EL PAíS › DUHALDE NO SE RINDE Y DEJA HACER EN LA PELEA POR LAS INTERNAS

Para contar porotos bien despacio

Con un escenario del menemismo trabando la interna porque se sabe perdedor, De la Sota sin crecer y Rodríguez Saá en alza, el Presidente se opone a la ley de lemas y deja que la discusión por la interna siga y dilate los tiempos de las elecciones.

 Por Sergio Moreno

”Duhalde está poroteando –neologiza el ministro, queriendo dar cuenta de la actitud especulativa del Presidente. Y sigue–: cree que tiene un veranito con la situación social, la mejora de los indicadores económicos y el posible acuerdo con el Fondo. Entonces no tendría problema si se retrasa el cronograma electoral: quiere irse lo mejor posible”, afirma. Este cronista le pregunta para qué. El ministro responde: “Para volver a ser gobernador”. Y, ¿para qué quiere retornar al lugar donde ya estuvo ocho años?, inquiere el periodista. “Para volver a ser Presidente, pero con los votos de la gente”, especula el ministro, tan bonaerense como Eduardo Duhalde, convencido de lo que está diciendo. Otro miembro del gabinete sugiere que la cerrazón del Presidente en no conceder un tranco de pollo al menemismo y mantener la convocatoria a internas abiertas tal como salió del Ministerio del Interior responde, en parte, a esa ‘poroteada’: “Si la Justicia tumba los decretos, todo se retrasa; si se retrasa, no jode a nadie. En definitiva, todo el peronismo está haciendo tiempo”, dice.
La discusión intramuros del PJ por la definición de su interna es, a esta altura, abarcadora de casi todo el universo del Gobierno. No escapa, siquiera, a la trágica situación de inseguridad que atraviesa el Conurbano con su mejor maldita policía del mundo, recientemente intervenida por las fuerzas de seguridad federales. La polémica surgida por el veto virtual que el menemismo hizo de los decretos de convocatoria a las internas azuzó más de una intriga y, casi todos, ven fantasmas y traiciones por doquier.
–¡Estos tipos están locos! –gritaba el ministro del Interior, Jorge Matzkin, en su despacho, refiriéndose al menemismo–. Son todos amigos míos, nos conocemos desde hace años, hicimos juntos mil y una ¡y creen que los voy a cagar! ¡Están locos!
En el Gobierno creen que los operadores menemistas están haciendo lo imposible para evitar las internas. Matzkin mismo entiende que, si se les concediese lo que están pidiendo –hacer la interna con padrones que contengan sólo a los independientes y afiliados al PJ–, inmediatamente surgiría otra exigencia. “El menemismo quiere la interna en la medida en que la gane y si no, no quieren nada. Si ven que van a perder, como está pasando ahora, van a encontrar un pelo al huevo”, dicen en la Rosada. Incluso, hasta los funcionarios menos refractarios al ex presidente están convencidos de que el ex Presidente utilizaría cualquier arma para bajarse. Ayer mismo, el jefe de la SIDE, Miguel Angel Toma, refutó duramente a Carlos Menem, quien acusó a los espías de lanzar el rumor de que tendría un mal incurable. “Me va a tener que llamar para pedir disculpas”, dijo Toma sobre el riojano. En la Secretaría de Inteligencia están indignados. “No estamos haciendo ningún tipo de operación: son ellos los que no ven el modo de bajarse”, argumentan.
“Es mucho más fácil discutir sobre las internas o las operaciones que sobre las cuentas en Suiza”, disparó ayer con malicia un funcionario con despacho en Balcarce 50.
Otro integrante del gabinete, conversando con Página/12, fue aún más duro: “El Turco se quiere bajar –aseguró, mirando por una ventana del despacho de su Ministerio–. No puede caminar por la calle, no puede mirar a los ojos a la gente, no puede hacer el cuerpo a cuerpo, que era con lo que él ganaba. Por lo tanto, Menem perdió su valor. Además, está decrépito”, descerrajó.
Lemas
Duhalde se ha opuesto a que las elecciones se realicen mediante la ley de lemas. Hay en el Gobierno quien considera que es una buena solución. “Si no vamos con la ley de lemas, la misma que votamos cuando elegimos a Rodríguez Saá en diciembre, la interna será sólo para exacerbar el conflicto, será salvaje. Hay que salir de este problema por los techos”,metaforizó un secretario de Estado, sin temor al recuerdo de Fernando de la Rúa huyendo en el Sikorsky.
Esta opinión es absolutamente minoritaria entre los colaboradores del Presidente. “Es la muerte del movimiento (peronista)”, “es un tiro de gracia al sistema (democrático)”, “es la mejor manera de alejarnos de la gente y las demandas sociales: están pidiendo más representatividad y desde la política les ofrecemos un sistema por el cual puede ser electo un presidente con el 15 por ciento de los votos”, son algunos argumentos que dejan escuchar en la Rosada y en Olivos. Pero, entre las enunciaciones más o menos principistas, se cuelan aquellas más o menos principescas: “Esta discusión y el empaque de Duhalde tributa al Presidente. Si todo se demora, mejor. Fíjese usted: ningún dirigente importante, ningún gobernador se ha jugado abiertamente por ningún candidato. Todos están mirando, la pelota está en la mitad de la cancha y dejan que pasen los minutos”, remarcó un integrante del Gobierno a este diario. El hombre desgranó los beneficios de cualquier postergación o traba que surgiese de la disputa por las internas. Dijo:
- “Duhalde aumenta sus chances de irse en mejores condiciones”.
- “Las votos pueden cambiar de lugar. Hoy, Menem se está cayendo, igual que Carrió; De la Sota no crece: ayer (por anteayer) midió lo mismo que el viernes pasado; y ‘el Adolfo’ arrasa en la provincia de Buenos Aires, es una desgracia. Pero todo eso puede cambiar. Recuerde que, hace seis meses, el mejor candidato del PJ era Carlos Ruckauf, hace cinco era De la Sota, Rodríguez Saá cayó después de un cacerolazo y ahora va ganando”.
Todas estas especulaciones pueden transformarse en realidad en pocos minutos en la Argentina 2002, donde nada sorprende, ni siquiera que la policía secuestre y asesine adolescentes luego de cobrar sus rescates.
Esta pelea, que ha atravesado la avenida General Paz, y cuyos coletazos cobran vidas en el Conurbano, es producto de una especulación política que parece alejarse cada vez más de las expectativas y necesidades sociales. El ministro al que se hizo referencia al inicio de esta nota lo expuso de la siguiente manera: “La gente está en la avenida; la dirigencia en la vereda. Toda la dirigencia, no sólo la política”, dijo. “Es impresionante el grado de pauperización que tiene el país. En poco tiempo hemos caído en un pozo. La crisis se ve en la gente: en su ropa, en sus ojos, en su piel”, relataba con cierta tristeza.
–Y ¿qué hace el Gobierno al respecto? –preguntó este reportero.
–El Gobierno tiene ministros, tiene algunas ideas.
–¿Entonces qué falta, un Presidente?
–Falta poder.
–No obstante, el Presidente está dedicado de lleno a la interna.
–Es cierto. Duhalde le está cercando la provincia a Felipe (Solá), personalmente. Y más de uno se caga de risa de lo que le pasa a Felipe, del drama de Juampi (Cafiero).
–Es muy peligroso. ¿Usted sabe por qué lo hace?
–Para volver. Para volver con los votos. Para volver y tener poder.

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El presidente Duhalde observa de reojo a su ministro Jaunarena cuchichear con Ricardo Brinzoni.
 
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