EL PAíS › LA CARTA DEL REPRESOR AMELONG

Dinosaurio de manual

“Queridos amigos y camaradas: como ustedes bien saben me encuentro detenido en el Batallón de Comunicaciones 121 de Rosario, en el marco de las causas que el Gobierno del montonero que se encuentra ocupando el puesto de Presidente de la Nación Argentina, ha mandado abrir contra quienes no nos dejamos dominar hace treinta años por las bandas terroristas”.
“Hace casi un año que se mantiene esta situación de detención, y con el paso del tiempo, las condiciones han ido empeorando paulatina pero sostenidamente, especialmente tras el momento en que se hiciera cargo del Comando de Cuerpo de Ejército II el General Calvi, es el caso que acabo de tomar conocimiento que éste, en connivencia con el juez Vera Barros actualmente a cargo del juzgado en el que tramitan las causas que se me siguen, han decidido trasladarme a otra unidad con asiento en San Lorenzo, provincia de Santa Fe, agravando así aún más las condiciones de la ilegal, arbitraria, e injusta detención que me han impuesto”.
“Los que nos encontramos en estas condiciones, y tal vez algunos de ustedes también, sabemos que nada bueno podemos esperar de jueces y camaradas que se han rendido por conveniencia personal al poder político de turno; por ello sólo nos queda “por ahora” hacer lo que individualmente está a nuestro alcance. Convencido de que ello es así, les comunico que he decidido lo siguiente”:
1. Hacer saber por todos los medios posibles los nombres de quienes, aparentando ser camaradas de armas, tienen conductas reñidas con las normas y tradiciones de nuestro querido Ejército Argentino.
2. Hacer uso del derecho constitucional de expresarme sin censura previa.
3. No prestar mi colaboración para la ejecución del citado traslado.
4. Dejar de consumir alimentos sólidos hasta que se revierta la mencionada disposición de traslado. “En el año del trigésimo aniversario del asesinato a manos de terroristas montoneros de quien fuera mi padre, el ingeniero Raúl Alberto Amelong, el tiempo de esperar paciente y calladamente que la Justicia haga Justicia y que nuestra superioridad en las Fuerzas Armadas cumpla con su deber, se ha terminado”.

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