EL PAíS › OPINION

Un radicalismo progresista

Por Pablo Javkin y Hernán Rossi *

La Argentina atraviesa una crisis profunda, cuya última manifestación la constituyó la reacción movilizada y contundente de la mayoría de su población, expresando en las calles el derrumbe de un modelo socioeconómico reaccionario que destruyó la capacidad productiva y la estructura social del país. Modelo que la gente condenó desalojando al menemismo del gobierno y que volvió a condenar obligando a renunciar a un presidente que traicionó la demanda de cambio que lo llevó al gobierno.
El derrumbe del modelo excluyente impacta de lleno sobre el sistema político, que consolidó una democracia impotente, resignada a los dictados del mercado y aislada de las necesidades sociales. Los partidos populares, tradicionales representantes de las mayorías, afrontan una crisis que amenaza profundamente su misma subsistencia. Sin renovación dirigencial, pero fundamentalmente sin un profundo realineamiento ideológico, acentuarán su carácter de cáscaras vacías, que naufragan en un juego de poder autista, cada vez más irrepresentativo, más alejado de la gente, más resignado, más reaccionario.
Necesitamos construir ese cambio. En nuestro caso exigimos en forma urgente que el radicalismo se entregue a ese debate ideológico. Que se provoque una profunda reforma partidaria, y principalmente un replanteo ético acerca de las conductas y las vocaciones de sus dirigentes. Que se dé un mensaje claro a la sociedad, impidiendo que convivan en su seno economistas paradigmáticos del neoliberalismo, impunes represores de la expresión popular, traidores contumaces de su historia y sus principios. Nos sentimos herederos del partido que pensaron y gestaron Alem e Yrigoyen y que hoy parece haber olvidado su historia. Vamos a dar esta última batalla. Irnos ahora significaría entregarle a los sectores de la reacción un partido nacional y popular como es sin dudas el radicalismo.
Sólo de esta manera podremos aportar a la conformación de una gran coalición cultural y política verdaderamente progresista, junto a otras expresiones políticas, junto a las organizaciones sociales que en el ámbito social, gremial y de defensa de los derechos humanos han sido ejemplo de resistencia, junto a los millones de argentinos que reclaman una democracia transformadora, incluyente, movilizante.
Frente al conservadurismo populista y la resignación cobarde de quienes a nadie representan, oponemos nuestra voluntad de cambio, nuestra vocación militante, nuestro inquebrantable espíritu de jóvenes comprometidos con la construcción de una Argentina para todos.

* Presidente del Comité Nacional de la Juventud Radical y secretario general de la Mesa Nacional de Franja Morada.

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