdijo. Y sostuvo que las realizó en un acto meramente religioso y cultural, carente de un ánimo discriminatorio, y se escudó en su status eclesiástico”, detalló el titular del Inadi en diálogo con Página/12. Luego de estudiar el caso, la conclusión del organismo fue contundente. “No cabe ninguna duda del carácter discriminatorio del texto, que está agravado porque se trata de un funcionario público, que depende de la Presidencia de la Nación, y cobra un sueldo del Estado, y que por su función castrense ejerce una influencia en la construcción de los valores de los integrantes de las Fuerzas Armadas. Es un discurso antidemocrático, y violador de los derechos humanos fundamentales”, evaluó Oteiza. Y agregó: “Esta noción de que la identidad nacional está ligada de manera integrista a una religióndeterminada, que considera al pluralismo como una amenaza disolvente y que califica a otra religión como portadora del mal, contiene los rasgos fundamentales que contribuyeron a conformar la ideología que durante la última dictadura militar llevó al terrorismo de Estado”. El dictamen contra Baseotto se firmará en los próximos días.

DEVOTO JUARISTA Y MENEMISTA

La primera denuncia por discriminación Baseotto la recibió en su juventud –en años del alfonsinismo–, cuando todavía no había sido ordenado obispo de Añatuya, pero ya era cura de aquella diócesis santiagueña. El religioso se encargaba del cierre de programación dominical del Canal 7 de la capital provincial, propiedad del poderoso empresario Néstor Ick, de aceitadas relaciones con el régimen de los Juárez. “Desde ese lugar se despachó en distintas oportunidades con expresiones antisemitas”, recordó ante Página/12 David Scaliter, actual presidente de la Sociedad Israelita de Santiago y su titular en aquel momento. Por aquellos dichos, la entidad presentó una denuncia contra el sacerdote ante la DAIA. “Nunca pidió disculpas y se escudó en sus fueros eclesiásticos”, señaló Scaliter.
En Añatuya, una de las regiones más pobres del país, Baseotto pasó 27 años. Los diez últimos, como obispo de la diócesis, hasta noviembre de 2002 cuando fue designado por el Papa al frente de la vicaría castrense. En Santiago era un clásico su enfrentamiento con el fallecido monseñor Gerardo Sueldo, a cargo de la otra diócesis de la provincia, la de Santiago del Estero, y conocido en su tierra como “el obispo de los pobres”. Nunca Baseotto aceptó firmar los durísimos documentos contra el gobierno de los Juárez que promovía Sueldo. En el ámbito eclesiástico santiagueño lo recuerdan como un fervoroso defensor de aquel régimen.
Mientras monseñor Sueldo creaba la Secretaría Diocesana para los Derechos Humanos, desde donde se denunciaron casos de gatillo fácil, detenciones arbitrarias, la aplicación de tormentos y apremios ilegales en comisarías santiagueñas y la persecución de opositores políticos en tiempos del reinado de Musa Azar como secretario de Seguridad de la provincia, Baseotto no dudaba en alabar el desempeño del comisario general y mano derecha de los Juárez, actualmente acusado del delito de homicidio cuádruplemente calificado en perjuicio de Patricia Villalba, una de las víctimas del doble crimen de La Dársena.
En una carta fechada el 21 de octubre de 2002 –a la que tuvo acceso Página/12–, el obispo de Añatuya le expresa a Musa Azar que es “consciente de su competencia y de su buen criterio, avalado por años de trabajo”. En otra esquela, enviada para saludarlo para las fiestas, destacaba el deseo de que el nuevo año “siga siendo de mutua colaboración”. Este último documento forma parte de la veintena de cajas presentadas por el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Luis Duhalde, al Congreso Nacional, y que constituyeron los fundamentos para intervenir la provincia el 1º de abril de 2004.
Baseotto se mostraba como un devoto simpatizante del menemismo. “En reuniones de obispos del NOA en los que se fustigaban políticas de gobierno en áreas sociales o educativas siempre era él contra todos los obispos. Baseotto era el único que defendía al menemismo”, señaló a Página/12 uno de los obispos testigos de aquellos encuentros.
El informe de la delegación santiagueña del Programa Nacional Anti-Impunidad, que coordina el abogado Luis Santucho, acusa al Obispado encabezado por Baseotto de participar en el encubrimiento de un crimen, en el que estaba implicado un policía. “Durante el menemismo Baseotto se olvidó repentinamente de su pública condición de antisemita, había muchos miles de motivos, teniendo en cuenta que quien firmaba los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) era precisamente Carlos Corach, el ministro del Interior que más tiempo estuvo disponiendo de esos fondos, muchos de los cuales fueron a parar a las misteriosas cuentas del Obispado”, señala el documento elaborado por el organismo, en mayo de 2004. El uso de la alegoría bíblica contra el ministro Ginés González García no sorprendió en Santiago. “Nunca escuché a Baseotto durante la dictadura militar ni en la época del juarismo en Santiago del Estero decir que a algún militar había que ponerle una piedra al cuello y tirarlo al mar. Esos crímenes y esas muertes parece que no lo escandalizaban”, declaró el presbítero Mario Ramón Tenti, párroco de la iglesia de Mailín, de la capital santiagueño, en declaraciones al Nuevo Diario.
Las expresiones polémicas han sido una constante en sus homilías. En la misa por los muertos por la Patria oficiada en la catedral castrense el 10 de diciembre último justificó el terrorismo de Estado de la última dictadura militar. “Se trató de una guerra. Y en una guerra es imposible evitar los excesos.”
Antes, todavía como obispo de Añatuya, se expidió sobre las leyes de salud sexual y reproductiva, sancionadas en distintas provincias, que obligan al Estado a entregar gratuitamente anticonceptivos. “Legitiman la prostitución” y “responden a una mentalidad ante la cual la del tristemente recordado nazismo quedaría pálida”.

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El gobierno argentino pidió ayer formalmente al Vaticano que haga renunciar al obispo destinado en las Fuerzas Armadas.
 
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