EL PAíS › EL RELATO DE SUSANA DE VACA NARVAJA

Refugio mexicano

Susana Yofre, esposa de Hugo Vaca Narvaja y madre de Hugo Vaca Narvaja (h), ambos asesinados durante la última dictadura militar, elogió el fallo de la Corte Suprema que autorizó el pago de una indemnización a su familia por el exilio que vivieron en México entre 1976 y 1983. “Es un reconocimiento a todo lo que hemos sufrido en estos años, perdiendo familia, perdiendo todo”, consideró la mujer, que tiene 88 años. En su relato, Yofre contó cómo su familia tuvo que escapar del país tras los asesinatos de su hijo en noviembre de 1975 y de su esposo en marzo de 1976. El 23 de marzo, Susana Yofre se fue con toda su familia a Buenos Aires –en total eran 27 personas– y pidió refugio en el consulado mexicano. “El 23 entramos a la embajada y el 24 fue el golpe. Salimos a Ezeiza sin un papel, sin nada, como estábamos vestidos”, contó.
A fines de los setenta, los Vaca Narvaja vivían en Villa Warcalde, Córdoba. Tenían doce hijos, entre ellos Fernando, integrante de la organización Montoneros que había participado de la fuga del penal de Trelew. En noviembre de 1975, otro de los hijos del matrimonio, Hugo, que era abogado, fue secuestrado en el Juzgado Federal de Córdoba tras defender a un preso que había sido torturado. Un periodista fue testigo del secuestro y avisó a la familia. Eso impidió que lo hicieran desaparecer, por lo que Hugo quedó detenido en la cárcel de encausados de la provincia. Allí fue fusilado por la aplicación de la “ley de fuga” ante la presencia de otros dos presos, de apellido Debrey y Toranzo.
Unos meses después, una noche de marzo de 1976, doce individuos que se identificaron como miembros de la Policía Federal allanaron la casa donde vivía el matrimonio y su hijo menor, Gonzalo, que tenía 16 años. Se llevaron al esposo de Susana. “Lo sacaron en pijama, lo pusieron en el baúl del auto y nunca más apareció”, recordó la mujer. Después comenzaron las amenazas al resto de la familia. “Yo tengo doce hijos y a todos los amenazaron de muerte, les pasaban los coches, los Falcon, y les iluminaban la casa, fue un horror”, relató. Como las amenazas no paraban, Susana se propuso evitar que toda la familia fuera masacrada, como había ocurrido con los padres y hermanos de Mariano Pujadas, montonero fusilado en Trelew. Los Pujadas fueron asesinados en 1975 en la capital cordobesa.
Un día antes del golpe de Estado, Susana y su familia obtuvieron el asilo político por orden del presidente mexicano Luis Echeverría. “En México vivimos siete difíciles años. Tengo 88 años, es poco lo que me queda por vivir. (El reclamo) Lo hice para proteger a mis nietos y bisnietos”, resumió Susana.

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