ESPECTáCULOS › LA NUEVA GENERACION DE MUSICOS BRASILEÑOS CON PROYECCION MUNDIAL

Bossa nova del siglo XXI, clásica y moderna

Bebel Gilberto, Otto, Marisa Monte y Moreno Veloso, entre otros, encabezan una camada de artistas jóvenes que revitalizan actualmente la música popular brasileña (MPB), aportando nuevas texturas sonoras propias del futuro, sin dejar de lado la tradición.

Por Pablo Marchetti

MPB. Así, sin puntitos que indiquen que se trata de una sigla (no hace falta). En Brasil se sabe bien qué es la emepebé. Todo aquello que es canción, pero ni rock ni pop aunque tenga bastante de rock y de pop. Que no es samba aunque tiene bastante de samba. Que tiene también bastante de reggae, de hip hop, de folclore, de funk, de poesía concreta, de soul, de carnaval. Y a partir de la aparición de la música de edición, también tiene (y mucho) de música electrónica. Aunque no es nada de eso, al menos no exclusivamente. La MPB es una etiqueta a prueba de melódicos, estrellas del rock y del pop, aunque muchos de todos ellos vivan bajo su techo. Todo cabe en la MPB y por eso la MPB se renueva todo el tiempo.
A principios de los ‘90 la “nova MPB” tenía como grandes esperanzas a Carlinhos Brown, Marisa Monte, Arnaldo Antunes, Ed Motta, Cásia Eller, Daniela Mercury, Adriana Calcanhotto y, posteriormente, a Chico César y a Lenine. Todos ellos se convirtieron en figuras consagradas, por tanto los medios volvieron a hablar (como siempre) de una nueva generación MPB. Sobre el tema le preguntó el Jornal do Brasil a Luciana Mello (“una cantante y sólo cantante, como Gal Costa, Maria Bethânia e Nara Leao”, se entusiasma el autor de la nota), a quién definen como “la última revelación de la nova MPB” y heredera del ala soul del género, capitaneada por Tim Maia. Y al referirse a Seu Jorge, Paula Lima, Moreno Veloso, Patrícia Coelho, Bukassa, Andréa Marquee y Manu Bantu, Folha de Sao Paulo dice que se trata de “algunos de los más conceptuados nombres de la nova MPB.”
Mientras tanto, la Rede Globo (la cadena de televisión más importante del país) acaba de editar el disco O novo som do Brasil, un compilado con cinco bandas (tres temas de cada una) de las sesenta de todas las regiones de Brasil que desfilaron por el segmento con ese nombre que se emitía en el noticiero “Hoje”. Los grupos seleccionados fueron Ipsis Litteris, Guetsu, Berimbrown, Filhos de Jah y Funk Como Le Gusta. Los nombres son muchísimos y la fórmula buena “música + cosmopolitismo + regionalismo + modernidad” sigue siendo infalible. Si la “nova MPB” actual es la de la generación 2000, se puede decir que el 2000 en Brasil llegó en 1998, con la aparición del disco de Otto Samba pra burro. Pernambucano nacido en el Sertao, físicamente parecido a una mezcla del tenista Guga Kuerten y el cineasta Emir Kusturica, Otto vivió en Francia dos años tocando tambores en el Metro, fue percusionista de la primera formación de Naçao Zumbi, y con su álbum debut no sólo dio el salto del mangue beat (el movimiento nacido en aquel estado nordestino y creado por el fallecido Chico Science) a la MPB, sino que también sentó las bases de la MPB electrónica. En Samba pra burro toda la percusión está construida a bases de loops, pero de loops tocados por el propio Otto. Bueno, no todos, y ahí está también el secreto. Mezcla rara de maracatú con drum’n’bass, Samba pra burro tuvo tan buena recepción de crítica y público que dos años después de su edición apareció Changez tout: Samba pra burro dissecado, un disco de remixes, doble. Además, el álbum debut de Otto significó el primer éxito masivo de Trama, un sello independiente que en estos momentos edita a buena parte de la nova MPB. El nuevo milenio de la MPB comenzó entonces en 1998. Pero fue un año después cuando la cosa explotó.
