ESPECTáCULOS › EN NOVIEMBRE SE PUBLICAN LOS DIARIOS DE KURT COBAIN

La última palabra de un símbolo punk

Los fans de Nirvana de parabienes. A comienzos de noviembre se publicarán los diarios de Kurt Cobain, el líder de Nirvana que se suicidó en 1994 en su casa de Seattle. Una enorme campaña publicitaria precede la salida de estos textos, que fueron vendidos a comienzos de este año en cuatro millones de dólares por Courtney Love, viuda del músico, también rockera, y luego devenida en estrella de Hollywood. La publicación coincidirá con el lanzamiento de un disco de grandes éxitos que incluye el tema inédito “You Know You’re Right”, que ya alcanzó la cima de los charts de la revista Billboard.
La edición de los diarios privados ya genera controversia. Muchos críticos atacan a Love por haber vendido esos pensamientos privados, que incluyen comentarios en los que Cobain arremete contra la prensa obsesionada con las celebridades, que lo convirtió en estrella del rock en contra de su voluntad. Aunque algunos fans compararon a Love con una “sanguijuela”, por haber sacado provecho del suicidio de Cobain, los textos aportan una nueva mirada sobre el hombre cuya música influyó en toda una generación. Desde que Nirvana se dio a conocer en 1991 con su hit “Smells Like Teen Spirit”, el músico agudo, incisivo e inseguro fue visto como un icono de la rebelión contra los excesos del consumismo estadounidense y la superficialidad de su cultura. Incluso antes de su suicidio, en su casa de Seattle, en abril de 1994, muchos críticos lo veían como una figura simbólica comparable a Jim Morrison. Sus diarios íntimos amplían esa imagen de profeta temeroso. En más de 270 páginas seleccionadas de sus escritos, los lectores se encontrarán con detalles interesantes de la vida de Cobain. Por ejemplo, el músico dejaba ver su disgusto con la cultura de pequeña ciudad en la que creció. “La población de Aberdeen consiste en campesinos altamente intolerantes, cazadores de ciervos, madereros que cortan leña, a los que no les gustan las tendencias nuevas”, escribió. No debe extrañar que más adelante en su diario advirtiera a todos sus fans masculinos que no tomen nunca como modelos a sus hermanos mayores, padres o tíos. Estaba desilusionado con la clase media liberal del “baby boom”, enfurecido por su fracaso en llevar a cabo la revolución hippie y los llamaba “los máximos hipócritas yuppies conformistas que una generación haya producido jamás”. En cuanto a sus méritos artísticos, los diarios muestran que nunca permitió que el éxito de Nirvana se le subiera a la cabeza. Cobain dejó de leer revistas de rock y se avergonzaba de que su música hubiera engendrado el movimiento grunge y una hueste de imitadores. “Simplemente queríamos darles a esos niños tontos del heavy metal (los niños que solíamos ser) una introducción a una vía de pensamiento diferente y una música emocional y socialmente importante”, escribió. “Y todo lo que conseguimos fueron críticas, puñaladas por la espalda y Pearl Jam”.
En otros fragmentos, habla con honestidad angustiada y llena de sufrimiento sobre su adicción a las drogas. A comienzos de su carrera probó la heroína. Regresó a esa droga cuando los doctores no encontraron otro medio para paliar el dolor que le producía una extraña enfermedad del estómago. Incapaz de comer, el músico se iba consumiendo. A pesar de que la heroína era su único alivio no toleraba las drogas y advertía a los demás que no las consumieran. La muerte aparece una y otra vez a lo largo de sus diarios, dado que siempre contemplaba la posibilidad de suicidarse. Los lectores tal vez encuentren la mejor explicación para la muerte de Cobain, a los 27 años, en las últimas palabras que escribió. “Lo siento, lo siento, lo siento”, dice Cobain en la nota de suicidio que dejó a su esposa y su hija. “Estaré allí. Las protegeré. No sé a dónde iré, pero no puedo seguir aquí.”

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