ESPECTáCULOS › “INDIA PRAVILLE”, DE MARIO SABATO

Diatriba de un hombre solo

 Por Luciano Monteagudo

“Odio Hallmark y todas las películas de hondo contenido humano”, se pronuncia frente al televisor y a los gritos Enrique Quiroga (Lito Cruz), un director de cine argentino. O un “director de cine RE (retiro efectivo)”, como él mismo se ocupa de aclarar, en medio de su permanente retahíla de quejas y resentimientos, que parecen incluir al mundo entero, empezando por su mujer (Graciela Pal), por su hija (Carola Reyna) y por su yerno (Diego Capusotto). Entre los habituales motivos de su ira están las cámaras de video (“Estas basuras arruinaron el cine”) y el cine iraní (“Lo único que le reprocho a Reagan es no haber bombardeado Irán, para ahorrarnos todo este calvario”).
Es significativo que ese personaje se apellide “Quiroga”, que era el seudónimo con el cual el realizador de India Praville, Mario Sabato, solía firmar, durante la dictadura militar, entretenimientos para toda la familia como Superagentes y titanes, Los superagentes y el tesoro maldito o La magia de los Parchís. Lejos de las cámaras durante siete años, Sabato/Quiroga ahora regresa al cine para hacerle escuchar su autoconmiseración y su rencor a todo aquel que se anime a acercarse a su comedia costumbrista de humor negro, en la que todas las mujeres son “brujas” y en la que se machaca una y otra vez la idea de que todo tiempo pasado fue mejor.

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