EL PAíS › EL ACUSADO DE ENTREGADOR QUE ACUSO A UNA ABUELA DE LA PLAZA

Los alumnos de Tránsito Rigatuso

 Por Mónica Gutiérrez

En dos semanas se conocerá la sentencia del primer juicio que concluyó ayer en Córdoba contra una abuela de Plaza de Mayo. Sonia Torres fue acusada de calumniar a Tránsito Rigatuso, ex director de la Escuela Manuel Belgrano de Córdoba en los tiempos previos a la dictadura, por afirmar que había delatado chicos que luego resultaron desaparecidos. Los cinco días de debate sólo descubrieron detalles nuevos de cómo este personaje –que luego fuera diputado nacional– fue colaboracionista de la represión más sangrienta de la historia del país. “El querellante dice que no puede pensarse que fuera colaborador de sus agresores, pero ofrece como testigos a Menéndez y a Anadón, y se reunió con éstos y el coronel Santiago”, argumentó Elvio Zanotti, uno de los defensores de Sonia y agregó: “Es como decir, yo no he pecado, pregúntenle al diablo”. El abogado de Rigatuso, con cacerolazo de fondo incluido, pidió para Sonia “la pena mínima” que prevé el Código Penal.
La exposición de Mariano Arbonés, patrocinante de Rigatuso, abundó en consideraciones personales, para tratar de explicar que no es quien parece ser. “También supe de la persecusión militar”, anunció y de allí pasó a contar su “denodada defensa de la libertad” cuando escribió un artículo positivo sobre un fallo que reconocía la unión de una pareja de homosexuales, en Mendoza. Dijo que las opiniones de un juez no constituyen cosa juzgada porque no son parte de la sentencia”, en referencia a un fallo de Gustavo Becerra Ferrer de 1987, en la causa por la desaparición de Jorge Nadra, alumno del Belgrano. “Su actuación, la de confeccionar listas y entregarlas a los organismos de seguridad, está probada”, dice el juez en relación al ex director de la escuela. También Silvina Parodi estudió en el Belgrano y fue desaparecida por la dictadura, embarazada del hijo que Sonia busca hace 26 años. Su abogada María Teresa Sánchez recordó que “los considerandos de un fallo son parte de la sentencia. No vamos a permitir que Rigatuso venga a limpiarse de una sentencia que es cosa juzgada”.
En tiempos de Rigatuso, la intervención de la policía federal era normal en el colegio: “cuando la alteración del orden se vuelve incontrolable, qué hay de reprochable en llamar a la policía”, preguntó su abogado. Quince de los chicos del Belgrano desaparecieron y muchos más se tuvieron que ir del país. Pero Arbonés siguió justificando: “de los testimonios que se han escuchado no se puede probar nada, yo también puedo organizar una patota de 20 personas que vengan a decir que soy autor de un homicidio”, señaló, en referencia a los ex docentes y a los sobrevivientes del horror del Belgrano que hicieron un memorioso repaso de la actuación de Rigatuso. Llamó “festival del rumor” a lo que es un dato público desde 1975 y que figura en libros y diarios e intentó explicar que, siendo peronista, el ex director de la escuela no podría haber servido al gobierno golpista. Pero Rigatuso reconoció haberse reunido con Luciano Benjamín Menéndez cuando era interventor del PJ en Córdoba y luego, en 1984, con el ex jefe de Inteligencia del Tercer Cuerpo César Anadón y el coronel Fernando Santiago. “¿No recordaba cuando se reunió con Menéndez que De la Sota y Menem, por ejemplo, estaban detenidos a disposición del Poder Ejecutivo?; esto echa por tierra la supuesta victimización que hace el querellante”, argumentó Zanotti y concluyó: “Esa forma de defenderse es poco seria, es como decir, yo no he pecado, pregúntenle al diablo”.
Los abogados de Sonia pidieron su absolución: la querella es absurda porque le atribuye dichos que son del periodista, no hubo ánimo de injuriar y Rigatuso, evidentemente, es un delator, porque lo dijo la Justicia y porque lo dicen cientos de personas.

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