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–Usted tuvo un encontronazo con Firmenich...
–El dijo en un programa de Rial en radio que nunca mató por matar. Yo dije que para muchos fue un asesino y un traidor que pactó con Massera. Entonces dijo: “Si tiene pruebas, preséntelo en la Justicia y aténgase a las consecuencias”. Viniendo de él fue una amenaza fuerte. No nos olvidemos de la desaparición de Elena Holmberg, diplomática argentina en París. Tampoco de muchos periodistas que han hecho notas a generales y propugnaron el voto en blanco, como Neustadt. En mi familia perdimos un primo, el Toto Saporta, que era comunista y desapareció. Hubo un terrorismo de Estado, pero sin duda también fue una guerra civil.
–Los organismos de DD. HH. se oponen a eso de “guerra”.
–Estoy con ellos, que quede claro: los militares fueron genocidas, los peores en la historia del país. Lo que se aplicó fue terrorismo de Estado. Aunque sigo creyendo, y no es contradictorio, que se trató de un proceso que iba hacia una guerra civil porque había dos Argentinas bien diferentes en juego. Lo evidente es cuál ganó.