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El supremo Boggiano se defiende con uñas y dientes

El último sobreviviente de la mayoría automática del menemismo en la Corte Suprema presentó su descargo ante el Senado. Calificó de “libelo acusatorio” el dictamen en su contra que motorizó el juicio político.

 Por Eduardo Tagliaferro

Doscientas pormenorizadas fojas, con una presentación que bien podría asimilarse a la de un ensayo jurídico si no fuera por la abundancia de chicanas de bajo nivel que en su momento también repitieron otros acusados, conforman el escrito que un día antes del vencimiento del plazo reglamentario el juez de la Corte Suprema Antonio Boggiano presentó en el Senado para defenderse de la acusación de “mal desempeño” que le formuló la Cámara de Diputados. El magistrado no se priva de calificar de “libelo acusatorio” al dictamen votado por la gran mayoría de la Cámara baja y que dio comienzo al juicio político que, seguramente, terminará con su destitución, a la que no duda en calificar como el aniquilamiento del Poder Judicial. También pidió que, como testigos, sean citados el actual canciller Rafael Bielsa, en su condición de ex titular de la Sindicatura General de la Nación y Manuel Garrido en su rol de ex titular de la Oficina Anticorrupción.
Junto con sus argumentos escritos, el magistrado pidió ser escuchado en el recinto del Senado, donde se podrá explayar oralmente. Algo que el plenario del cuerpo podría decidir hoy en la primera sesión legislativa luego de que se certifique el ingreso de la defensa. Dado los tiempos que el Senado viene mostrando en su funcionamiento primero y en este proceso en particular después, la presencia podría demorarse varios días. Finalizado el alegato de Boggiano, el Senado podría votar su suspensión transitoria, tal como sucedió con el caso de Eduardo Moliné O’Connor.
Patrocinado por los abogados María Gelli y Marcelo Sancinetti, la defensa del magistrado transcurre por seis capítulos en los que incluso no se priva de digresiones teóricas sobre la figura del juicio político. Al detenerse en los supuestos errores de procedimiento, Boggiano analiza la ausencia de la ex diputada Nilda Garré en la comisión encargada de presentar la acusación. La “ausencia de uno de los miembros de la comisión determinó que el escrito de acusación fuera presentado sin representación suficiente”, señala el juez. Este supuesto defecto, que no por casualidad en la misma sesión parlamentaria se encargó de subrayar la senadora Liliana Negre de Alonso, encolumnada en el Opus Dei al igual que Boggiano, fue desestimado en el debate por la mayoría del plenario.
El juez también puntualiza “la improcedencia constitucional” de ser juzgado por el contenido de sus sentencias, algo que en su momento y sin éxito también argumentó el destituido Moliné O’Connor. Boggiano reclamó “la nulidad de la acusación en su total alcance”. En los aspectos formales, también subrayó que se violaba el debido proceso legal al fraccionarse la acusación contra otros jueces de la Corte que fueron acusados por “hechos idénticos o conexos”.
A la hora de pedir, Boggiano no se privó de nada. Pidió la recusación de todos aquellos senadores que votaron favorablemente la destitución de Moliné O’Connor. Para explicar por qué pedía la recusación, el magistrado dijo que aquellos legisladores “no satisfacen el estándar objetivo de la imparcialidad”. Luego de esto, solicitó “que se declare cosa juzgada” todos los cargos por los cuales no se lo acusó a Moliné. Acusación que en esos casos no contó con los dos tercios de los votos favorables, condición reglamentaria imprescindible para que se consideren aprobados.
Ante la posibilidad de que ninguna de las nulidades y recusaciones que presentó en los puntos anteriores fuera tenida en cuenta, Boggiano explica su actuación en el caso Meller. Dice que no se expidió sobre el contenido de la sentencia apelada por el tribunal arbitral, sino sobre la posibilidad de abrir el recurso extraordinario presentado por el Estado. También subraya que este recurso no podía ser abierto de ningún modo por haber sido interpuesto una vez vencido el plazo legal. Explica sus cambios de posición, diciendo que “obedecieron a vicisitudes” que también influyeron sobre los restantes votos del tribunal. Más allá de la pátina académica, nada nuevo bajo el sol.

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El ministro de la Corte Suprema, Antonio Boggiano.
 
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