EL PAíS

Fantasías con Lole

El Gobierno coqueteó con Oscar Lamberto para atraer a Reutemann. Operación abortada.

 Por Fernando Cibeira

“Era una situación terminada, no podíamos seguir con ese constante enfrentamiento”, señalaba ayer por la tarde un funcionario de extrema confianza del presidente Eduardo Duhalde acerca de por qué Aldo Pignanelli no podía continuar un día más al frente del Banco Central. En Gobierno rezaban para que esta vez la pegaran con las características del sucesor que –sostenían– debía tener un perfil “más productivista”, para no chocar con el ministro Roberto Lavagna. El elegido fue el joven economista Alfonso Prat Gay, después de haber evaluado la candidatura del senador Oscar Lamberto, con la que por un rato el sector político del Gobierno imaginó que conseguirían un compromiso del esquivo gobernador Carlos Reutemann.
Cerca del Presidente aceptaban que ni acá ni en ningún lugar del mundo podía estar bien visto que renunciaran tres jefes del Banco Central en un año, sobre todo en un país en el que la inestabilidad de los funcionarios se ha convertido en su marca de orillo. Pero –respondían– peor que eso era la permanente interna en la que estaban inmersos Lavagna y Pignanelli que, aseguraban en la Rosada, terminó complicando las negociaciones con el FMI. “Afuera se veía mal esta conducción bicéfala: se escondían información, no compartían ningún escenario y uno viajaba y decía una cosa y después el otro decía lo contrario”, subrayaba el funcionario que ayer estuvo junto al Presidente en el momento de las decisiones.
Y dado que Lavagna es –al decir de Duhalde– “un hombre sobresaliente en lo suyo”, no hubo lugar para más discusiones pese a que algún sector del gabinete –Alfredo Atanasof y el ministro Aníbal Fernández– era partidario de que se llegara a un acuerdo. Fue una jornada de muchas reuniones porque Duhalde quería que anoche quedara todo resuelto. La elección del sucesor esta vez debía estar bien meditada para no repetir la misma comedia de enredos durante los próximos meses.
El criterio que prevaleció fue que el elegido tuviera un fuerte perfil productivista para que no se vea tentado por los cantos de sirena del establishment financiero. “Hasta Pignanelli, que es un militante peronista de años, terminó casi como vocero de las posiciones del CEMA”, decían cerca del Presidente. El Gobierno ve la mano del CEMA, el centro de estudios de los economistas menemistas, detrás de cada movimiento de los mercados.
Durante el fin de semana surgió la opción de designar a Lamberto, titular de la Comisión de Presupuesto del Senado y ex secretario de Hacienda. Lamberto contó que fue sondeado por un integrante del entorno presidencial desde Villa La Angostura, a donde fue a pescar Duhalde. En el sector político del gabinete imaginaron que la llegada de Lamberto al Central podía significar un gran avance en la intentona por acercar a Reutemann –su jefe político– al Gobierno y convertirlo al fin en el candidato presidencial del oficialismo para las elecciones del 2003.
Por la tarde, Lamberto sostenía que le daría su respuesta al ministro del Interior, Jorge Matzkin, en una reunión que tenían pautada para hoy al mediodía. Pero, según explicaban luego, Lavagna se encargó de desbaratar este entramado político que no lo convencía y apuró el nombramiento de Prat Gay, un joven vinculado políticamente con Mauricio Macri. “En la televisión están dando por hecho lo de Prat Gay, así que lo nuestro no va a caminar”, respondían desencantados anoche en el despacho de Lamberto. El senador no se había comunicado con Reutemann, pero todo parecía indicar que tenía ganas de dar el sí.
En la Rosada lo único que esperaban era que ahora se acabaran los cortocircuitos. “La verdad que tuvimos mala suerte”, evaluaba un hombre del Presidente al recordar la saga que obligó a la salida del Central de Roque Maccarone, Mario Blejer y Pignanelli. Lo que no podía negarse era que a partir de ayer Lavagna quedó como el verdadero hombre fuerte de la administración duhaldista. “No es cuestión de ver quién se fortaleció o quién perdió. Lo importante es que ordenemos la economía para cerrar el acuerdo con el Fondo, si no perdemos todos”, opinaba el funcionario.

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