EL PAíS › LUIS ZAMORA ANALIZA LA REPRESION A LOS PIQUETEROS

“Fue una cacería fríamente planificada por el Gobierno”

El diputado de Autodeterminación y Libertad caminó ayer entre la gente que se reunió para repudiar los asesinatos.
Dijo que “éste es un gobierno de mafiosos” y lo responsabilizó por la brutal represión.

 Por Victoria Ginzberg

Luis Zamora camina bajo una bandera de su partido Autodeterminación y Libertad. El modesto estandarte se pierde entre los carteles de las distintas asambleas barriales que avanzan detrás de los piqueteros. Los mismos que a su alrededor gritan que se vayan todos, alientan al diputado. “Grande Luis”, le dice un señor de gorra marrón. “No aflojes”, una rubia de anteojos. Mientras marcha por Avenida de Mayo en repudio a la represión del miércoles, reconstruye con voz ronca los pasos que dio anteayer desde que se enteró por los ciudadanos que lo llamaban a su despacho de los incidentes del puente Pueyrredón. Fue a la comisaría primera de Avellaneda, al hospital Fiorito y al local “allanado” del PC. Además, mantuvo un sugestivo diálogo con un policía que le aseguró que los piqueteros “se mataron entre ellos”.
–¿Cómo se enteró de los incidentes?
–Me llamó gente por teléfono, gente que no conocía y que estaba viendo por televisión la represión. Hablamos con Alberto Roselli y nos fuimos para allá. Habremos llegado a la una y media.
–¿Con qué se encontraron?
–Lo primero que hicimos fue irnos a la comisaría primera. El puente ya estaba controlado por la Prefectura. Nos dijeron que había unos 180 detenidos. Después nos dijeron que había incidentes en el hospital Fiorito y nos fuimos para allá. Ahí ya tuvimos un primer panorama, porque caminando por Mitre se veían razzias, camionetas de la bonaerense, sirenas, policías disparando a gente que estaba a cien, cientocincuenta metros, huyendo, obviamente les tiraban por la espalda y sin que ofrecieran resistencia. Se metían por calles paralelas, era una cacería. Cuando llegamos al Fiorito vimos secuestros del estilo de grupos de tarea de la ESMA. El control del hospital lo tenía la policía. Había un montón de familiares preguntando por los muertos y los heridos y la policía de civil empezó a agarrar a los jóvenes, los metían dentro de una camioneta sin identificación. Hablé con la directora del hospital que me dijo que estaba la guardia desbordada. Le reclamamos que se fuera la policía, que no podía permitir que entrara al hospital si no es con una orden y no para pegarle a gente que acababa de ser reprimida. Accedió y le ordenó que se fueran.
–¿Ahí habló con un oficial?
–Hablé con un oficial de la departamental. Fui a decirle que tenían que sacar a la policía del hospital porque iban a crear más tensión y me dice: “mire lo que me pasó”, tenía un tajito acá (se señala arriba de la ceja). Oficial, le digo, “hay muertos y hay heridos”. Y él me contestó: “diputado, tenemos experiencia, se mataron entre ellos, usted sabe que se matan entre ellos”.
–Después fueron al local del Partido Comunista.
–Ahí nos avisan que están allanando el local del PC, que quedaba a cuatro cuadras. En el camino vimos que seguían las razzias, las camionetas que circulaban con sirenas de un lado para el otro. Cuando llegamos al local, ya habían tirado gases y los que estaban adentro habían saltado por los muros a las casas linderas. Nos dicen que en la casa de al lado estaba la policía e intentamos entrar. El policía nos abre pero cuando vio quienes éramos nos cerró de un portazo. Empezamos a gritar, entramos medio de prepo y vemos a tres muchachos que están sacando a otro con una herida muy grande, con masa encefálica que se le desprendía. Un policía intentó pararnos y lo sacamos a los empujones. Cuando llegué al patio trasero de la casa, encontré a diez muchachos con las manos en la nuca y boca abajo. Estaban aterrorizados creyendo que estaban rodeados de policía. Nos contaron que los oficiales los habían obligado a poner cuerpo a tierra y que un policía le apuntó a uno y le tiró en la cabeza, a treinta centímetros. A otros –creían que eran tres– los baleó. Estaban llenos de balas de goma en la pierna.
–¿Pudo identificar a alguno de los policías?
–A ése lo identifiqué porque me quedó grabada la cara y justo estaba en la comisaría cuando entró el tipo. Individualicé a dos de los que intervinieron en el allanamiento, que en realidad fue una tentativa de homicidio y lesiones. Se llaman Gaise y Pagi.
–¿Los presos denunciaron malos tratos?
–En el patio de la comisaría conversamos con muchos detenidos. Adentro, el primer momento fue brutal con las mujeres, había una embarazada, discapacitados, a quienes trataron como basura. Pero a partir de que llegamos –había un grupo de legisladores– no les pegaron, sí sufrieron hacinamiento, porque los tuvieron en un lugar muy chico apretujados durante horas sin poder ir al baño. Conversé con ellos y me contaron cómo comenzó la represión. Les pregunté sobre los comercios y los autos y en ese momento empezaron a intercambiar opiniones entre ellos y la conclusión que fueron sacando es que había un grupo que ellos no conocían. Serían entre ocho y doce personas. Dijeron que los habían querido parar. Un muchacho les dijo “paren que nos matan viejo” pero no les dieron bola. Fue muy espontánea esa conclusión y a mí me confirmó que les metieron un grupo provocador pequeño a romper, nada más para poder mostrar daños a la población que justificaran el accionar de la policía.
–El jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, dijo que usted era un “oportunista” y que le recordaba que “dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”. ¿Qué interpreta que quiso decir con esto último?
–Lo tomo como una amenaza. Este es un gobierno de mafiosos. Duhalde es un mafioso, no lo subestimo. Atanasof es más mafioso todavía. Y están en una interna mafiosa con el menemismo y en el medio está la población. Responsabilizo al Gobierno por lo que pudiera pasarme a mí, a mi familia y a nuestro movimiento. Porque sé de lo que son capaces. Que un mafioso me hable de la ley quiere decir que va a actuar en forma contraria.
–¿Qué pasa a partir de ahora? ¿Qué respuesta tendrían que dar los movimientos sociales, las asambleas, los piqueteros y los partidos?
–Atanasof salió a contestar porque toda la tarde de ayer (por el miércoles) recordé sus declaraciones de los días previos, en las que había dicho que iba a hacer todo lo necesario para impedir que se cortara el puente. Un policía entiende perfectamente cuando le dicen que haga todo lo necesario, sabe que tiene mano libre, que puede hasta matar. El Gobierno lo planificó. Era público que había una presión de un sector importante del Gobierno por endurecer, porque así no se llegaba a diciembre. Así que creo que fue fríamente planificado para cambiar la política que venían teniendo hasta ahora.
–Y a partir de este endurecimiento ¿Cuál debe ser la respuesta?
–Por ejemplo ésta (y mira la marcha a su alrededor). La represión no causa temor, le pasó a De la Rúa, que se le volvió en contra. A Duhalde le puede pasar lo mismo, depende de la población. Lamentablemente algunas organizaciones políticas y sindicales están jugando con el argumento de que combatir a Duhalde favorece a Menem y hoy apelaron a que la población no se movilizara.
–Y si se va Duhalde, ¿qué pasa en el futuro?
–Es una respuesta que tiene que dar la población. De arriba no viene, de eso estoy convencido y las respuestas desde abajo son mucho más difíciles. No tenemos esa experiencia.

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