EL PAíS › DURO PRIMER ENCUENTRO ENTRE LA PRESIDENTA Y LA CTA EN LA CASA DE GOBIERNO

“Fue un diálogo franco y claro”

Hubo cruces en el primer encuentro entre Cristina Fernández y la central que encabeza Hugo Yasky. La Presidenta hizo un fuerte reproche por los reclamos de los docentes y su utilización de los paros. En la CTA rechazaron ponerles un techo a los reclamos salariales. Con todo, se comprometieron a mantener el diálogo.

 Por Laura Vales

“Fue duro”, dijeron en la CTA. “Fue áspero”, también dijeron en el Gobierno. Y ese fue el único punto de coincidencia. La primera reunión de la Central de Trabajadores Argentinos con Cristina Kirchner terminó con caras largas. Lejos de los tiempos en que los dirigentes de la CTA y el kirchnerismo cruzaban gestos de buena voluntad mutua, ayer la Presidenta hizo un fuerte reproche por los reclamos salariales de los docentes y dijo no estar de acuerdo “con la forma en que muchas veces los maestros utilizan los paros para presionar”. La CTA, por su parte, rechazó que se ponga un techo a las negociaciones salariales. También se quejó por el “incumplimiento” de su viejo pedido al Gobierno para que le reconozca la personería jurídica. A pesar de los cruces, los dos se comprometieron a mantener canales de comunicación abiertos.

La central obrera fue a su primer encuentro con Cristina Kirchner con una delegación de 25 integrantes –prácticamente su conducción en pleno–. La Presidenta los recibió en el Salón de Situaciones, donde estuvo acompañada por el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el ministro de Trabajo, Carlos Tomada. En la delegación sindical estuvieron el secretario general Hugo Yasky, el diputado Claudio Lozano, Pablo Micheli (de la Asociación de Trabajadores del Estado), Edgardo Depetri (del kirchnerista Frente Transversal, Popular y Nacional), Pedro Wasiejko, entre otros. La conversación duró un poco más de dos horas.

Tal como había planteado a la CGT hace quince días, la Presidenta esbozó ante la Central el pedido para que haya “mesura” en las discusiones sobre los sueldos. La queja por los docentes tiene que ver con esto, ya que los maestros están reclamando en su paritaria un aumento del 34 por ciento de aumento, un porcentaje que está muy por arriba de los 20 puntos que el Ejecutivo –que en esta paritaria funciona como empleador– considera razonables.

Durante el encuentro, dijeron fuentes del Gobierno, Cristina Kirchner planteó además que el sector debe “cambiar sus métodos de protesta porque muchas veces estos se vuelven injustos”. La mandataria esperaba a la delegación de la CTA con un informe sobre el tema. “Cotejó el crecimiento de los paros con los aumentos: les dijo que irónicamente, mientras más se les mejoró el salario a los maestros, un 168% desde el 2003 al 2007, más crecieron los paros”, reconstruyó un funcionario con acceso directo a la reunión. Según el consultado, la mandataria también se quejó de “la paradoja de que en las regiones que más ganan los maestros, los paros se hayan incrementado”.

El otro punto ríspido era más previsible: la personería jurídica. Las gestiones por ese reconocimiento –un pedido que la CTA mantiene desde su origen– habían tenido avances durante el gobierno de Néstor Kirchner, pero luego todo quedó en la nada por el lobby cegetista de Hugo Moyano.

Tal como había sido anunciado, ayer la CTA reflotó su pedido. “El Gobierno reconoce nuestra la existencia, nos invita a la Casa Rosada pero sigue en la contradicción de no darnos la personería. No da ninguna explicación de por qué no”, se quejó el economista Claudio Lozano, integrante del sector crítico de la central.

“Fue un diálogo franco y claro”, resumió al salir de la Casa Rosada Hugo Yasky, apelando a la más diplomática de las fórmulas. Franco quiere decir que no hubo acuerdo, pero diálogo quiere decir que nadie dio el portazo: todos los pedidos expresados ayer se seguirán hablando en nuevas reuniones con los ministerios.

El reconocimiento de la personería es la pelea de fondo entre la CGT y la CTA. La CGT se opone con el argumento de que la legislación argentina defiende al sindicato único como una forma de garantizar la fortaleza de los gremios (ver aparte). La CTA remarca que la Constitución Nacional establece la libertad de los trabajadores para organizarse. Para que esto se cumpla, agrega su razonamiento, toda organización debería tener derechos sindicales plenos (como que sus delegados tengan protección ante los despidos, y que puedan convocar a asambleas en los lugares de trabajo). En el sistema actual, sin embargo, sólo tiene estos derechos el sindicato con mayor cantidad de afiliados, que es el que accede a la personería jurídica.

Al inicio de la gestión de Néstor Kirchner, tras ser recibidos por el entonces presidente, la CTA inició con el gobierno una ronda de conversaciones para obtenerla. Las negociaciones parecieron caminar y el Ministerio de Trabajo llegó incluso a abrir un expediente sobre el tema. Pero el trámite no avanzó.

La central sindical dejó planteados así los temas que considera las cuestiones centrales del trabajo:

- El rechazo a los techos salariales: “El problema en la Argentina no son los sueldos, sino la concentración de la economía y la desigualdad”.

- La libertad sindical.

- El mal funcionamiento del Consejo del Salario (“No queremos que sea una foto, sino que se reúna de manera permanente”, dijeron en el encuentro).

- El pedido de una paritaria social: la central señala que el 60 por ciento de la fuerza laboral en la Argentina está en negro o desempleada, y reclama “políticas de estado” para esa mayoría que garanticen “una distribución más justa de la riqueza”.

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Como una premonición, antes de empezar la reunión se derramó un vaso de agua sobre la mesa del Salón de Situaciones.
Imagen: Guadalupe Lombardo
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