EL PAíS › OPINION

Pequeño recordatorio desde lejos

Por Ernesto López *

La presentación en sociedad de la alianza entre Macri y López Murphy acaba de consumarse. Convergencia de inocultable prosapia, un rasgo de la mise en scène los caracteriza redondamente: hicieron su acto de lanzamiento en el Museo de la Balanza, instrumento característico de los mercaderes. Es decir, de los que van al mercado y hacen de éste el centro de su existencia práctica.
Y sí, quién podría desmentirlo. Uno es un teórico –es quizá mucho decir– del neoliberalismo. Y el otro un producto empresarial de las concepciones neoliberales desarrolladas en el país desde los tiempos de Martínez de Hoz. Mercado, mercado y más mercado. Ese ha sido el “ábrete sésamo” de una concepción y unas políticas que llevaron a una buena parte de los argentinos a la pobreza y al desempleo, y a la Argentina a la hondísima crisis general de 2001.
Expusieron algunas ideas centrales haciendo eje en “la veleidad autoritaria del Presidente” y en la inconveniencia de la opción plebiscitaria que estaría promoviendo Néstor Kirchner: “No es el oficialismo o el caos”, sostuvo con directa sencillez Mauricio Macri.
El primero es un argumento que se viene meneando desde hace algún tiempo, no sólo por los dos dirigentes de los que se ocupan estas líneas. Es inexcusable señalar que no hay ningún hecho que lo avale. Nada ha sucedido que permita sostener con seriedad esa cuasi acusación (el sustantivo veleidad evoca cierta evanescencia que funciona se diría que como lavandina). Pero, en todo caso, también es inexcusable recordar la entidad de quienes enuncian de esa manera: uno es un ex funcionario de la dictadura del Proceso; el otro un empresario formado al amparo de los buenos negocios realizados por su padre precisamente también en la época del Proceso.
La segunda idea central tiene algo de miserable. Porque en pos de cierto rédito inmediato tapa una falencia que colocó en una situación de debilidad política relativa al presidente Kirchner desde el inicio de su gestión. Como se recordará, Carlos Menem, dando otra muestra de su falta de responsabilidad cívica, huyó de la segunda vuelta, en las elecciones de 2003. Privó así a Kirchner –y de paso, al entero sistema político nacional– de una fuente fundamental de legitimidad. A mi modesto modo de ver, el Presidente busca en estas elecciones de mitad de período, esa legitimidad que se le negó entonces. Me parece que tiene todo el derecho de hacerlo, de la misma manera que me parece que es bueno para el sistema político todo. Al fin y al cabo, los déficit de legitimidad son una de las dolencias que trae de arrastre dicho sistema (“que se vayan todos”, remember?).
Mercado es asimismo –y curiosamente– el apellido de casada de la señora de un militar, que se identifica con Mons. Baseotto y expresa en diversos ámbitos paleontológicas ideas de derecha (casi sin centro). Quizá quede representada por el espacio estructurado por López Murphy y Macri. Pero sería una torpeza hacer una ligazón directa entre una y otros. Malgré el grueso olvido sobre la ausencia de segunda vuelta en el que incurren por apetitos coyunturales y menores, debe saludarse la organización política del centroderecha pergeñada por ambos. Es potencialmente bueno para el sistema político. Porque es saludable que el debate franco de ideas y proyectos y la compulsa electoral de los mismos sustituyan a lo que ha sido hasta hoy la más consistente forma de expresión de aquel espacio: el juego de lobbying, la presión mediática y el mero tráfico de influencias.

* Sociólogo. Embajador en Haití.

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