No hay bar cool del mundo en el que, desde que apareció en 1999, no haya sonado el disco Tanto tempo de Bebel Gilberto. Sea en el Soho o en el Marais, en Malasaña o en Palermo. Poco más de cuarenta años después, la bossa nova sigue siendo “la música de la clase media intelectual”, como la definió uno de sus padres fundadores, Carlos Lyra. Y qué mejor que la hija de Joao Gilberto para demostrarlo. Si a principios de los ‘60 ser cool era ser arquitecto (como Tom Jobim), hoy quizá sea ser diseñador. Si entonces el cool ambient lo daba una big band de jazz, hoy lo dan los beats dealgún banco de loops. Pero la voz susurrada y la elegancia, al mismo tiempo mundana y regional siguen intactas.
El disco de Bebel Gilberto tuvo mucho más éxito en Europa y en los Estados Unidos que en Brasil. De hecho, Bebel (carioca, 33 años) vive en Nueva York desde principios de los noventa. Tanto tempo fue lanzado por Ziriguiboom, un sello belga que produce los discos del ala “extranjera” de la MPB, y distribuido mundialmente por Sis Degrees Records, tal vez la compañía independiente de vanguardia en todo lo que sea “músicas del mundo” combinada con electrónica. Además de Tanto tempo, ese mismo año también apareció Sao Paulo Confessions, disco solista de Suba, el productor del exquisito y archidifundido álbum de Bebel. Suba nació en Yugoslavia como Mitar Subotic y residía en San Pablo desde 1990. Fue productor, entre otros, de Arnaldo Antunes y de Marina Lima. En noviembre de 1999, meses después de la aparición de su debut como solista, murió en un incendio en su estudio-departamento. Su disco es una mezcla sutil de (una vez más) música electrónica con elementos de MPB, con la participación de Bebel Gilberto, Arnaldo Antunez y los poderosos Mestre Ambrosio entre otros.
Por Ziriguiboom también aparecieron los discos Outro Lado, de Zuco 103 (trip hop y ambient con toques MPB; los alemanes Stefan Kruger y Stefan Schmid que tocan y programan, y la brasileña Lilian Vieira que canta maravillosamente; todos ellos residen en Amsterdam) y los dos de Bossacucanova, el proyecto que forman el bajista Márcio Menescal, el tecladista Alexandre Moreira y el DJ Marcelino DaLua. Su primer disco (Bossacucanova Revisited Classics) es, como su nombre lo indica, una visita a los clásicos del género, aggiornadas a pura actitud bossa nova 2000. El segundo (Brasilidade) sigue la misma línea, pero con algunas composiciones propias, escritas a dúo con Roberto Menescal, padre de Márcio y estrella de la línea fundadora de la bossa original.
La cantante Andréa Marquee tiene 25 años y una voz increíble. Su disco debut, Zumbi, apareció en 1999 por el sello inglés Stermusic y tal vez por eso tampoco tuvo en Brasil la difusión que sí tuvo en Europa. Zumbi es “una mezcla de música electrónica y MPB”, según sus propias palabras. Pero aquí electrónico no significa ninguna de las variantes “tecno”, sino algo más parecido al mangue beat nordestino de Otto. De hecho, el pernambucano participa como percusionista y un tema está producido por Apollo 9, el mismo de Samba pra burro. Pero la mayoría tienen producción de Rica Amabis, una banda que publicó su hasta ahora único álbum (Sambadelic) por el mismo sello. En ese disco hay un tema cuyo título es toda una declaración de principios de la nova MPB: se llama “Drum’n’sambass” y contiene samples de Paulino da Viola.
