EL PAíS › OPINION

Galeano y nosotros

 Por Raúl Kollmann

Página/12 fue ayer uno de los ejes de la defensa de Juan José Galeano. “Fue Página/12 quien primero estableció las relaciones que había entre el armador de autos truchos Carlos Telleldín y varios policías bonaerenses –dijo el suspendido juez ante el jury de enjuiciamiento–. Fue Página/12 quien primero dio a conocer el nombre del oficial Irineo Leal, como contacto de Telleldín y hombre de la Brigada de Vicente López que pudo haberse llevado la camioneta.”
Efectivamente, este diario publicó, en boca de Telleldín, el reconocimiento de su relación delictiva con los uniformados. La confirmación de ese vínculo la hicieron los oficiales Mario Bareiro y Diego Barreda también en diálogo con quienes estábamos a cargo de la cobertura de Página/12: Román Lejtman y quien escribe estas líneas. Ellos admitieron que tuvieron todo preparado para quitarle a Telleldín, extorsión mediante, la camioneta Trafic cuyo motor se encontró entre los escombros de la AMIA.
Sin embargo, aquellos primeros pasos fueron luego convertidos en algo muy distinto por el gobierno de Carlos Menem y el juez Galeano. Veinte meses después de aquellas revelaciones de Página/12 –según lo señala con claridad el Tribunal Oral– se utilizó lo descubierto por este diario para armar una pista falsa.
En los videos que filmaron clandestina e ilegalmente la SIDE y el propio Galeano, éste aparece diciéndole a Telleldín qué es lo que debía decir en su declaración judicial. A cambio de esos dichos recibiría 400.000 pesos. Se ve en imagen al magistrado indicándole a Telleldín qué foto debían marcar sus cómplices para incriminar a los policías –“la número 5, esa que se parece a Diego de la Vega, el de la serie El Zorro”–, se ve al magistrado recitándole a Telleldín qué ingredientes necesitaba en su testimonio y a Telleldín diciendo “usted sabe que eso no se lo puedo contestar con la verdad”. Telleldín no le estaba vendiendo información a Galeano, sino Galeano comprándole una declaración armada a Telleldín.
Cuando ocurrió todo eso, en 1996, este diario venía denunciando que no había voluntad política para investigar a fondo el atentado. El episodio más sonado fue la revelación de que había únicamente siete personas trabajando en la pesquisa, un grupo al que llamaban “los poquitos”. Luego vino el escándalo mayúsculo del acto aniversario de 1997 cuando los familiares de las víctimas denunciaron a los ministros y al propio juez por la farsa en la que se había convertido la pesquisa. El camino llevaba al final inevitable: un juicio oral que duró dos años y un fallo en el que se detallaron, paso a paso, las irregularidades y el armado de una pista falsa. Durante el juicio hubo un veedor de la OEA que no vio anomalías sino un juicio justo.
Así como Página/12 puso al descubierto el entorno de Telleldín, también fue el primero en denunciar, junto a los familiares, que la investigación derivó en un armado político ilegal.

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