UNIVERSIDAD › PERCEPCION PUBLICA DE LA ACTIVIDAD CIENTIFICA

Buenos ojos para la ciencia

En Argentina, la mayoría tiene percepción positiva de la ciencia. Aunque ve falta de difusión. Y no cree que genere más empleo.

 Por Javier Lorca

¿Cómo percibe a la ciencia esa difusa entidad denominada público? ¿Cree que mejora las condiciones de vida o que es una fuente de peligros? Ambas cosas, a la luz del estudio incluido por la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología (Ricyt) en su recién publicado informe anual sobre el “Estado de la ciencia”. Basado en encuestas realizadas en Argentina, Uruguay, Brasil y España, el estudio revela, entre muchas otras cosas, que la mayoría de las personas cree que se invierte poco en ciencia y tecnología (CyT) y que no hay suficiente difusión de los avances científicos.
La Ricyt incluyó este año, por primera vez, una medición de la percepción pública de la ciencia, trabajo desarrollado por Leonardo Vaccarezza, Carmelo Polino y María Eugenia Fazio, integrantes del Centro de Estudios sobre Ciencia, Desarrollo y Educación Superior que dirige Mario Albornoz. Las entrevistas fueron realizadas –entre diciembre de 2002 y marzo de 2003– en las siguientes ciudades: Buenos Aires y el conurbano (muestra de 300 casos), Montevideo (150 casos), Campinas (162), Salamanca y Valladolid (150 en cada una). La experiencia acumulada por los investigadores se volcará en la primera encuesta nacional sobre percepción pública de la ciencia, que pondrá en marcha la Secretaría de Ciencia y Tecnología.
El estudio indagó tres cuestiones: actitudes e ideas sobre la ciencia; procesos de comunicación de la ciencia; y participación ciudadana en temas científicos. En cuanto al primer apartado, en los cuatro países la gran mayoría vincula a la ciencia con “los grandes descubrimientos” y con “el avance técnico”. Así lo hace el 46,6 y el 43 por ciento en Argentina. Según el estudio, “es esta una imagen que la retórica e iconografía de la ciencia viene alimentando desde los relatos escolares, la divulgación científica y la ciencia ficción”.
También en todos los países predomina la vinculación de la ciencia con “mejoras para la vida humana”. En este ítem, los argentinos se ubican muy por debajo del promedio: un 37 por ciento frente al 48,6 de España y el 49,4 de Uruguay. En general, las valoraciones negativas aparecen con menos de un 16 por ciento de adhesión: la ciencia como “peligro de descontrol”, “transformación acelerada”, “concentración de poder”, “ideas que pocos entienden”.
- “Si descuidamos la ciencia, nuestra sociedad será cada vez más irracional”: esta frase obtiene un acuerdo cercano al 60 por ciento en las cuatro naciones. A la vez, la afirmación “el desarrollo de la ciencia trae problemas para la sociedad” logra alto acuerdo. En Argentina, al igual que en Brasil, apenas prima el desacuerdo con esa idea (casi un empate 50 y 50). La taba se da vuelta en Uruguay y España, donde el 57 por ciento concuerda con que la ciencia implica problemas.
- Los argentinos son los que más descreen de la incidencia de la ciencia en el mercado laboral: el 54,3 por ciento no cree que la aplicación de CyT aumentará las oportunidades de empleo. En contraste, sí lo cree casi el 60 por ciento (promedio) de brasileños y uruguayos. Y más de la mitad de los españoles.
- ¿Sirven los resultados que consiguen los científicos? El 59,4 de los encuestados en Argentina opina que los resultados “sirven, pero no se difunden”. Eso mismo piensan el 66 por ciento de los uruguayos, el 43,2 de españoles y el 38,9 de brasileños. “En el imaginario local, se piensa que las investigaciones científicas tienen aplicación práctica, pero que no se difunden lo suficiente. Esto indicaría la necesidad de instrumentar una política pública de difusión”, señaló Polino.
- La enorme mayoría de los consultados sostiene que el Estado financia a la investigación científica en forma insuficiente: eso señala el 93 porciento en Argentina, el 88 en Uruguay, el 80 en España y, muchos menos, el 68,5 en Brasil.
La segunda cuestión analizada fue la comunicación social de la ciencia. ¿Usted es una persona informada sobre CyT? “Poco informada” se considera el 68,3 por ciento de las personas encuestadas en Argentina, el 66 en Brasil, el 56,7 en España y el 40,7 en Uruguay, donde la mitad se considera “bastante informada”. Entre los argentinos aparece el porcentaje más bajo de quienes se estiman “muy informados”: sólo el 0,7. Eso se vincula con que, en el país, el consumo de información científica es mayoritariamente ocasional tanto en diarios (53,4 por ciento), como en televisión (64) y en revistas (51).
- ¿En quién confía para recibir información científica? En Argentina, España y Uruguay, la mayoría considera más creíbles a los científicos (entre el 40 y el 50 por ciento, según los países) y, poco más abajo, a las organizaciones de defensa del medio ambiente. Los periodistas son muy poco creíbles: en Argentina sólo el 1,4 por ciento les otorga confianza.
Ultimo punto: participación ciudadana en temas de CyT, una instancia “necesaria para democratizar la ciencia”, como apuntó Vaccarezza. En los cuatro países, la mayoría de los entrevistados remarca la importancia de participar (más del 90 por ciento), pero son pocos los que efectivamente lo hacen (sólo en España supera el 10 por ciento). ¿Cuáles son los obstáculos? La respuesta mayoritaria en tres países es que la gente no tiene conocimientos suficientes. En Argentina, el 58 por ciento cree que hay problemas más importantes.

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