EL PAíS

Mar del Plata reclama justicia

 Por Diego Martínez

Pese al cúmulo de pruebas recogidas por el Tribunal Oral Federal, que se volcaron a los juzgados de instrucción y derivaron en una denuncia ante el juez Norberto Oyarbide para que investigue delitos de lesa humanidad cometidos por la Concentración Nacional Universitaria (CNU), versión local de la Triple A, Mar del Plata tiene apenas una docena de represores procesados y aún ve lejana la posibilidad de un juicio oral y público acorde a la magnitud de la represión ilegal que sufrió hace tres décadas.

–Mar del Plata lleva ocho años de Juicio por la Verdad pero no tiene un solo condenado, y el juicio con más chances para 2009 tendría apenas un imputado. ¿Cómo vive esa situación después de haber escuchado cientos de testimonios?

–El Juicio por la Verdad permitió un acopio de información fenomenal, pero tiene sus particularidades. Primero, no es una verdad dialogada sino tipo monólogo: sólo exponen víctimas y testigos, los imputados no son parte, con lo cual la información se resiente. Por otro lado, pese a que las investigaciones fueron profundas y a partir del fallo “Corres” de Casación dispusimos varias detenciones, cuando íbamos derivando las causas a primera instancia lamentablemente todo se iniciaba desde cero y se liberaba a los detenidos, que volvieron a ser detenidos recién cuatro o cinco años después. Ahí se ve la falta de compromiso.

–El mes pasado el juez Alejandro Castellanos dejó sin efecto su propia orden de detención contra un civil de la CNU que estaba prófugo. ¿Cómo se explica?

–Desde el punto de vista jurídico es inexplicable. No conozco las actuaciones, pero en treinta años de profesión, con quince como juez, no vi nunca una resolución semejante. Si un juez dispone la detención de una persona por su participación en homicidios calificados al amparo del terrorismo de Estado, si esa persona es habida y declara, el juez puede disponer su libertad por falta de mérito. Pero si no se presenta, si no está a derecho, si no da ninguna explicación, dejar sin efecto la orden de detención del prófugo en principio me parece llamativo.

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