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“Creemos que es evidente que hubo intención de matar porque los disparos fueron a quemarropa y por la espalda, no cabe duda que hubo dolo”, afirmó Cintia Castro, de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, consultada por Página/12. Ese organismo integra la querella en la causa que investiga la masacre del 20 de diciembre. “Por otra parte, no pudieron confundir los cartuchos con balas de plomo con los que contienen balas de goma”, agregó en consonancia con el razonamiento de la fiscalía. De hecho, no sólo tienen distinto nombre sino incluso diferente color, y no cualquier policía tiene acceso a ese tipo de munición. Para su utilización se necesita una orden escrita. “Si Oliverio y los otros decidieron salir por su cuenta a matar eso no exculpa a la institución, que es la que genera esos hombres”, agregó. La mención tiene que ver con el argumento que esgrime en su defensa el ex jefe de la Policía Federal, Rubén Santos, quien aduce que los “excesos” de la brutal represión del 20 fueron producidos por los comisarios que se opusieron a su gestión. “No me importa esa interna, en definitiva son todos iguales”, opinó Castro. Además, comentó que “no es casual que hayan sido los mismos que supuestamente tienen que controlar la ética de la fuerza”, y recordó que el comisario Miguel Angel Espósito, procesado por el homicidio de Walter Bulacio, fue el director de la Escuela de Policía.