ESPECTáCULOS › CLAUDIO ORELLANO REPASA SUS AÑOS DE HISTORIA EN “CRONICA TV”

“Es bizarro, pero me enorgullece”

Desde 1994 y hasta fines de 2000 fue la voz inseparable de las placas rojas con letras de molde, al cual reivindica. Hoy, Orellano disfruta su rol de locutor en “Intrusos”, sueña con un noticiero y afirma que “la gente sabe quiénes estuvieron y quiénes no enlos cacerolazos”.

 Por Mariano Blejman

“¿Quién puede decir qué es exactamente la ética?”, interroga Claudio Orellano, el Gordo de Crónica, que en los últimos dos años bajó cuarenta kilos. En el 2000 dejó Crónica TV después de 7 años, luego de que Héctor Ricardo García le bajara el sueldo. Durante ese tiempo, Orellano no sólo fue la cara y el cuerpo de Crónica TV sino que también emitió noticias tan impactantes como “Mono se resiste”; “Su y Huber se pelean por Jazmín” o “Se suicidó Yabrán” minutos antes de anunciar “Faltan 127 días para la primavera”. Con la placa roja y sus letras catástrofe, la voz de Orellano se hizo inconfundible. Desde el año pasado es locutor en “Intrusos” (América, a las 14 y a las 23). En entrevista con Página/12, Orellano repasa sus mejores momentos en el canal, y analiza el rol de los medios en los cacerolazos y los suicidios en directo.
–¿Qué papel cumplió la TV en la revuelta popular?
–Cuando caía de la Rúa, todos los medios hicieron una muy buena cobertura. Me llamó la atención que Crónica no haya cubierto el primer cacerolazo contra Duhalde. No puedo hablar de alianza porque no sé, pero me llamó la atención, y también Todo Noticias. En ese momento, quien mejor cubrió fue América. La gente se da cuenta quiénes estuvieron y quiénes no. Se ha despertado de un largo letargo.
–En su década en Crónica, ¿no le dieron alguna sugerencia?
–En las primeras épocas le hice un reportaje a Duhalde, en ese entonces socio de Pierri. Mientras estaba haciéndole preguntas que podían generarle dificultades, apareció un directivo del canal y me dijo: “Pará de hacerle preguntas así, es el tipo que nos garpa”. Pero no pasó nada más, las preguntas se las hice igual. Nunca me condicionaron, tuve libertad.
–¿Qué opina de las transmisiones del canal?
–Crónica es casi una agencia de noticias. Cuando se hizo el cacerolazo contra Rodríguez Saá fue bien cubierto. Los pibes de la masacre de Floresta estaban mirando Crónica. Crónica es un canal bizarro, pero formé parte de su equipo con orgullo.
–Muchos lo consideran a usted un personaje bizarro...
–Sí, y tienen razón. Soy un personaje de la TV y a veces me siento bizarro... Por mi rol, en un canal como Crónica, tenía que cambiar de un tema a otro sin demasiado respiro.
–¿Y eso nunca le trajo problemas de ética?
–Yo no tengo tiempo para cuestionarme la ética. Además, ¿los otros medios no lo hacen también? ¿La Nación no saca fotos con pedazos de cuerpos en tapa? Critican hipócritamente cuando ellos también lo hacen. Pero la gente es morbosa. Batimos el record de rating en cable con 11 puntos el día que murió Rodrigo, otros canales hicieron seis o siete.
–¿Se arrepiente de algo?
–No... aunque hay cosas que no me gustó hacer. Una vez vino Mario Gavilán, jefe del noticiero, y me dijo que fuera al Obelisco. Menem había ganado la reelección. Yo fui y como no escuchaba nada me puse a gritar con la gente encima. Al otro día, muchos me preguntaban si era menemista. Pero yo vengo de una familia radical y ese día estaba muy triste. También me pasó con un campeonato de River, que me pensaron gallina, o con Vélez. No soy ni de River ni de Vélez. Pero exclamaba tanto que creían que era de ese equipo. Ahora estoy contento, porque quieren que sea la voz de la Bombonera.
–¿Qué significó trabajar en Crónica?
–Estuve desde el 3 de enero de 1994 hasta el 13 de octubre de 2000, doce horas por día, seis días a la semana. Durante este tiempo, Crónica marcó un hito en la TV, tuvo grandes victorias periodísticas y momentosmuy graciosos. Crónica tiene un vivo muy caliente frente a otros más respetables, pero fríos.
–¿Se refiere a Todo Noticias?
–Sí, y lo digo con respeto, porque me encanta el profesionalismo de TN. Pero Crónica es más caliente, más improvisado. Tiene esa cosa del vivo que mantiene a todo el mundo enganchado.
–¿Qué momentos recuerda?
–Hubo emisiones históricas, como cuando pusimos el cartel de “Mono se resiste”. Había un mono que se había escapado del zoo y la policía lo perseguía. Cada tanto aparecía una placa que decía “Mono se resiste”, “Mono prófugo” y “Mono se entregó”. Otra vez, productores de porcinos habían soltado unos puercos, creo que en La Rural. Entonces llegó la policía, se llevó a algunos productores y, por supuesto, a un chanchito. Allí, García mandó al aire “Chanchito preso” y unos minutos más tarde “Liberaron al chanchito”.
–Por lo general, la pantalla cambia de tema sin aviso...
–Sí. Recuerdo, por ejemplo, después de la muerte de Yabrán. La quinta placa de ese día, después de dar informaciones sobre el empresario, Crónica mandó “Faltan 127 días para la primavera”. Otra: en el segundo juicio sobre Soledad Morales, desde Catamarca, habíamos emitido durante nueve horas el alegato del fiscal Taranto. De pronto cortamos y la placa siguiente fue al aire con una foto de Jazmín, el perro de Susana. “¡Su y Huber se pelean por la tenencia de Jazmín!”. Un delirio total.
–Todo lo que me cuenta está vinculado con el humor.
–Bueno, también recuerdo el día de la AMIA. Después de 3 días se rescató a Jacobo Chimahuel, el portero. Fue conmocionante verlo salir y sonreír, luego de cien horas de transmisión. Fue tanta la emoción que la cronista no pudo terminar. Entonces la cámara me tomó a mí y yo también lloraba. No pude separar el periodismo del ser humano.
–También hizo de mediador con secuestradores...
–Siempre recuerdo al ladrón que secuestró el Conicet. Desde el estudio yo le daba garantías para que desistiera. Hasta que uno de los rehenes le sacó el arma y se rindió. Hizo entrar a Riverito y se burló de él. Fui muy criticado. En lo más íntimo yo estaba de acuerdo con las críticas. La policía tiene que mediar, no los comunicadores. Igual que lo del tipo que se quiso suicidar. Uno se tienta con el rating, pero no es función de los medios hacer de mediadores.
–¿Cómo se siente en un programa de espectáculos?
–Cumplo con la tarea de locutor. Creo que “Intrusos” tiene contenido y Rial es muy inteligente. Pero me gustaría hacer un noticiero o armar un programa musical periodístico para entrevistar a escritores, musicalizadores, escuchar jazz, tango de vanguardia, un espacio popular sin caer en la chabacanería.

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Orellano dice que sólo una vez, al comienzo, le hicieron “sugerencias” sobre un reportaje a Duhalde.
 
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