[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Los hubo de modelos, de cantantes y hasta de futbolistas. El casting televisivo que le da la posibilidad a la gente común de ingresar por la puerta grande a la soñada profesión tendrá en octubre una nueva versión, la que faltaba. El nuevo reality show reclutará en sus filas a jóvenes mujeres de entre 18 y 30 años que sueñen con llevar su talento actoral a los ojos de millones de argentinos. Bajo el título “Lux Star: nace una estrella”, el ciclo constará de 13 capítulos en el que un grupo de doce mujeres seleccionadas de un casting nacional competirán por obtener un papel protagónico en una miniserie. El programa, que irá los sábados a las 21 por Canal 13 –posiblemente desde el 11 de octubre–, mostrará en sus primeros nueve capítulos el complicado camino que deben sortear las participantes dentro de la Escuela de Actuación, mientras que en los últimos cuatro episodios se emitirá la serie de ficción protagonizada por la ganadora.
“Lux Star: nace una estrella” marcará el debut en la ficción de Cuatro Cabezas, la productora de Mario Pergolini y Diego Guebel. Si bien aún no se definió el guión de la serie –estará listo antes del comienzo del ciclo–, ya está acordado que Cuatro Cabezas producirá los últimos cuatro capítulos con BBTV, la empresa de los hermanos Alejandro y Sebastián Borensztein. Patrocinado por la marca de jabones Lux, el casting estará supervisado por un jurado conformado por Claudio Gallardou, Alberto Migré y Graciela Borges, encargados de decidir por las chicas que continuarán en el casting y las que se marcharán a sus hogares con el sueño incumplido. En diálogo con Página/12, la veterana actriz cuenta los motivos que la llevaron a aceptar la propuesta. “Soy –apunta Borges– la estrella Lux que más veces en el mundo hizo comerciales para la marca: un total de siete. ¡Qué resistencia tiene la piel! Todo gracias al jabón”, dispara, entre risas.
–¿Por qué aceptó ser parte del ciclo?
–Si me hubiesen convocado a un simple concurso de belleza, la verdad es que no me hubiese interesado participar, no tenía mucho sentido que yo hiciera de madrina de las aspirantes a actrices. No hubiera aceptado porque esa clase de concursos implica una mirada que se posa únicamente en lo físico, con otros valores y otra clase de jurado. No es que sea reticente a los concursos de belleza, pero lo bueno del ciclo es que el scouting se basa fundamentalmente en la actuación. Va más allá de la belleza física, tan en boga en este último tiempo.
–Con su vasta experiencia, ¿es posible llegar a ser actriz a través de un casting televisivo?
–No sé muy bien qué va a pasar, pero estoy segura de que algo fuerte va a ocurrir. Esa suerte de ensayo de abrirse, escuchar y tomar acción es positivo. Porque en el fondo no se trata únicamente de ganar, que sólo una logrará. En un camino largo como el de la actuación, lo importante es que miles de chicas argentinas hayan dado el primer paso a su sueño. Es una bendición que la TV les abra las puertas a las chicas.
–Un cambio drástico de acuerdo a cómo funcionaban las pruebas en sus comienzos como modelo y actriz...
–Todo va cambiando y la belleza no es la excepción. La gente de ahora es menos clásica y se viste de otra manera, con otra gracia. Ver a alguien con el pelo punk o con un ojo pintado de negro y un arito en la ceja no resultaba gracioso ni atractivo en otros tiempos. Ahora hay un esteticismo distinto, mucho más libre y desprejuiciado. Los jóvenes de ahora son más transparentes que los de mi generación. Los realities causan tanta polémica porque la juventud actual, tan vapuleada, no esconde nada.
–¿Su tarea se va a limitar en darles consejos a las participantes?
–Yo no doy consejos. Como dice el Martín Fierro: “Para darlos soy joven y para recibirlos, viejo”. Lo más importante es que las chicas intentan crecer, ser alguien. Hay que revalorizar aquello de que una mujer es alguien que puede elegir. La mujer ya puede elegir ser ama de casa o noserlo, tener amante o no, tener hijos o no, divorciarse o quedarse para siempre con un hombre, ser actriz o no serlo. Esta posibilidad en las mujeres es también un signo de estos tiempos.