ESPECTáCULOS › HABRA CUOTA DE PANTALLA Y MEDIAS
DE PERMANENCIA PARA LA PROTECCION DEL CINE ARGENTINO

“La libertad de mercado se volvió una dictadura”

Así definió Jorge Coscia, presidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, la situación de avasallamiento al cine argentino que llevó al organismo a decidir medidas de regulación. La resolución se firmará la semana próxima, ante la falta de una solución de consenso.

 Por Roque Casciero

El Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) resolvió finalmente establecer una cuota de pantalla y una media de permanencia para los estrenos de cine nacional, anunció ayer el presidente del organismo, Jorge Coscia. La firma de la resolución será “el lunes o martes” próximo, le adelantó Coscia a Página/12. La medida, largamente reclamada por los distintos sectores del cine argentino –directores, productores, actores y técnicos–, apunta a proteger a los films nacionales ante el avasallador bloqueo de pantallas que producen las superproducciones de Hollywood, como Shrek 2 y Harry Potter y el prisionero de Azhkaban, lanzadas simultáneamente con centenares de copias, que desplazan a las películas argentinas, aun las más exitosas. Durante las últimas semanas, el Incaa convocó a varias reuniones entre las distintas partes interesadas, entre ellas los representantes de los circuitos de exhibición y de las multisalas (la mayoría de capitales extranjeros), pero ante la falta de una solución de consenso, el Instituto decidió recurrir a los instrumentos que le otorga la Ley de Cine y priorizar la protección del cine argentino.
“Si la libertad de mercado se transforma en dictadura de mercado, la libertad de elegir del espectador desaparece”, explica Coscia. “Y los que pierden son quienes valoran el cine y, por supuesto, nuestra industria. Hablamos de defender el trabajo de los argentinos, no de obligar a la gente a ver un cine que no le interesa.”
–¿Cuáles serán los porcentajes de cuota de pantalla y de media de permanencia?
–Todavía no los tenemos. Lo que puedo adelantar es que van a funcionar distintos porcentajes y que estamos estudiando diferencias por tamaño de salas.
–¿Cómo se va a instrumentar la regulación?
–A través de una resolución del Instituto. Hubo un diario que dijo que hace falta un decreto, que vamos a tardar mucho y que no vamos a ponernos de acuerdo: mentira, lo sacamos con una resolución del Incaa.
–De hecho, la Ley de Cine habla de cuota de pantalla...
–Es cierto. Lo que vamos a hacer es reglamentarlo con las herramientas jurídicas de las que disponemos; entre otras, la Ley de Cine. Pero no queremos adelantar mucho porque no nos extrañaría que aparezcan algunas chicanas leguleyas de parte de quienes se oponen a la regulación. Lo que vamos a hacer es establecer medidas razonables, porque si tiramos medidas locas, como que una película se quede dos semanas aunque no haya gente, en seis meses liquidamos el fondo de fomento. El Instituto se sostiene con el 10 por ciento de todas las entradas de cine. Y la recaudación aumentó. Entonces, lo que tenemos que lograr es un equilibrio, que no vamos a conseguir en un mes. Debemos tener una cuota de pantalla que garantice que todas las películas argentinas se estrenen, una media de sala que logre que las películas que la gente quiere ver se mantengan y, al mismo tiempo, que se mantenga o crezca la cuota global. Porque si ésta baja y nosotros subimos en el porcentaje, nos jodemos: vamos a tener que pagar más subsidios y vamos a tener menos plata. Esto es como un juego de palitos chinos. La medida regulatoria brasileña es sólo de cuota de pantalla; la nuestra va a ser de cuota de pantalla más blanda que la brasileña, pero con cuota de permanencia, que es lo que ellos no tienen y que es lo más eficaz.
–Una trampa para estas regulaciones es no vender entradas para las películas argentinas con el argumento de que la función está agotada y así bajar la cuota de permanencia. ¿Cómo se puede controlar eso?
–Bueno, no hay control policial ni fiscalizador perfecto. Nosotros tenemos un plan concreto: vamos a tratar de firmar un convenio con la Federación de Productores y con el sindicato de técnicos, para establecer una suerte de contralor de hecho, no policial, para que cuando detectemos irregularidades podamos enviar fiscalización. El Instituto tiene una gerencia de fiscalización, que es la que controla que las rendiciones de las salas de cine sean las verdaderas. Sabemos que hay una tasa de evasión considerable y la estructura del Instituto ha llegado al tope de su capacidad para optimizar esto. Pero tampoco es tan fácil trampear. Y cuando lo detectemos habrá multas serias... y algo más. Como prevé la Ley de Cine.
–¿Por qué no anunciaron las medidas regulatorias el miércoles, cuando el Presidente hizo entrega de los primeros pagos por subsidios incumplidos durante las administraciones anteriores?
–Porque no queríamos que el Presidente tuviera que meterse en chiquitas. Fíjese lo que pasó en el tema de los ferrocarriles: el anuncio no lo hizo el Presidente, lo hizo Julio De Vido. El Presidente plantea la política general y el Instituto tiene la obligación de darle el contenido concreto al espíritu de la palabra presidencial. ¿Por qué no lo largamos antes? Porque no había consenso en la opinión pública. Si lo largábamos en un momento en el que no había películas argentinas con público, la gente hubiera dicho: “¿Qué están haciendo estos tipos?”. Ahora no quedan dudas, gracias a Luna de Avellaneda, a Los guantes mágicos, a La niña santa. Gracias a algunas de esas películas sacrificadas por esta tiranía de mercado, ahora podemos decir con firmeza que estamos seguros de que tenemos un cine que la gente quiere ver.
–En las últimas semanas hubo negociaciones con los exhibidores. ¿Por qué no se llegó a un acuerdo?
–No se llegó a nada porque supongo que no están en condiciones de explicar a sus superiores extranjeros por qué se autorregulan, sobre todo los multipantallas, que manejan la mayor porción del mercado. Las grandes empresas son, ideológicamente, enemigas de las regulaciones. Nosotros lo entendemos, pero estamos en el lugar de la política pública y del Estado. Cuidado: nosotros no queremos cuadruplicar el porcentaje y que se achique la cifra global. Por eso les hemos llevado tranquilidad a los exhibidores, diciéndoles que a nosotros nos conviene que ellos ganen dinero. Pero no queremos que eso se haga a costillas de la desaparición del cine argentino.

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Las multisalas son de capitales extranjeros y privilegian las superproducciones de Hollywood.
 
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