Otra característica fundamental de la nova MPB es la explosión de los sellos independientes y la comercialización de la música en la era posNapster. En la página de Trama, sin duda el sello más importante de Brasil hoy, se pueden adquirir los discos, pero también los temas de a uno, y así existe la posibilidad de armar su propio compilado personal. Aunque más pequeño que Trama, otro sello importante es el paulista YB, creado por Mauricio Taglari y Luca Raele (ambos integrantes del grupo Nouvelle Cuisine), junto al ingeniero de sonido de Samba pra burro, Cacá Lima. El lema del sello, una vez más, es “mezclar la variedad rítmica y melódica de la MPB con lo más avanzado del sonido electrónico”, según sus responsables. El grupo más importante de este sello es Shiva Las Vegas.
Si hay algo que las sucesivas “novas MPB” tuvieron en común fue la gratitud absoluta de los “novos” con los consagrados, a quienes consideran sus maestros. A algunos más que otros, claro, pero desde que Djavan transformó a Caetano en verbo con su “caetanear” de la canción “Sina”, no existió más que respeto hacia los mayores. Además, si hay una característica excluyente de la MPB 2000 es el respeto por los mayores. Nohay más que revisar los covers: Bebel cantando a Chico Buarque, a Vinicius y a Baden Powell; Andréa Marquee a Caetano y a Jorge Ben; Bossacucanova a todos los clásicos de la bossa; Zuco 103 (como antes Chico Science) versionando “Maracatu atomico”. La nueva generación MPB se plantea su existencia en la historia de la música brasileña, en relación con su propia lectura del pasado.
Ese pasado, en muchos casos, está en el mismo ADN de los músicos. No es casualidad que muchos de los máximos exponentes de la nova MPB sean hijos de glorias de la eterna MPB. Bebel Gilberto es hija de Miúcha y de Joao Gilberto. Márcio Menescal (de Bossacucanova) es hijo de Roberto Menescal. Moreno Veloso (que con Moreno + 2 grabó el año pasado el muy buen álbum Máquina de escrever música) es hijo de Caetano Veloso. Davi Moraes (ex guitarrista y ex novio de Marisa Monte, actualmente solista) es hijo de Moraes Moreira. Pedro Mariano (un cantante que luego de su muy buen debut, Voz no ouvido, que vendió más de 100.000 copias, está grabando su segundo disco, también para Trama) es hijo del pianista de jazz fusión y ex arreglador de Milton Nascimento César Camargo Mariano. Y Max Viana (una de las jóvenes promesas MPB según Folha) es hijo de Djavan.
No hay nada más cool para un novo MPB que rescatar a un MPB olvidado o no valorado en su justa medida. Marisa Monte montó un sello, Phonomotor, para esta tarea artístico-antropológica y su primer lanzamiento fue Tudo azul, el álbum debut de la Velha Guarda de Portela (una escola do samba tan tradicional como olvidada) que produjo hace dos años. Ahora le suma dos nuevos lanzamientos de dos sambistas portelanos: Jair do Cavaquinho y Argemiro Patrocínio, de 79 y 81 años respectivamente. Algo así como un Boa Vista Social Clube. Pero no es la única. Ziriguiboom editó el año pasado Samba, el primer disco en estudio que graba el legendario Trio Mocotó desde 1977. El Trio Mocotó es una banda de “samba-soul-beat” (según se autodefinen) que a fines de los 60 participó en la grabación de dos discos de Jorge Ben, 1969 y Forca bruta, que incluía la versión original del megahit “País tropical”. A esto hay que sumarle el redescubrimiento de Tom Zé por parte de David Byrne: el ex tropicalista modelo 67 editó por Luaka Bop su disco Con defeito de fabricacao (1998), poco después de el relanzamiento por el mismo sello de un compilado de Os Mutantes, la banda de Rita Lee y los hermanos Dias-Baptista, pioneros de la psicodelia tropical que desde hace algunos años es objeto de culto entre los rockers alternativos norteamericanos, desde Sonic Youth a Nirvana.
