EL PAíS › LA INTERNA DE LA CGT POSTERGA LA CONSAGRACION DEL CAMIONERO

Hugo Moyano teje como Penélope

Después de horas de negociación, Hugo Moyano quedó más cerca de convertirse en el secretario general de la CGT. Pero la puja con Armando Cavalieri por los choferes de supermercados pospuso el acuerdo.

 Por Diego Schurman

No hubo fumata blanca. Y Hugo Moyano deberá esperar para quedarse con el poder absoluto de la CGT. Los denominados “gordos” –como se llama a los dirigentes de los gremios de servicios– condicionaron ayer su apoyo al camionero a que éste ponga freno a su política “expansionista”, que atizó el conflicto interno, en especial tras la disputa con el mercantil Armando Cavalieri por el encuadramiento de los trabajadores de supermercados.
En la actualidad, Moyano comparte el mando con Susana Rueda y José Luis Lingeri. La conducción tripartita fue bendecida hace un año, durante el acto de unidad de Obras Sanitarias, como un esquema transitorio hasta dar paso a un modelo tradicional, con un único secretario general.
Anoche los partidarios de Moyano daban por hecho que el 14 de julio el camionero será consagrado nuevo jefe cegetista, acompañado por Lingeri como secretario adjunto. Reconocían, de todos modos, que aún faltaba convencer a la totalidad de los “gordos” y en especial al jefe de Sanidad, Carlos West Ocampo, quien lleva la voz cantante de la resistencia y cree que se está más cerca de la fractura que de un acuerdo.
En las duras negociaciones que mantuvieron por la tarde en el sindicato de la Construcción, West no se privó de chicanear a Moyano. “Vos sos nacionalista con la energía, nacionalista con el agua, y sos privatizador con el correo y la basura, que es la peor de las privatizaciones”, criticó.
La frase venía a cuento de una supuesta política “expansionista” del camionero. A saber: su participación en el negocio de las privatizaciones, en el “robo” –ese fue el término utilizado– de trabajadores de otros gremios hacia el suyo, y de las reuniones privadas que mantiene con Néstor Kirchner para acordar lugares para los suyos en las listas de diputados del PJ, sobre todo en las bonaerenses.
El centro del conflicto parece ser, de todos modos, lo resuelto por el comité arbitral de la CGT, que le dio a Moyano la razón en el diferendo que tenía con Cavalieri por la representación de los trabajadores del área de logística y distribución de Coto.
Los “gordos” aseguran que ese comité no debe dirimir estos conflictos porque no hace más que profundizar las peleas eventuales. “Si el comité no intervino en peleas históricas, como las que mantuvieron la UOM y el Smata, cómo va a intervenir ahora”, vociferaban.
Los moyanistas traducen que en el fondo los “gordos” reclaman mayor participación en las decisiones y en los futuros negocios. Y que le darán un guiño al camionero siempre y cuando éste se comprometa a abrir el juego al resto de los integrantes de la CGT.
Por eso ayer, ni lentos ni perezosos, los moyanistas acordaron que sea Cavalieri el que encabece la delegación sindical que partirá en junio a Ginebra para participar de la reunión anual de la Organización Internacional de Trabajo. Además, se congenió para que Moyano y el dirigente mercantil, o en su defecto sus abogados, intenten desde hoy una salida consensuada al diferendo de representación.
Un dato a tener en cuenta: la interna de la CGT no es sino en su articulación la interna del peronismo. Por eso los amagues de renuncia de Roberto Lavagna hicieron mella en el seno de la central. Para los desmemoriados: en el 2003 el núcleo de los denominados “gordos” impulsó la candidatura presidencial del actual ministro de Economía.
En un sector de la dirigencia gremial suelen reproducir aquel discurso que prima en las mesas del poder para diferenciar a Lavagna de Kirchner. Rescatan el aplomo del primero y lo contrastan con la vehemencia del segundo, como una forma de desacreditar al Presidente. No es, de todos modos, la expresión mayoritaria en la CGT.
En la misma lógica, la alianza estratégica entre Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner cumple un papel contenedor, tanto en el sindicalismo como en otros factores de poder. Los “gordos” que admiran a Lavagna tributan al exmandatario mientras que Moyano, de buen vínculo con ambos, hoy por hoy se posiciona con el Presidente.
Las razones de ese encolumnamiento son varias. Hay intrínsecas al gremio de camioneros, como el papel de no obstrucción que cumplió el Ministerio de Trabajo en la pelea por el encuadramiento gremial de Carrefour y Coto. Hay otras de política partidaria, ya dicha, como el pedido de Moyano a Kirchner para ubicar candidatos en las listas del PJ.
Moyano tiene en mente varios nombres propios. Pero el camionero, Cavalieri, West, Lingeri, Oscar Lescano, Andrés Rodríguez, José Pedraza, Gerardo Martínez, Luis Barrionuevo, Omar Viviani, Gerónimo Venegas y Juan Manuel Palacios, en fin, todos los que participaron de la reunión de ayer en la Uocra, no los revelaron.

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El camionero Hugo Moyano quiere el volante.
 
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