ESPECTáCULOS › EL NUEVO CICLO DE ANTONIO GASALLA, POR AMERICA

La apuesta a los mismos gags

Gasalla en pantalla cumple con lo que prometió su conductor: “No voy a innovar en nada”. La audiencia, igual, responde.

 Por Emanuel Respighi

“Esta vuelta no pienso innovar en nada. Vuelvo como lo hacen Tinelli, Susana, Pergolini, Mirtha todos los años: haciendo lo mismo que hago desde que estoy en la tele”, dijo hace poco más de una semana Antonio Gasalla, al presentar Gasalla en pantalla (viernes a las 22, por América), su nuevo ciclo humorístico. Pero lo que parecía una broma cargada de sarcasmo contra las estrellas televisivas del nuevo milenio, se terminó por materializar en la más acabada realidad el viernes último, luego de emitirse el primer envío del ciclo. Es que en el programa que marcó el regreso del capocómico a la TV con ciclo propio, pocas fueron las sorpresas con las que se encontró el televidente: el primer envío de esta nueva etapa en América no fue más que una permanente sucesión de sketches que invariablemente retrotrae a los espectadores a los anteriores programas que supo encabezar Gasalla años atrás. Sin embargo, hay un dato que muestra que la atracción del humorista aún se mantiene inalterable, pese a todo: el ciclo midió los nada despreciables 10,7 puntos de rating para América. Habrá que ver si el cómico logra mantener en el tiempo el nivel de audiencia.
La expectativa que había causado el comienzo de un nuevo programa humorístico –en una época en la que escasean en la TV ciclos del género– se transformó rápidamente en desilusión a medida que Gasalla en pantalla avanzaba. Porque si hay algo por lo que se destaca el ciclo es por su poca creatividad e imaginación para ofrecerle al público algo novedoso. Es que el programa no intenta siquiera innovar en materia narrativa (tal como hizo, bien o mal, Poné a Francella hace unos años, cuyo próximo año tiene asegurado un lugar en la pantalla de Telefé), perdiéndose en una continuación parsimoniosa de sketches, que nada ayuda a que los espectadores cumplan con el leitmotiv del ciclo: reírse (cuestión que se satisface casi exclusivamente con el lúcido monólogo de apertura).
Lo más significativo de la primera emisión es que Gasalla usa como principal herramienta atractiva a la misma galería de personajes que años atrás lo elevaron a la categoría de capocómico, pero que por viejos conocidos ahora apenas si entretienen. En el primer envío, el humorista decidió pisar en tierra firme e ir a lo seguro, valiéndose de sus personajes más ilustres. A lo largo de la hora desfilaron por el programa Soledad Dolores Solari, Yolanda, Bárbara Don’t Worry –con Moria Casán como invitada estrella– y la entrañable Mamá Cora, el personaje que dos veces por semana hace ruborizar a Susana Giménez en su programa indagando en la intimidad de la diva. No hubo siquiera una sola caracterización nueva. Una verdadera pena, teniendo en cuenta la vasta capacidad que posee Gasalla a la hora de construir delirantes personajes grotescos, esas caricaturas extirpadas de la vida cotidiana argentina que tan bien supo edificar.
A la decisión de ir a lo seguro y no apostar a la renovación se le suma, además, otro hecho no menos importante: la absoluta soledad actoral en la que se mueve el cómico. Cuestión económica o asunto profesional, lo cierto es que la totalidad de los gags humorísticos del programa reposan únicamente sobre las espaldas de Gasalla. Lejos quedó el tiempo en el que al cómico lo acompañaban prominentes figuras devenidas del under, como Humberto Tortonese, Juan Acosta o Alejandro Urdapilleta. En Gasalla en pantalla, en cambio, el humorista está acompañado de unos pocos actores desconocidos salidos de un casting previo. No es casualidad que el sketch más logrado fue el que Gasalla, en la piel de Yolanda, compartió con Verónica Llinás, la única capaz de oficiar con aplomo de partenaire del humorista. La salvedad al espíritu conservador con el que se tiñó el primer envío la cumple la entrevista que, en un tono más serio, el humorista le hace a alguna figura de la política, la cultura o el deporte nacional, aun cuando el reportaje no sea su fuerte. “Este puede ser –analizó Gasalla en el monólogo de actualidad que hace de apertura– elprimero de un largo ciclo. O el primero de dos programas. O el primero de un ciclo de un programa.” Broma o no, lo cierto es que el andar futuro del ciclo depende del mismo Gasalla. Talento, se sabe, le sobra. Sólo debe apostar a la renovación.

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Los personajes de este ciclo ya son conocidos por el público.
 
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