Como entonces Stan Getz con Joao Gilberto o Frank Sinatra con Tom Jobim; o como más adelante Milton con Wayne Shorter y Herbie Hancock, la fascinación de los músicos norteamericanos por la MPB continúa intacta. Lenine grabó con Living Colour en su flamante tercer álbum, Falange caníbal; por los sucesivos discos de Marisa Monte desfilaron Ryuichi Sakamoto, Marc Ribot, John Zorn y Laurie Anderson, entre otros. Y en el álbum que está grabando Pedro Camargo Mariano participan como invitados el guitarrista de jazz Mike Stern y el ex baterista de Miles Davis y de Parliament Funkadelic, Dennis Chambers.
La MPB siempre tuvo esa condición cosmopolita, apoyada por un lado en el mito que dice que todo brasileño es un potencial buen músico, y que todo músico brasileño es bueno. Pero fundamentalmente por una realidad, que indica que, así como ocurre con el fútbol, la música brasileña sigue siendo una cantera inagotable de talentos. A principios de este año, cuando se eligieron los mejores discos de 2001, los críticos del influyente The New York Times incluyeron en su lista Changez Tout - Samba pra Burro Dissecado, de Otto, el tributo a Moacir Santos Ouro Negro y el compilado de funk carioca Tá Dominado! en la categoría “los diez mejores artistas desconocidos del año”, dedicado a álbumes independientes o fuera de los circuitos más comerciales. La música de Otto sonó en desfiles de Prada y Versace en Estados Unidos y entre sus fans se encuentran loshermanos Gallagher, de Oasis. Mientras tanto, Zumbi, de Andréa Marquee llegó a estar tercero en el ranking europeo de “world music”.
El espíritu cosmopolita y la puesta al día con las nuevas tendencias se expresa también en la cantidad de discos de remixes que tiene la nova MPB. Al ya mencionado álbum doble de Otto hay que sumarle Tanto tempo remixes (sobre Tanto tempo, de Bebel Gilberto) y The Other Side of Outro Lado (sobre Outro Lado, de Zuco 103). Además, aparecieron también el disco doble CSNZ que incluye el primer trabajo de Naçao Zumbi después de la muerte de Chico Science más versiones en vivo en uno, y remixes en otro; y Rita Releeda, un disco de remixes de Rita Lee que fue publicado en el país hace un par de años. Estos dos últimos no son remixes de artistas nuevos, pero sí sirven como un muestrario de la nueva escena electrónica brasileña, que también triunfa en el mundo y que tiene muchos lazos con la nova MPB. Los nombres más importantes son DJ Marky, DJ Mau Mau, Mad Profesor, Apollo 9, DJ Soul Slinger y Mario Caldato Jr, productor brasileño de Beastie Boys.
A pesar de la histórica buena recepción que tuvieron los artistas de MPB en la Argentina, los discos de la nova MPB prácticamente no fueron editados en el país. Y, paradójicamente, los que sí se editaron tuvieron buena recepción en el devaluado y acorralado mercado local. Acqua Records distribuyó Tanto tempo, y Random hizo lo propio con Máquina de escrever música, de Moreno Veloso. Los demás fueron algunos intentos aislados de multinacionales, como Público de Adriana Calcanhoto (que sonó mucho gracias a su versión de “Clandestino”, la canción de Manu Chao) y Memorias, crónicas y declaracoes de amor, de Marisa Monte, a esta altura una consagrada más, que bien podría integrar el mismo lote que Caetano Veloso y Djavan. Justamente acaban de aparecer los discos más recientes de Caetano (Noites do Norte ao vivo) y Djavan (Milagreiro), los últimos lanzamientos de artistas brasileños en Argentina. También estaba previsto para principios de año la edición del DVD de Marisa Monte que apareció en Brasil a fines de 2001. Pero tanto para eso como para el lanzamiento de los demás (y muy buenos) artistas de la nova MPB habrá que esperar. Tal vez hasta que el dólar se estabilice. O tal vez hasta que dejen de ser novos para transformarse en consagrados.

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Moreno Veloso debutó con “Máquina de escrever música”.
 
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