EL PAíS › LA VENTA DE REMEDIOS CAYO MAS DEL 40 POR CIENTO

Con precios para el infarto

 Por Horacio Cecchi

“¿Y éste cuánto vale?” La pregunta se repite una y otra vez, montada sobre la crisis del bolsillo. No se trata de ropas, muebles o chocolates, sino de medicamentos. Según los farmacéuticos, la caída en las ventas de remedios supera largamente el 40 por ciento. Al menos dos hechos confluyen para que así ocurra: la cada vez mayor lista de desocupados, y la caída en desgracia de las coberturas sociales. La venta de genéricos ayudó a que el impacto no fuera mayor. “Si no, estaríamos rondando el 80 por ciento”, aseguró Daniel Alvarado, presidente de la Confederación Farmacéutica Argentina. Nueve de cada diez personas que entra a una farmacia para comprar un medicamento consulta el precio, y una buena cantidad que supera el 30 por ciento no puede llevarse aquello que fue a buscar porque no le alcanza el dinero. La solución más drástica la están adoptando las farmacias de las regiones más golpeadas del país: ya no se vende por caja, ni siquiera por blister (una tira), sino por comprimido.
Todos coinciden: la caída en las ventas farmacéuticas superó ya el 35 por ciento. Algunos, como Daniel Alvarado, estiman que los números de la crisis alcanzan fácilmente el 45 por ciento. “No existen estadísticas, pero es algo que se puede percibir –señaló el farmacéutico a Página/12–. A fines de 1999 y comienzos de 2000, la inaccesibilidad a los medicamentos era de un 30 por ciento de la gente, como resultado de la desastrosa economía de la década de los ‘90. Pero en los dos últimos años, con el país pasando por semejante crisis, aumentó la cantidad de personas sin cobertura y que no tienen acceso a los insumos básicos, con lo que aumentó la inaccesibilidad a los medicamentos.”
Alvarado define la situación de la (in)accesibilidad a los medicamentos como “alarmante”. “Cuando una enfermedad es crónica, como la hipertensión, una cardiopatía, la diabetes –sostuvo el presidente de la Cofar–, los medicamentos recetados no pueden dejar de tomarse. Pero la gente no tiene posibilidades porque los medicamentos están más caros.”
Resultado: se pregunta más por el precio del medicamento; se duda más en comprarlo; y si se compra, lo hacen hasta donde da el bolsillo, que generalmente no coincide con el tratamiento completo. “De cada diez personas, nueve consultan el precio –describió Mario Castelli, ex presidente de la Cofar desde el ‘88 hasta el ‘98– y piden algo más barato, y un número que no baja del 30 por ciento se va sin hacer la compra. Y hay medicamentos que sí o sí debieran tomarse, como los que se recetan por hipertensión, por problemas cardíacos, neurológicos, oncológicos, patologías que imprescindiblemente requieren esas medicaciones, y cuya ausencia no pone en riesgo un tratamiento sino la propia vida”.
Entre las 12 mil farmacias agrupadas en todo el país alrededor de la Cofar, muchas de las provincias más pobres conocen una solución de crisis adoptada por los pacientes: la compra en cajas ya no existe, pero tampoco por blister (tira de medicamentos), sino que ahora se vende por unidad. “Cada día, pasan por las farmacias para comprar una pastillita porque no les alcanza ni para comprar dos. Si no existiera el listado de genéricos la inaccesibilidad se hubiera duplicado”, explicó Alvarado.

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