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“Un grupo de cámara no se consigue sólo estudiando”

El Trío Argentino, formado hace siete años por Elías Gurevich, Jorge Pérez Tedesco y Fernando Pérez, acaba de editar su segundo CD, con obras de Schubert y Fauré. El lunes actuará en el Colón.

 Por Diego Fischerman

Para hacer música de cámara se necesita el nivel técnico de un solista. Pero, además, un sentido muy especial acerca de lo que significa tocar en grupo, poder estar más pendiente por escuchar a los otros que por ser escuchado y, claro, lograr la continuidad necesaria como para conocerse bien. No hay muchos buenos grupos de cámara en Argentina. Tal vez porque la formación no jerarquiza suficientemente la práctica grupal, quizá porque a los músicos con el nivel necesario les queda poco tiempo después de dar clases o de tocar en orquestas o, simplemente, porque los buenos proyectos se agotan al poco tiempo de comenzados a causa de las dificultades. “Ensayamos cinco veces por semana y lo hacemos a partir de las 8 menos cuarto de la mañana, antes de los horarios de las orquestas”, dice el violinista Elías Gurevich a modo de explicación. Y es que el Trío Argentino, que él integra junto a Jorge Pérez Tedesco en cello y Fernando Pérez en piano, es uno de esos pocos grupos.
Con un segundo disco recién editado por EPSA (el primero ganó el Premio Gardel del año pasado), el trío lo presentará en vivo el próximo lunes 10, a las 20.30, en el Teatro Colón. El programa (del disco y del concierto) es el Trío D 929 (Op. póstumo Nº 100) de Franz Schubert –una de las piezas clave del repertorio– y una obra genial y rara vez tocada en vivo en esta ciudad: el Trío Op 120 escrito por Gabriel Fauré en 1923. El concierto, además, será a beneficio de FUNI, Asociación para el Futuro de los Niños (transplantes y oncología infantil en el Hospital Italiano). “Lo principal es cómo nosotros entendemos el hacer música”, aclara Fernando Pérez. “En esta idea, cada vez es más importante el conocimiento mutuo y la continuidad.” Y Gurevich agrega: “No sé cuál es el huevo y cuál la gallina pero, en relación con la permanencia del grupo, también es un dato que a nuestros conciertos cada vez va más gente. Por un lado eso implica un fortalecimiento del grupo y, por otro, ese fortalecimiento también deriva en una mayor respuesta del público. Pero además la música de cámara ocupa un lugar cada vez más importante en el panorama artístico local y eso tiene que ver con que no somos los únicos que hemos logrado una continuidad de trabajo. Sobre eso, siempre recordamos la anécdota de un cuarteto de cuerdas en que el segundo violinista sólo hacia diez años que estaba en el grupo, y los demás hablaban de cómo todavía se notaba la diferencia”.
El Trío Argentino se formó en 1996 y su violinista cuenta algo que explica bastante bien las particularidades del grupo: “Durante el primer año no aceptamos conciertos. Era el tiempo necesario para empezar a conocernos. Por otra parte, este es el sexto año consecutivo en que tenemos un ciclo de ocho conciertos”. Y, a partir de la semana pasada, el Trío Argentino está al frente de otro proyecto: un programa que se difunde los martes a la noche por Radio Nacional y en el cual el grupo, además de tocar una obra cada vez, conversa con invitados y con el conductor, Claudio Morgado. Una síntesis posible la aporta el mismo Gurevich: “Yo con ellos la paso genial”. Los tres han tocado juntos en infinidad de ocasiones y reconocen como un comienzo formal la Sinfonietta que Gerardo Gandini dirigió en la década del noventa.
Fernando Pérez puntualiza, acerca de la repercusión del trío, que “en términos generales, los grupos que llegan del exterior traen repertorios muy standard, muy poco interesantes o, simplemente, muy iguales a lo que se escucha siempre. En ese sentido, nosotros somos más interesantes. Pero antes está la calidad. Si sonáramos peor que lo que la gente puede escuchar en un disco, en su casa, o cuando viene alguno de esos grupos extranjeros, la gente no nos escucharía. El público no va a los conciertos por razones de patriotismo sino para escuchar música. Así que la música tiene que ser buena”. Pérez Tedesco, por su parte, apunta que “es bastante difícil armar un grupo de cámara; uno puede tener la mejor buena voluntad pero hay condiciones imprescindibles y que rara vez se dan juntas. Primero, que haya un feeling entre los integrantes del grupo. También, coincidencias en los criterios para armar el repertorio. Y, después, el tiempo. Puede estar la propuesta, pueden estar las ganas, pero un grupo de cámara no se logra sólo estudiando. Que el grupo tenga una presencia en el escenario y una respuesta del público es, también, lo que alimenta las ganas para seguir encarando la profundización. El repertorio de trío está lleno de obras maestras, a lo largo de toda la historia. Y cada nuevo paso que se da en la profundización del estudio, abre el camino para enfrentar nuevas dificultades”.

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