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El hombre que creó un imperio en 30 años de “modelo” y privatizaciones

Franco Macri es un empresario emblemático del ciclo del neoliberalismo en Argentina. Desde que ganó la privatización de la recolección de la basura en 1979, con Manliba, construyó un emporio económico que llegó a facturar miles de millones de dólares al año.

 Por Luis Bruschtein

Cuando Néstor Kirchner habla de crear una nueva burguesía nacional, una nueva clase empresaria, por lo general es escuchado con cierto escepticismo y en el mejor de los casos con un dejo de benevolencia, sobre todo por los mismos empresarios. Pero lo cierto es que cada ciclo histórico en Argentina produjo lo que quiere hacer Kirchner y un ejemplo es el mismo Franco Macri, uno de los empresarios emblemáticos de los 30 años de hegemonía neoliberal.
Nadie conocía a Macri en los años ‘70, nadie lo hubiera incluido en la lista de los dueños de la Argentina en esa época, aunque pocos años más tarde irrumpió con fuerza en el escenario del poder económico durante la dictadura militar y llegó a su apogeo durante los gobiernos menemistas.
Hoy, cuando el “modelo”, la convertibilidad y las privatizaciones agotaron, su impulso y la rueda de la economía, la política y la cultura giran en otro sentido, Macri podría seguir el mismo camino.
Un hombre de 73 años, dueño de un holding empresario que facturó miles de millones de dólares por año, con empresas en Argentina, Uruguay y Brasil, con una novia de 23 años, aficionado a realizar fiestas memorables y rutilantes en su mansión de Punta del Este, aparece como el equivalente más perfecto en el ámbito empresario, de lo que proyectaba Carlos Menem en el de la política.
Los Macri se instalaron en Tandil cuando llegaron de Italia. Franco trabajó como administrativo, ascendió a jefe, se independizó como subcontratista y, después de varios años, pasó a ser constructor. Había trabajado en la empresa de Amalita Fortabat de quien es amigo desde aquellos años. Pero el gran salto para este calabrés simpático y emprendedor, como tantos otros inmigrantes, fue en 1979, cuando resultó favorecido en una de las primeras privatizaciones importantes, la de la recolección de basura, y así creó Manliba. Y así el modelo que se estaba gestando gestaba a su vez a los nuevos poderosos, que crecerían, como siempre, gracias a los negocios con el Estado.
La familia Macri llegó a la Argentina en 1949. Franco nació en Roma, pero se considera calabrés, lo cual tiene más que ver con su personalidad. No tiene el refinamiento de los romanos, sino la fuerza y la simpatía de los calabreses. Sus novias y esposas afirman que el hombre seduce todo el tiempo. “Me conquistó con su caballerosidad. Me acomoda la silla cada vez que me siento, es un gentleman”, afirmó la conductora televisiva Flavia Palmiero, su novia anterior. Esa forma de acomodar la silla le ha permitido seducir a varias bellas mujeres desde 1980, cuando se separó de su esposa Alicia Blanco Villegas, madre de cuatro de sus hijos y la mujer que lo acompañó en el ascenso.
Un año después de ganar esa privatización que lo colocó entre los poderosos de la Argentina, entre los nombres que aparecen en los medios especializados en economía, entre los elegidos que suelen ser perseguidos por los periodistas de sociales, Franco se divorció y comenzó a aparecer en las páginas sociales con bellas mujeres que no lograron permanecer mucho tiempo a su lado. La psicóloga Cristina Cressier, con quien tuvo a Florencia, su hija más pequeña, Clara Bordeu, Evangelina Bomparola, Flavia Palmiero y su actual novia, Nuria Quintela, una bellísima y sensual rubia y estudiante de administración de empresas de 23 años, han sido las mujeres que lo acompañaron en la cima.
Dicen que a Mauricio, el heredero del imperio que creó su padre, le irrita esa forma ostentosa y hasta ruidosa de manejar su vida personal y el orgullo con que defiende su ser calabrés. Y los amigos de Franco critican el aire más british que cultiva Mauricio. Franco es amigo y admirador de Menem, en quien ve a un igual. Mauricio, formado en la escuela menemista, se entiende mejor con los teóricos neoliberales que le dieron línea a Menem y trata de preservar el lugar de poder que ganó la familia con Franco. Pero la rueda de la economía giró y arrastró la rueda de la política y la cultura. Mauricio perdió unas elecciones en la ciudad de Buenos Aires que en otro momento hubiera ganado sin esfuerzo. Y Franco está a punto de perder el Correo que había ganado en un contexto en el cual creció, con privatizaciones al vapor y gobiernos corruptos que desvalijaban al Estado.

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